Ya estamos dentro, por fin, non foi sen tempo”, bromea, nada más traspasar el portalón del pazo de Meirás, Juan Pérez Babío, nieto de Josefa Portela, expulsada de su casa en 1938 para ampliar la finca de este bastión del franquismo que la Justicia ha devuelto al Estado. A su lado, Manuel Monge asiente sonriente. Él fue uno de los impenitentes que durante décadas se manifestó extramuros para exigir la devolución del pazo al pueblo: “Hoy vengo sin pancartas, así da gusto”, bromea.

La historia se abre paso en Meirás Carlos Pardellas

Fueron dos de los asistentes a la primera visita al público del pazo de Meirás tras su entrega provisional al Estado en diciembre. El Concello de Sada quiso reservar este recorrido inaugural a familiares de víctimas del franquismo, represaliados y entidades memorialistas. Amalia Bóveda, hija de Alexandre Bóveda, asesinado en 1938; Flor Baena, hermano de Humberto Baena, o Elvira Souto, pareja de Moncho Reboiras, dos de los últimos fusilados en la dictadura, fueron otras de las personas que traspasaron “muy emocionadas”, en palabras de Elvira, el portalón de la antigua residencia de Franco.

Paseo de bambúes Carlos Pardellas

No faltaron a la cita presos del franquismo como Manuel Villares, Xan Castro, Suso Díaz y familiares de personas que combatieron la dictadura como el sobrino de Amable Carballeira, miembro de la CNT asesinado, o los hijos de Isaac Díaz Pardo: “Mi padre estaría muy contento”, apunta Xosé Díaz, que recordaba ayer la incansable labor de Isaac a través de ediciones O Castro para rescatar los testimonios de la represión.

Díptico informativo repartido durante la visita Carlos Pardellas

La primera visita a Meirás como “patrimonio de todos” supuso un cambio radical en el relato por este Bien de Interés Cultural. Los encargados de guiar a los visitantes por el pasado de As Torres fueron Manuel Pérez Lorenzo y Carlos Babío, los autores de Meirás, un pazo, un caudillo, un espolio, un trabajo de investigación que sentó las bases de la demanda del Estado. La visita, que repasó los principales hitos de la historia del inmueble desde los tiempos de Pardo Bazán hasta la actualidad, en nada se asemejó a las realizadas por la Fundación Nacional Francisco Franco. Nada se habló del “Caudillo” y las palabras “expolio”, “represión”, “donaciones forzosas” y “dictadura” resonaron por primera vez en la antigua residencia estival de Franco.

Fotografía de grupo de los asistentes a la visita Carlos Pardellas

La visita, de hora y media, y que por primera vez incluyó el reparto de un tríptico informativo, transcurrió casi en su totalidad por los jardines, aunque los visitantes pudieron entrar en la capilla y el vestíbulo del pazo y asomarse uno de los salones (al que ahora a sí pudieron sacarle fotos, hasta ahora vetadas) . Los asistentes, entre ellos el alcalde de Sada, Benito Portela, y la subdelegada del Gobierno, María Rivas, se adentraron por zonas de los jardines vetados hasta ahora a las visitas como O Paciño, la réplica del pazo en miniatura que Franco mandó construir para solaz de su hija “en tiempos en que muchas familias vivían en situaciones precarias”; o la residencia original de los Pardo Bazán, la conocida como Granja de Meirás, que tras acoger pabellones de servicio durante la dictadura pasó a convertirse en un trastero donde se amontonaban todo tipo de objetos, y que ha sido acondicionada ahora por el Estado. El paseo incluyó también los jardines de Emilia Pardo Bazán, un espectacular sendero de magnolios o un camino flanqueado por bambúes.

Por primera vez, los guías de este Bien de Interés Cultural se detuvieron en elementos del jardín “expoliados” durante la dictadura, como la pila bautismal de Moraime, los restos del pazo de Dodro o los blasones pétreos que decoran la finca. El itinerario tuvo una de sus paradas más emotivas ante la antigua casa de Josefa Portela, una vivienda labriega típica que fue revestida de hormigón y coronada con unas almenas para acoger a los guardias de Franco. Sus nietos, el historiador Carlos Babío, María Teresa Babío y Juan Pérez Babío, “que se negaron a olvidar”, pudieron poner ayer al fin claveles junto a la casa en recuerdo de su abuela. “De aquí parte mucho de lo que se ha logrado”, apuntó Pérez Lorenzo, que llamó la atención sobre el papel determinante en la recuperación del pazo de Meirás de Carlos Babío, nieto de Josefa que dedicó años a rebuscar en archivos para rescatar este pedazo silenciado de historia.

Flor Baena Alonso | Hermana de Humberto Baena, fusilado en 1975 Antares Pérez

“Espero que anulen el juicio de mi hermano, no le devolverá la vida, pero sí el honor”

“Esto hace unos años parecía imposible y lo hemos conseguido”, afirma emocionada Flor Baena, hermana de Humberto Baena, uno de los últimos fusilados del régimen franquista. Flor traspasó ayer por primera vez el portalón del pazo de Meirás: “Mi hija participó en una acampada hace años a la entrada para reclamar la devolución y ayer me dijo: ‘Al final vas a entrar tú primero”, bromea. Ella confía ahora en que el Estado anule el juicio de su hermano: “No le devolverá la vida, pero sí el honor”.

Juan P. Babío y Teresa Babío | Nietos de una mujer expulsada de su casa Antares Pérez

“Ya estamos dentro, ¡por fin! Ahora hay que impedir que los Franco se lleven nada”

Juan Pérez Babío y sus primos Teresa y Carlos Babío pudieron depositar ayer unos claveles rojos a los pies de lo que queda de la casa de su abuela, Josefa Portela, ocupada en 1938 para dar servicio a la finca. Emocionados, Juan y Teresa advertían al entrar en Meirás que todavía no se puede cantar victoria. “Ahora hay que impedir que los Franco se lleven nada”, apuntaban en alusión al mobiliario. Una preocupación compartida por gran parte de los asistentes y que llevó ayer al alcalde e historiadores a urgir otra vez medidas.

Amalia Bóveda | Hija de Alexandre Bóveda Antares Pérez

“Ya era hora de que lo robado volviese al pueblo”

Cuenta Amalia Bóveda, hija del dirigente del Partido Galeguista asesinado en 1936, que la visita al pazo de Meirás le deja una sensación de “satisfacción”, pero también de “rabia”. “Ya era hora de que lo robado volviese al pueblo, porque todo esto fue un robo y no se hizo con cuatro pesetas”, apunta. Ella y su hijo, Valentín García Bóveda, pasearon ayer por primera vez por los jardines de la que fue residencia veraniega del dictador. Con emoción, pero también con demandas. “Llevamos muchos años reclamando la anulación del juicio de Alexandre Bóveda, desde los años sesenta”, incide Valentín quien, como su madre, incide en el avance que supone la recuperación de Meirás para “cambiar el relato”.

Suso Díaz | Sindicalista encarcelado Antares Pérez

“Esto se tenía que haber hecho hace muchísimos años”

Para Suso Díaz, el histórico sindicalista encarcelado durante la dictadura, el de ayer fue un día para celebrar, pero también para reivindicar más avances en la recuperación de la memoria histórica. “Estoy contento, claro, me he manifestado miles de veces a las puertas de este pazo”, recuerda risueño, aunque añade: “Pero esto se tenía que hacer hecho hace muchísimos años”. Al exdirigente de Comisiones Obreras, padre de la ministra Yolanda Díaz, le amarga la celebración el recuerdo “de muchos colegas que se quedaron por el camino” y aprovecha la ocasión para reclamar una nueva ley de memoria histórica, una ley, recalca, que debe permitir “ilegalizar las fundaciones franquistas”.