El Ministerio de Asuntos Exteriores está razonablemente satisfecho de los avances que está logrando gracias a a “diplomacia discreta” para reconducir la relación con Marruecos hacia la normalidad.

Así lo han subrayado fuentes del Ministerio a las que no les consta que la ministra, Arancha González Laya, haya mantenido ningún contacto con su homólogo marroquí, Nasser Bourita, en las últimas semanas, en las que sí habría habido contactos habituales discretos a otros niveles, aunque no han querido dar detalles.

Exteriores estaría así intentando reconducir la relación tras la crisis provocada por la presencia del líder del Frente Polisario en un hospital de Logroño y la avalancha de inmigrantes irregulares sobre Ceuta de los días 17 y 18 de mayo. Desde entonces, Marruecos llamó a consulta a su embajadora en Madrid, Karima Benaych, y subrayó que la crisis no se había producido por la presencia de Gali en España sino a la “indefinición” española sobre el Sáhara Occidental.

En respuesta, España ha mantenido en su puesto al embajador en Rabat, Ricardo Díaz Hochleitner, y ha subrayado que la posición española sobre el Sáhara “es constante, no ha cambiado y no va a cambiar”, como aseguró el pasado miércoles González Laya en el Congreso de los Diputados. España también ha recordado que la relación con Marruecos se basa en muchas áreas de cooperación, que es beneficiosa para ambos, y que precisamente España es el gran valedor de Marruecos ante la UE.

Preguntadas por el comunicado de Marruecos hecho público este viernes en el que critica la supuesta “instrumentalización” del Parlamento Europeo, después de que la Cámara condenara la utilización de miles de migrantes, incluidos niños, para presionar políticamente a España, las fuentes de Exteriores se han limitado a recordar la independencia de criterio y la libertad de la Eurocámara para difundir sus posiciones. Lo que para Marruecos es una “tentativa inútil” de “europeizar” el conflicto, para España es simplemente producto de la realidad del conflicto y de la realidad política y geopolítica que supone que España sea frontera exterior de la UE.

Exteriores tampoco concede demasiada importancia al hecho de que se esté estudiando la posibilidad de acabar con el régimen especial de Ceuta y Melilla y su plena integración en el espacio Schengen y la unión aduanera planteado el jueves en Ceuta por el secretario de Estado para la UE, Juan González-Barba. Según las fuentes, se trata solo de una de las opciones que se están estudiando para mejorar la situación de las ciudades autónomas y su recuperación económica tras la pandemia, por lo que es prematuro valorar dicha posibilidad, que supondría exigir visado a todos los marroquíes que diariamente cruzan la frontera desde las zonas colindantes a Ceuta y Melilla.

No obstante, las fuentes han subrayado que, para Exteriores, sigue siendo muy importante la cooperación con Marruecos en la gestión de las fronteras y eso por ello por lo que se están barajando diversas opciones.