Pedro Sánchez intenta moverse en un difícil equilibrio respecto a Cuba. De un lado, exige reformas a la isla y muestra su rechazo a la represión de las protestas. De otro, rehúsa llamar “dictadura” al régimen, como el PP le exige constantemente. Hasta ahora, el presidente se ha situado en esos parámetros. Pero este jueves, desde Los Ángeles y en el marco de su gira económica por Estados Unidos, también mostró que no comparte al cien por cien la política de Washington hacia La Habana. En concreto, sobre el embargo de EEUU sobre Cuba, que pesa desde hace casi 60 años.

El presidente criticó el bloqueo en una entrevista en la cadena CNN en español. Justo en el día en que la Administración de Joe Biden intensificó la presión sobre La Habana: el Departamento del Tesoro anunció este jueves la imposición de sanciones contra el ministro de Defensa, Álvaro López Miera, y a la unidad militar conocida como ‘boinas negras’ por la represión de las mayores movilizaciones vividas contra el castrismo desde los años noventa. Sánchez manifestó su "respeto absoluto" a los castigos impuestos por el Gobierno demócrata: "No tengo nada que decir", se trata de una "cuestión interna de la política estadounidense".

Ahora bien, la posición del Gobierno y de la UE, dijo, es "bien conocida". Su Ejecutivo, recordó, ha requerido a La Habana que emprenda las "transformaciones" y "reformas que se necesitan" para que los cubanos, "puedan, ellos solos, sin injerencias de nadie, encontrar su camino para poder disfrutar de los derechos y libertades" de los que España disfruta "desde hace muchísimos años". Desde la Transición. Sánchez estaba diciendo, sin utilizar la palabra, que Cuba es una dictadura.

Sánchez remarca que el covid está "dando duro" en Cuba, hundiendo su turismo internacional

El jefe del Ejecutivo insistió en que para poder hacer un "análisis absolutamente global" de lo que está ocurriendo en la isla hay que tener en cuenta varios factores. Uno, que el covid "está dando muy duro" y por ello se necesita “solidaridad” de la comunidad internacional con Cuba y con otras partes de Latinoamérica. El Gobierno considera clave, en ese sentido, la donación de dosis de vacunas para proteger a la población del continente. España ya tiene comprometida la donación de 7,5 millones de pinchazos a través del mecanismo Covax. Dos, el latigazo del coronavirus “tiene una traslación en un sector fundamental, el turístico”, “aún más como consecuencia del embargo” de EEUU sobre Cuba, dijo.

La exigencia del PP

El presidente ya comentó, en una conversación con los periodistas el día anterior, en Nueva York, que todos los gobiernos españoles, del color que fueran, del PP o del PSOE, han rechazado el embargo sobre la isla, de modo que en su entrevista en CNN estaba verbalizando esa posición. No se le preguntó por la definición que aplicaba al régimen cubano, pero ya lo había contestado la semana pasada en una entrevista en Telecinco: “No es una democracia”. Un eufemismo del que el Gobierno defiende que no puede salirse, porque definir Cuba como una dictadura podría hacer saltar por los aires las relaciones diplomáticas con La Habana, y del mantenimiento de los lazos depende la estabilidad de las empresas instaladas en la isla.

Y aunque Pablo Casado exige insistentemente que Sánchez califique de "dictadura" el régimen cubano, no consta que José María Aznar y Mariano Rajoy, cuando ocupaban la Moncloa, utilizaran el término. Aznar sí defendió un planteamiento más duro con la isla, y promovió la llamada Posición Común de la UE en 1996, que solo fue enterrada 20 años después. Rajoy, más pragmático, llegó a llamar a Fidel Castro, a su muerte, "figura de calado histórico", y su Ejecutivo se movió para acercar posturas con La Habana, con el fin de que un presidente volviera a pisar la isla o lo hicieran los Reyes. Fue Sánchez el que viajó allí en 2018 (y donde se vio con el presidente, Miguel Díaz-Canel) y, un año más tarde, lo hicieron Felipe VI y Letizia.

La titular de Industria, Reyes Maroto, sí se reunió esta semana con la Administración Biden y a las dos representantes de su Gabinete con quienes se vio, Gina Raimondo y Katherine Tai, les insistió en la necesidad de suspender la aplicación de los títulos II y III de la ley Helms Burton, que penaliza a las empresas españolas instaladas en Cuba. En el equipo de la ministra recordaban, por ejemplo, que el 90% de los hoteles en la isla de gama superior, de cuatro y cinco estrellas, están operados por compañías españolas.