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La renovación interna llega a los territorios

El PSOE entierra el susanismo y lanza liderazgos regionales por construir

El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con el líder del PSOE andaluz y candidato a la Junta, Juan Espadas, en la clausura del 14º Congreso Regional, este 7 de noviembre de 2021 en Torremolinos, Málaga. EP

Pedro Sánchez está ya acabando de construir el nuevo PSOE, un PSOE con su impronta cada vez más nítida, con una Susana Díaz ya retirada definitivamente como rival y como amenaza y con la etiqueta de la reconquistada "unidad" como marca de la casa (por el momento, claro). Exhibió la reconciliación interna y lució las esencias socialdemócratas en el 40º Congreso Federal y ese proceso de renovación continúa ahora en los cónclaves regionales, que se extenderán hasta finales de año, para luego continuar con los procesos orgánicos provinciales —algunos ya han comenzado— y locales. Antes de que acabe 2021, se habrá consumado el relevo en el liderazgo en siete federaciones (Andalucía, Madrid, Galicia, Euskadi, Murcia, La Rioja y Ceuta) más en el PSC, con el recambio de Miquel Iceta por el exministro Salvador Illa. Repetirán ocho secretarios generales que son a la vez presidentes autonómicos (Castilla-La Mancha, Comunitat Valenciana, Extremadura, Asturias, Aragón, Canarias, Baleares y Navarra), otros dos que vicepresiden sus territorios (Cantabria y Melilla) y uno más, el barón de Castilla y León, que firmó un buen resultado en 2019 y que podría tener cerca las urnas de nuevo. Sintéticamente, son tres los mensajes que ha cuidado Ferraz: continuidad en las comunidades que los socialistas gobiernan o cogobiernan; entierro total del susanismo en Andalucía y cambio, con apuestas a medio y largo plazo (y este es el dato distintivo), en las autonomías en las que están en la oposición.

Con esos mimbres, el PSOE encara la segunda parte de la legislatura y engrasa la maquinaria electoral. Porque el horizonte de 2023 ya está mucho más cercano, y el anticipo serán, con seguridad, los comicios en Andalucía. Quizá para la próxima primavera, esa es al menos la previsión del PSOE y una puerta que no ha cerrado el presidente de la Junta, Juanma Moreno, cada vez más consolidado en el palacio de San Telmo. Sánchez quiso que la dirección emanada del 40º Congreso tuviera como prioridad la preparación del partido para la difícil competición en las urnas con el PP, primero en las encuestas privadas, giro que propició la arrolladora victoria de Isabel Díaz Ayuso en las autonómicas madrileñas del pasado 4 de mayo.

Todos los gestos del presidente, de hecho, han ido enfocados en estos últimos meses en esa misma dirección. Estar más apegado al territorio, pisar más calle. A los actos institucionales en distintos puntos de España —con una presencia intensa, seis visitas acumula ya, en la isla de La Palma, a causa de la erupción del volcán de Cumbre Vieja—, se está sumando su presencia en los eventos de partido. Estuvo en la clausura del congreso del PSOE extremeño, el 24 de octubre y, el pasado fin de semana, en la apertura del cónclave aragonés y en el cierre del andaluz. Y este sábado 13 y domingo 14 de noviembre abrirá el congreso de su federación, la madrileña, y echará el telón en el del PSPV. La intención de Ferraz es que, siempre que se lo permita su agenda como presidente —el 30 y el 31 de octubre no pudo pasarse por los congresos de Castilla-La Mancha y La Rioja por coincidirle con la cumbre del G-20 en Roma—, participe todo lo posible en los cónclaves autonómicos que se celebrarán hasta el 19 de diciembre.

"Tú en San Telmo, yo en Madrid", le dijo Sánchez a Juan Espadas en el cierre del 14º congreso del PSOE andaluz, el pasado domingo en Torremolinos (Málaga). Una frase, con Díaz sentada en primera fila, con la que el jefe del Ejecutivo animaba al nuevo líder de la federación más poderosa del partido y próximo candidato a la Junta y que simbólicamente cerraba un largo ciclo interno. Porque empleó una frase casi gemela ("Susana, tú a San Telmo y yo a Moncloa") en marzo de 2015, en Vícar (Almería), en la campaña de las autonómicas andaluzas en las que ella ganó pero en las que ya se libraba el pulso por la candidatura a la Presidencia del Gobierno.

En días, Espadas será exalcalde

Las espadas estaban en alto, ya entonces, entre Sánchez y Díaz. Solo fue el arranque de su larga lucha por el poder. El 1 de octubre de 2016, en aquel comité federal que el PSOE jamás olvidará, ella encabezó la rebelión de notables contra el secretario general, hasta tumbarle. Pero él venció en la revancha, en las primarias de mayo de 2017. Luego conquistó la Moncloa, ella fue desalojada de la Junta y, despojada del poder institucional, libró su última batalla este verano. Los militantes le dieron la espalda y auparon a Espadas, alcalde de Sevilla y candidato ungido por Ferraz, primero como candidato a la Junta y luego como secretario general del PSOE-A.

Díaz ya es solo senadora (presidenta de la Comisión de Industria de la Cámara alta, para más señas), y su final en la primera línea se certificó en este 14º Congreso del PSOE-A, en el que Espadas quedó entronizado como nuevo barón, con una ejecutiva amplísima (60 miembros, de menor perfil político) refrendada por el 84,24% del voto de los delegados. Sánchez ya sí tiene a la federación más potente del partido de su lado, siete años después de poner un pie en Ferraz como secretario general. Ahora se abre el proceso de renovación en las ocho provincias, pero en dos habrá primarias realmente competidas: en Huelva, entre dos candidatos, y en Almería, entre tres. En Sevilla y Málaga la pugna a dos será más desigual a favor de los oficialistas. En las demás, hay consenso y los nuevos líderes provinciales están alineados completamente con Espadas. Este, además, dejará en los próximos días el Ayuntamiento de Sevilla —las riendas las asumirá el concejal Antonio Muñoz— para centrarse plenamente en la precampaña electoral.

En la dirección federal son conscientes de que el todavía alcalde tiene muy difícil ganar a Moreno en las autonómicas del próximo año, por su escaso conocimiento fuera de Sevilla y el afianzamiento del presidente de la Junta. Pero la apuesta por Espadas es firme, pase lo que pase, aseguran en Ferraz. La importancia de Andalucía trasciende la papeleta autonómica. Sánchez necesita a un partido fuerte en la comunidad para revalidar en la Moncloa en 2023. En su equipo anticipan que las generales (la comunidad reparte un total de 61 escaños) "las ganará el PSOE sí o sí". Aun en ese caso, la duda es con qué ventaja sobre el PP. Que Andalucía no es una batalla cualquiera lo resumía el líder castellanomanchego, Emiliano García-Page, en un vídeo proyectado en el cónclave del PSOE-A en el que participaban los nueve presidentes autonómicos: "Os pido que os vaya todo muy bien. No es que os lo desee, os lo pido, porque para cualquier socialista de España es determinante que os vayan muy bien las cosas".

Juan Lobato vota en las primarias del PSOE-M en su agrupación de Soto del Real, localidad de la que fue alcalde, el pasado 23 de octubre de 2021. Horas después se convirtió en nuevo secretario general de la federación. EUROPA PRESS / ALEJANDRO MARTÍNEZ VÉLEZ

Espadas, reforzado por Sánchez como coordinador del consejo político federal, es quizá el rostro del relevo interno en el PSOE. No es, ciertamente, el único. Otros tres ya han salido elegidos en primarias: Juan Lobato, exalcalde de Soto del Real, en Madrid; Valentín González Formoso, regidor de As Pontes y presidente de la Diputación de A Coruña, en Galicia, y Eneko Andueza, portavoz en el Parlamento de Vitoria, en Euskadi. Además, no hay duda de que en Murcia ganará Pepe Vélez, delegado del Gobierno y exalcalde de Calasparra, en las primarias del 20 de noviembre. Otros dos más se han estrenado ya como secretarios generales sin necesidad de urnas, por falta de rivales: Concha Andreu, la presidenta de La Rioja —se cerraron cuatro años de difícil bicefalia—, y Juan Gutiérrez, en Ceuta.

Y sin bicefalias

Juan Lobato se impuso con holgura sobre Javier Ayala, alcalde de Fuenlabrada (61,23% frente al 37,75%) en las primarias del pasado 23 de octubre, en las que participó el 55,17% de los 14.273 militantes del PSOE-M. Él es el mejor ejemplo, señalan en Ferraz, de lo que simboliza este nuevo tiempo en el partido. Un líder joven (37 años), técnico de Hacienda del Estado, con buen conocimiento de lo local: en 2015 logró el bastón de mando de Soto del Real y se convirtió en su primer alcalde socialista desde la Segunda República. Cargo que dejó al presentarse como número cuatro en las listas del 4-M.

Él es hoy una "apuesta a seis años vista", admiten en la dirección. Es decir, no mirando a 2023, en las que probablemente vencerá de nuevo Díaz Ayuso, sino a 2027. El objetivo inmediato, pues, es recuperar la condición de segunda fuerza en la región, arrebatada por Más Madrid el 4-M, para ir ganando espacio. Lobato tiene la confianza de Ferraz para ser el candidato autonómico en dos años.

Es decir, no habrá aspirantes de última hora, ni búsquedas de mirlos blancos, como ocurría tradicionalmente en Madrid, una plaza que se ha resistido al PSOE desde que en 1995 perdió Sol (y antes, en 1989, el ayuntamiento de la capital). Tampoco habrá bicefalia, como sucedió desde 2015, cuando Sánchez defenestró a Tomás Gómez para apostar por Ángel Gabilondo como cabeza de cartel. El exministro tuvo que convivir con una gestora y dos secretarios regionales: Sara Hernández y, desde 2017 hasta la debacle del 4-M, José Manuel Franco (64 años), el dirigente que pacificó el convulso PSOE-M pero de transición. La señal que quiere mandar Ferraz con Lobato es completamente distinta. "Ya no caben los experimentos en Madrid. Tenemos confianza en él, lo hace bien y tiene que ir creciendo", rubrican a este diario en el primer anillo de poder de Sánchez. El perfil de Lobato es opuesto también al que tenía Illa cuando por sorpresa fue lanzado para disputar la Generalitat: era el ministro de la pandemia, y su gestión y su grado de conocimiento le propulsaron en unas autonómicas en las que quedó primero, aunque no pudo gobernar por la suma de los independentistas.

También están por construir los otros nuevos líderes emergidos de las primarias. Valentín González Formoso venció a quien era secretario xeral del PSdeG desde 2017, Gonzalo Caballero, por amplio margen: 58,70% frente al 40,21%, en unas urnas con una alta movilización (el 72,92% de los 10.180 afiliados). Él tendrá tres años para recomponer un partido muy tocado tras quedar tercero en las autonómicas de 2020, tras el PP de Alberto Núñez Feijóo (cuarta mayoría absoluta consecutiva) y el BNG. Ferraz optó, en Madrid y Galicia Ferraz, por no apoyar activamente a ninguno de los aspirantes.

El nuevo secretario xeral del PSdeG-PSOE, Valentín González Formoso, a su llegada a la sede del partido tras proclamarse vencedor de las primarias contra Gonzalo Caballero, el pasado 30 de octubre de 2021 en Santiago de Compostela. EFE / LAVANDEIRA JR

Primarias no competidas

De tres años dispondrá también, hasta los siguientes comicios, Eneko Andueza, el sustituto de la hoy vicelendakari segunda, Idoia Mendia. Él aplastó, literalmente, a su oponente, la exconcejal en Basauri Soraya Morla: logró el 95,30% de los votos, con un 65,75% de participación (de 5.013 militantes totales). Era el elegido como sucesor en una federación muy compacta y engrasada, y el que mantendrá como número dos al guipuzcoano Miguel Ángel Morales, el hombre del aparato.

En Murcia, no se esperaba relevo. Pero el secretario general, Diego Conesa, muy castigado por la moción de censura fallida urdida con Cs y que desencadenó el adelanto electoral del 4-M en Madrid, dio un paso atrás. El testigo lo recogerá, con seguridad, el delegado del Gobierno, Pepe Vélez, pero deberá antes batirse en primarias el próximo 20 de noviembre contra la senadora Lourdes Retuerto. En Ferraz valoran que Vélez, sanchista de primera hora y miembro de la cúpula federal saliente, "conoce bien el terreno" como alcalde de Calasparra que ha sido (de 2014 a 2020) y tiene las espaldas anchas porque el PP "le ha perseguido con denuncias, sin éxito". "Cuando te enfrentas con Sicilia [la presunta corrupción del PP], tienes que tener gente que se bregue", indican en el cuartel general.

La nómina de nuevos líderes se completa con La Rioja y Ceuta. En la primera, la presidenta autonómica desde 2019, Concha Andreu, se ha hecho con el control tras cuatro años de convivencia con Paco Ocón, al que llevó a su Gobierno regional pero con el que acabó enfrentada. Juan Gutiérrez tiene complicado arrebatar a los conservadores uno de sus feudos clásicos.

Sánchez decidió, a diferencia de lo que ocurrió en 2017, no mover la silla esta vez a ninguno de sus presidentes autonómicos, ni siquiera a los dos que se encuentran más distanciandos: el aragonés Javier Lambán y el castellanomanchego Emiliano García-Page. Ambos revalidaron mandato y lograron un amplísimo respaldo para sus respectivas ejecutivas: del 96,5% y del 99,7%. Ya atravesaron sus congresos Guillermo Fernández Vara en Extremadura y María Chivite en Navarra, y este próximo fin de semana será el turno de Ximo Puig en la Comunitat Valenciana. Seguirán los cónclaves de los presidentes Ángel Víctor Torres en Canarias, Francina Armengol en Baleares y Adrián Barbón en Asturias. Luis Tudanca, en la oposición, repite en Castilla y León tras quedar primero en las autonómicas de 2019, aunque no pudo gobernar por la alianza de PP y Cs. Difícilmente podrá repetir puesto en 2023.

El secretario general y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con Idoia Mendia, hasta ahora líder del PSE, y el que ya es su sucesor, Eneko Andueza, el 28 de junio de 2020 en San Sebastián, en un mitin de la última campaña de las autonómicas vascas. EUROPA PRESS / NAGORE IRAOLA

El subrayado de la unidad

Los socialistas cogobiernan en Euskadi, Cantabria y Melilla. En el País Vasco, hay relevo con Andueza, pero en la ciudad autónoma hay continuidad con su vicepresidenta primera y portavoz, Gloria Rojas, al frente del PSOE. En Cantabria, el vicepresidente regional, Pablo Zuloaga, debe competir en las urnas de este domingo con Judith Pérez, exportavoz en Santander. El 39º Congreso Federal, en 2017, bajó el número de avales necesarios y eso facilitó la presentación de candidatos alternativos con poco peso orgánico y escasas expectativas de victoria. La celebración de primarias de trámite en Cantabria, Murcia y Euskadi han hecho cambiar las cosas: el 40º Congreso aumentó el número mínimo de firmas necesarias para formalizar la candidatura: se pasa del 2% al 6% de avales a nivel autonómico (y del 1% al 3% en el federal y del 3% al 12% en el ámbito provincial e insular).

"El cortoplacismo en política no es una buena cosa. Se han elegido nuevos liderazgos a la altura de los retos, con mirada larga. La construcción de alternativa no se hace de la noche a la mañana, hay que dejar tiempo y ser paciente", sostienen en Ferraz acerca de los nuevos barones, que no serán relevados aunque puedan no alcanzar el Gobierno. Otra fuente incide en una cualidad común a la mayor parte de ellos: "Están testados a nivel local, saben lo que es una campaña electoral, tienen gestión pública, tienen espolones, no son paracaidistas y sí gente de partido".

Ello conecta con lo que pretendió Sánchez con la reestructuración de su Ejecutivo en julio y el desembarco de ministras que previamente habían sido alcaldesas. En síntesis, no se quiere repetir el experimento Pepu Hernández, fichaje de Sánchez para la alcaldía de Madrid en 2019 y dimitido dos años después. El exseleccionador de baloncesto jamás encontró su sitio. La orientación de Ferraz hoy es otra: asentar liderazgos y poner luces largas. Y aquilatar la unidad, ese bien tan preciado que Sánchez volvió a evocar ante Lambán y ante Espadas. Y no era casualidad.

Cerrado el 14º Congreso Regional del PSOE-A, comienzan los cónclaves provinciales. En seis de las provincias la disputa ya está encarrilada, con candidatos claros y del gusto de Juan Espadas. Los nuevos barones provinciales serán, salvo imprevistos, Javier Fernández (alcalde de La Rinconada) en Sevilla; Rafi Crespín (secretaria general del Grupo Socialista en el Congreso) en Córdoba; Juan Carlos Ruiz Boix (regidor de San Roque) en Cádiz, y Daniel Pérez (portavoz municipal) en Málaga. En Jaén y Granada repetirán sus actuales líderes y presidentes de la Diputación provincial, Paco Reyes y Pepe Entrena. En Sevilla y Málaga, no obstante, los aspirantes oficialistas pueden tener que llegar a lidiar en las urnas contra sus rivales más débiles (si estos logran los avales): Carmen Tovar, exdelegada del Gobierno de la Junta andaluza y exregidora de Castilleja de la Cuesta el primero, y José Antonio Gómez, alcalde de Ojén, el segundo.


En Huelva competirán la presidenta de la Diputación, Maru Limón (alineada con Ferraz), y el alcalde de la capital, Gabriel Cruz, y en Almería será un duelo a tres, una vez retirado el susanista José Luis Sánchez Teruel: entre Juan Antonio Lorenzo, alcalde de Serón y su elegido; Indalecio Gutiérrez, diputado nacional y secretario de Organización en la capital, y Sonia Ferrer Tesoro, también miembro del Congreso por Almería. Gutiérrez es el que cuenta con todas las bendiciones de Ferraz.

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