Cerrado el curso parlamentario —el del miércoles fue el último pleno en periodo ordinario, y ya no se retomará la dinámica habitual y normalizada hasta septiembre—, el presidente del Gobierno puede volcarse más en la agenda exterior. Y eso es lo que pretende hacer en julio, con dos giras muy distintas separadas apenas por dos semanas. La primera, del 6 al 8, por los tres países bálticos (Estonia, Letonia y Lituania), y es de marcado acento político. La segunda, que se extenderá del 20 al 24, le llevará a Estados Unidos, y tendrá un carácter exclusivamente "económico", por lo que no se entrevistará con su presidente, Joe Biden, ni tiene previstas por ahora reuniones con miembros de la Administración federal norteamericana.

En la Moncloa aún se está cerrando la agenda de Pedro Sánchez en EEUU, y por eso no hay detalles del "intenso" calendario de trabajo que mantendrá durante tres días y en tres ciudades, Nueva York, Los Ángeles y San Francisco. El objetivo es "atraer inversiones" para España en un momento clave, en el del despliegue del Plan de Recuperación aprobado el mes pasado por la Comisión Europea, que desembolsará los primeros fondos en julio. A la primera metrópoli volará el martes 20 desde Madrid, tras el Consejo de Ministros, aunque la rueda de reuniones arrancará al día siguiente. El perfil de cada parada del viaje es muy distinto, inciden en su equipo: Nueva York, como centro financiero del mundo, es el corazón del poder para analistas, inversores o agencias de rating, actores "muy influyentes" con los que el presidente desea mantener un contacto, porque ahora que el final de la pandemia se acerca, muchos fondos de inversión están cerca de tomar decisiones y España quiere situarse.

En Los Ángeles, el enfoque es distinto: el Gobierno se quiere dirigir especialmente al sector audiovisual, y quiere resaltar las virtudes del país para un sector en crecimiento. Además, la visita aquí tendrá también un carácter cultural, puesto que el Ejecutivo está "impulsando la enseñanza del español" en EEUU, lo considera una "prioridad". Se calcula que para 2060 EEUU sea el segundo país del mundo con más hispanohablantes, solo por detrás de México. Ya en su viaje anterior, de 2018, Sánchez se comprometió a promover las gestiones para abrir una sede del Instituto Cervantes en Los Ángeles, y ahora el Gobierno confía en poder anunciar pronto su apertura en la ciudad.

San Francisco es la última etapa, y la visita tendrá un cariz más tecnológico. Es la cuna de Silicon Valley, por lo que los encuentros del presidente estarán más orientados a las 'start ups', a las empresas tecnológicas, a la digitalización y a los fondos de capital riesgo. Por el momento, la Moncloa confirma la cita del líder socialista a la sede de Apple, a la que fue invitado.

Sin temas tabú

Sánchez viajará a EEUU acompañado de un grupo de empresarios —aún no se ha facilitado el listado, pero estarán ligados al sector de la innovación y a la tecnología y al emprendimiento— y de la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto. El mensaje que quiere lanzar el Gobierno es que es un buen momento para "promocionar España como un buen país para invertir", máxime ahora que la vacunación avanza a muy buen ritmo y la recuperación, aunque incipiente, parece afianzarse.

Se trata de un viaje, en consecuencia, y como reiteran en el equipo del presidente, de "marcado carácter económico", en el que el protagonista será, sobre todo, el sector privado. No habrá temas tabú, aseguran en la Moncloa, y se podrá abordar, por ejemplo, la 'tasa Google' —no como tema de negociación, precisan, ya que no habrá reuniones con la Administración norteamericana—, pero el Ejecutivo quiere hacer hincapié en su política económica y en el Plan de Recuperación nutrido de los fondos europeos. No se descarta algún encuentro con medios de comunicación.

¿Y Biden? No, Sánchez no se verá con él, responden con rotundidad en la Moncloa, ni tampoco se ha intentado. Esta gira por EEUU se concibió como una visita "muy económica", con escalas muy claras e ideas fijas. Desde el punto de vista del Ejecutivo, el viaje se justifica por sí mismo y se confía en que sea un éxito.

En el Gabinete de Sánchez repiten que la interlocución bilateral con Estados Unidos es óptima, pero la relación política se está conduciendo, por ahora, a nivel ministerial. Es decir, el objetivo del presidente, ahora mismo, es atraer inversión norteamericana hacia España, y esa es una pata clave para que se alcancen los objetivos contenidos en el Plan de Recuperación. Sánchez, explican, quiere tener contacto con los máximos CEO para que conozcan de primera mano un programa que es una "oportunidad que no puede perderse".

En la Moncloa subrayan que "en absoluto" temen que se genere una nueva polémica por el trato dispensado por Biden al Gobierno. Está demasiado fresco el fiasco del brevísimo encuentro de Sánchez con el mandatario norteamericano en la cumbre de la OTAN, el pasado 14 de junio en Bruselas. Ambos recorrieron ante las cámaras unos pocos metros en menos de un minuto, aunque el presidente y su ministra de Exteriores insistieron después en que sí hubo una conversación de unos minutos más que no captaron los gráficos. También la Casa Blanca confirmó que hubo una "conversación por separado" entre los dos dirigentes en los márgenes de la cumbre de líderes de la Alianza Atlántica. A la pregunta de si Sánchez mantendrá más adelante una cita con Biden, en su Gabinete responden que ahora están enfocados en esta gira por Nueva York, Los Ángeles y San Francisco —de hecho, no pisa Washington— y prefieren "no especular sobre futuros viajes". No obstante, la próxima cumbre de la OTAN se celebrará en Madrid en 2022, aunque aún no tiene fecha.

Las tres capitales y dos bases

Antes del recorrido por EEUU, Sánchez volará hasta los países bálticos, con motivo del centenario del establecimiento de relaciones diplomáticas con España —con Estonia y Letonia se entablaron en 1921 y con Lituania, en 1922, después de que las tres naciones alcanzaran su independencia del Imperio Ruso en 1918— y para visitar los destacamentos de tropas españolas en Letonia y Lituania en misiones de la Alianza Atlántica.

La primera parada será Estonia, adonde el presidente llegará por la tarde, tras presidir en Madrid el Consejo de Ministros. Sánchez mantendrá sendos encuentros en la capital, Tallin, con la primera ministra, Kaja Kallas, y la presidenta del país, Kersti Kaljulaid, y visitará la exposición 'Zuloaga, el alma de España'. El día 7, el presidente se traslada hasta Letonia.

En Riga, se entrevistará con el primer ministro, Arturs Krišjānis Kariņš, y ambos harán una ofrenda de flores en el Monumento a la Libertad, símbolo de la independencia del país. Después, el líder socialista se desplaza a la base militar de Adazi, donde están destacados unos 350 militares españoles, en el marco de la operación Presencia Avanzada Reforzada de la OTAN. De vuelta a Riga, mantendrá la bilateral con el primer ministro letón, seguida de una cena en el Museo Nacional de Arte de Letonia, que ha organizado una muestra sobre arte textil letón en el Museo Nacional de Artes Decorativas de Madrid, en conmemoración de los 100 años del establecimiento de relaciones diplomáticas entre los dos países.

Para Lituania está reservada la última jornada de la gira, el jueves 8 de julio. Aquí la visita arrancara en la base de Šiauliai. España lidera ahora —desde el 1 de mayo hasta el 31 de agosto de 2021— la misión de Policía Aérea del Báltico, también de la Alianza Atlántica, con siete Eurofighter del Ala 14 de Los Llanos (Albacete) y un total de 130 personas —los países bálticos no disponen de Fuerzas Aéreas propias y los miembros de la OTAN se despliegan por periodos de cuatro meses—. Sánchez mantendrá una reunión, en la misma base, con el presidente lituano, Gitanas Nausėda. Después, viaja hasta la capital, Vilna, donde se entrevistará con la primera ministra del país, Ingrida Šimonytė.

Sánchez completa su agenda con un encuentro con el presidente de la Federación Lituana de Baloncesto, Arvydas Sabonis, que fue jugador del Real Madrid, y estará unos minutos con la principal líder opositora de Bielorrusia, Svetlana Tijanovskaya. El presidente no la pudo recibir en Madrid hace unos meses (sí habló con ella por teléfono) porque estaba guardando cuarentena por covid-19.