C on el curso político terminado –al menos la actividad parlamentaria, hasta que se reanude en septiembre– ya han comenzado los tiras y aflojas en torno a la negociación de los Presupuestos de España para el 2021 y quien sabe si para toda la legislatura. Las prórrogas presupuestarias se han convertido ya en costumbre en este país, ante la falta de mayoría parlamentarias estables. Lo curioso es que esta vez han sido los socios del Gobierno de coalición, PSOE y Podemos, los que han dado las primeras muestras de tener estrategias distintas, aireando públicamente las diferencias, sobre cómo ha de enfilarse la elaboración de esas futura cuentas, que sin duda marcarán la actualidad política de los próximos meses. Y, por lo que se ha visto y oído en las últimas horas, el grado de comodidad con el que Pedro Sánchez y Pablo Iglesias convivirán en Moncloa.

Los socialistas quieren abrir el diálogo y el potencial pacto a todos los partidos. A través de su ministra de Hacienda y portavoz, María Jesús Montero, han subrayado que no está excluido ni el PP, que tendrá su hueco en la agenda de las primeras reuniones. Iglesias, el vicepresidente y jefe de Podemos, ha replicado que de eso ni hablar, que no son compatibles con ellos y miran a los socios de investidura. La ministra de Defensa, Margarita Robles, tampoco sostuvo la tesis de Iglesias y alegó ayer la necesidad de negociar los Presupuestos con todas las formaciones, sin «descalificar» a ninguna de ellas con el objetivo de sacar adelante unas cuentas que permitan «reconstruir» el país.

Pero todo esto no parece convencer a Podemos, que ya tuvo sus problemas para aceptar que los naranjas tuvieran un papel protagonista durante el estado de alarma. Según ellos, lo que conviene es ir por el camino más corto y menos complejo (a priori), que es buscar directamente el entendimiento con los socios de la investidura y, por tanto, evitar tentaciones con la derecha. De momento a través del propio Iglesias dan réplica al llamamiento que el PSOE ha hecho al PP, al que vetan sin duda.

Fuentes cercanas a la dirección morada aseguran que la idea del Gobierno de coalición es, «desde hace semanas», buscar el apoyo de la «mayoría parlamentaria igual o similar a la de la investidura». No es lo que transmite la parte socialista del Ejecutivo. H