"Rumbo 2023". Pedro Sánchez quiere pasar página del desastre del 4-M en Madrid y poner la vista en el segundo tramo de la legislatura, hasta finales de 2023, como les dijo a los miembros de su ejecutiva el jueves, en la reunión en la que analizó los pésimos resultados del PSOE "con autocrítica", admitiendo "errores" propios —fallos de comunicación y de estrategia— y aciertos de la candidata del PP, Isabel Díaz Ayuso. Pero al tiempo el presidente insistió en que más que nunca mantiene su compromiso de agotar su mandato y "cumplir con el programa de gobierno", porque lo importante es que la coalición "funcione hasta el final". Sobre esas bases quiere operar el jefe del Ejecutivo, también para exhibir "estabilidad" ante la Unión Europea y los mercados y fortalecerse internamente para lidiar con un Pablo Casado que se siente crecido tras la arrolladora victoria de su partido en Madrid.

Sánchez no quiere que el 4-M le contamine su acción de gobierno y tiña el clima político, como busca el PP. Por eso rehuyó a los periodistas en la Cumbre Social de la UE celebrada este viernes y sábado en Oporto. "España está mirando única y exclusivamente a lo que es importante, la salida de la emergencia sanitaria y el impulso para la recuperación económica y la creación de empleo", señaló a los medios a su llegada al cónclave, despachando con un "gracias" las preguntas sobre Madrid. Y al término, este sábado, evitó dar una rueda de prensa.

El presidente confía en que la aceleración de la vacunación (esta semana se alcanzó un nuevo récord: 573.014 dosis en un día), el fin de la pandemia y la apertura económica que seguirá a la caída del estado de alarma lograrán dar la vuelta al ambiente adverso generado por el triunfo arrollador de Ayuso. Pero en paralelo busca reforzar los pilares de su Gobierno. En su equipo insisten en que la interlocución y la convivencia "está siendo ya y seguirá siendo más sencilla" con Yolanda Díaz como jefa del sector morado, y no prevén que el ascenso de Ione Belarra al liderazgo de Podemos aporte más turbulencias. La propia Díaz insiste, en público y en privado, en que priorizará "mimar", "cuidar" la coalición. Y así se lo ha expresado ya a Sánchez en los encuentros informales que ha mantenido con él tras la marcha de Pablo Iglesias a la fracasada carrera electoral madrileña.

El estilo de la vicepresidenta tercera es distinto. El exlíder de Podemos creía que su formación conquistaba mejor sus objetivos programáticos aireando sus discrepancias con el PSOE y tensionando la relación. Díaz, en cambio, está convencida de que el ruido "mina la credibilidad de los dos partidos y del proyecto", subrayan en su entorno. Prefiere ser dura en las negociaciones puertas para dentro, sin dar publicidad a las diferencias. "Yolanda es una cara más amable, tiene más callo y más oficio", corresponden desde el círculo del presidente. Sánchez quiere escenificar esa "unidad y cohesión" de su Ejecutivo, y la última prueba fue la foto con sus cuatro vicepresidentas el viernes en la Zarzuela, en el despacho en el que detallaron al Rey el Plan de Recuperación. "No hablamos de nuestro socio: lo protegemos", enfatizan gráficamente fuentes muy próximas al presidente.

Escenario de "más tranquilidad"

Con esa imagen conjunta, el líder socialista pretende encapsular el 4-M, poniendo a resguardo la coalición. También de cara a la negociación con el PP para rematar el pacto institucional. La Moncloa volverá a conversar en nombre de los dos socios si Casado se aviene a la renovación del Consejo General del Poder Judicial y del resto de órganos pendientes de relevo. En el entorno del ministro de Justicia, Juan Carlos Campo -que ya ha contactado con su interlocutor con el PP, Enrique López, tras el 4-M-, confían en que un escenario de "más tranquilidad", sin elecciones a la vista, propicie el acercamiento, y esperan que Casado no suba el precio del acuerdo. "Puede pactar sin que lo atenace el miedo a Vox, al que ha barrido en Madrid", abundan en la Moncloa.

PSOE y Unidas Podemos son conscientes de que tienen que proyectar fortaleza "hacia la UE y hacia los mercados", dicen en la Moncloa, en un momento fundamental, cuando Bruselas tiene que examinar el Plan de Recuperación para comenzar a liberar los 140.000 millones de euros, claves para levantar la economía. Miembros del Gobierno han sido preguntados por las autoridades comunitarias por la solidez de la coalición y por la "estabilidad de la legislatura". "Hay que dar seguridad de que las reformas se van a aprobar", manifiesta una ministra. Y para ello el Ejecutivo ya está trabajando con las comunidades sectorialmente para repartir los fondos, para allanar el terreno con los aliados parlamentarios, que ya le han pedido que se vuelque con ellos, una vez la alternativa de Cs se ha evaporado.

En la ecuación es necesaria ERC. Pero esa variable no se despejará hasta que se forme un nuevo Govern en Catalunya presidido por Pere Aragonès, y este quiere que, de momento, sea en solitario, posibilidad ante la que el Ejecutivo se muestra prudente y a la expectativa. Después se volvería a reunir la mesa de diálogo, pero el Gobierno aún tiene que decidir cuándo lanzar la reforma de la sedición y resolver los indultos de los líderes del 'procés', ya que se espera que el Supremo emita su informe preceptivo, aunque no vinculante, en los próximos días. En la Moncloa insisten en que "no hay novedad" sobre estas dos cuestiones. Siguen en suspenso.

"Vacunar, impulsar la recuperación económica, gastar bien los fondos europeos y mantener una política social vigorosa", resumen en el entorno de Sánchez. El presidente quiere recuperar su agenda, mostrar la fortaleza de la coalición y exhibir unidad. Alejarse del 4-M ya.

Sin comparecencia tampoco en Atenas

La duda es si podrá conseguirlo. Salvo que la Moncloa altere el itinerario previsto, Sánchez no comparecerá tampoco en Atenas tras reunirse este lunes con el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, de modo que habría que esperar a sus primeras palabras sobre la hecatombe en Madrid a la sesión de control del miércoles en el Congreso. ¿Y cabe sacarse algún conejo de la chistera para retomar el pulso? La estrategia se guarda con celo en el círculo más íntimo del líder socialista. No sería extraño, pero algunos cargos entienden que no es momento de "fuegos artificiales", sino de "un trabajo ordenado y serio".

Sánchez tiene pendiente convocar el debate del estado de la nación -el último que acogió el Congreso fue en 2015, y desde entonces no ha habido más por la sucesión de legislaturas cortas, investiduras fallidas y elecciones generales-, como le ha pedido Casado. Pero es una batalla parlamentaria complicada, y más con socio mayoritario del Gobierno, el PSOE, muy tocado por las urnas, así que "se le puede volver en contra". La formación además se encuentra sumida en turbulencias internas, con el doble frente andaluz y madrileño abierto. El congreso federal del partido, el otro escaparate que tradicionalmente los líderes aprovechan para renovar proyecto y caras, queda aún algo lejos, pues se celebrará el 15, 16 y 17 de octubre en Valencia. Lo que aún no contempla el jefe del Ejecutivo es una crisis de gobierno, según coinciden distintos miembros de su Gabinete.

La Moncloa sí quiere relanzar la agenda legislativa, que había quedado paralizada primero por las catalanas del 14-F y luego por las madrileñas del 4-M. La Vicepresidencia Primera, que dirige Carmen Calvo, está a la espera del informe del Consejo General del Poder Judicial sobre la Ley de Memoria Democrática, el último antes de que el Consejo de Ministros remita el proyecto a las Cortes. La número dos está todavía acercando posturas con el Ministerio de Igualdad de Irene Montero para presentar la ley LGTBI, que integrará el capítulo dedicado al colectivo trans, el que más tensiones ha provocado en la coalición. Calvo quiere que se dé impulso a la ley de igualdad de trato -que los socialistas llevaron al pleno del Congreso a través de su grupo- y que el Ejecutivo promueva la abolición de la prostitución, postura que suscita división dentro de los morados.

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Los socios también se hallan negociando desde hace meses la ley de vivienda. En Transportes indican que se aproximan lentamente posiciones, pero el ministro José Luis Ábalos no se mueve por el momento de su tesis de que es mejor incentivar al arrendador y no regular los precios de los alquileres.

Sánchez se halla ante el peligro de un cambio del tablero de juego. Pero, como dicen en su entorno, es un dirigente "con nervios de acero, que jamás actúa en caliente y que es un gran administrador de los tiempos". Tiene en sus manos pulsar el botón de elecciones, pero, entretanto, le queda, reiteran los suyos, "gestionar, gestionar y gestionar" y confiar en que para el ciclo de autonómicas y municipales y generales -por este orden, recordó Ábalos el jueves-, en 2023, el clima torne a su favor.