Tiempo y espacio juegan en contra. El llamamiento público por parte de la familia Zimmermman tiene como objetivo "poder cerrar este horroroso crimen". De ahí que supliquen que el buque Ángeles Alvariño rastree de forma exhaustiva hasta el último rincón del fondo oceánico y que no se interrumpa esta labor por compromisos de trabajo, económicos o técnicos, recuperar los cuerpos y tener paz.

La campaña de petición de firmas lanzada por la familia Zimmermman en la plataforma Change.org, suplicando que no cese la búsqueda de los cuerpos de la pequeña Anna y de su presunto asesino, Tomás Gimeno, superaba al cierre de esta edición nada menos que las 245.000 adhesiones. "Para poder cerrar este horroroso crimen es necesario encontrar el cuerpo de la pequeña Anna y el de su asesino", reza en el texto que acompaña la solicitud.

Esta súplica, que firma Joaquin Amills Bonet, portavoz de la madre de las pequeñas, Beatriz Zimmerman de Zárate, insiste en la necesidad de que se rastreen "todas las zonas de sus posibles ubicaciones, de forma exhaustiva y así quede avalado por los investigadores de la Guardia Civil", al tiempo que solicitan que la batida en busca de los cuerpos "no se interrumpa por otros motivos como puedan ser compromisos de trabajo, económicos o técnicos". Eso, después de haber solicitado varias prórrogas para que el buque Ángeles Alvariño permaneciera en aguas de la Isla. Precisamente, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, se comprometió con Beatriz, a la que llamó por teléfono tras el hallazgo del cuerpo de Olivia, en el sentido de que la búsqueda no iba a cesar hasta encontrarlos y, además, que se iban a poner todos los elementos necesarios para barrer la zona marcada por la Guardia Civil.

La familia sostiene que no podrá tener paz "hasta recuperar el cuerpo de la pequeña y, sobre todo, el del presunto asesino", porque entiende que esa circunstancia representaría «un dolor, una angustia y un horror añadido, en este caso para la víctima, que es la madre, Beatriz Zimmerman, ante la remota idea de que "semejante monstruo siga con vida".

Lo cierto es que la implicación del Instituto Español de Oceanografía (IEO) en la resolución de este caso ha obligado al buque a variar el plan de trabajo que estaba prestablecido. Así, tras programar hasta mediados del mes de junio su presencia en el rastreo de los fondos de las aguas tinerfeñas, el buque debía haber puesto proa a la bahía de Cádiz para participar en el proyecto Isunepca 0621, que tiene como objetivo principal estimar la abundancia de cigala a través de vídeos submarinos, hasta el día 26 de junio. A continuación, el Ángeles Alvariño tenía en su hoja de ruta navegar hacia Palma de Mallorca, donde hasta el 15 de julio se embarcaría en una campaña enmarcada en la línea de investigación sobre ecología larvaria del atún rojo en el Mar Balear.

Además de estos compromisos, y de la probable marcha del buque -a punto de cumplir un mes de rastreo-, se suma el agotamiento del robot-submarino ROV Liporus 2000, que ya ha tenido que parar su actividad por razones técnicas y que cuenta en la ciudad de Vigo con su particular clínica. La búsqueda de una alternativa resulta ahora un tema urgente.