La votación a los cuatro magistrados del Tribunal Constitucional es secreta, pero la dirección del Grupo Socialista sí podrá conocer la papeleta que han emitido sus 120 diputados. Conocerá, por tanto, si hay algunas de sus señorías que han roto con la disciplina de voto —o sea, si no han tecleado el nombre del polémico Enrique Arnaldo— y podría, eventualmente, sancionarlos. Ya hay uno que sí se la ha saltado, y que lo ha comunicado él mismo: el exalcalde de San Sebastián Odón Elorza, cuyo caso la cúpula ya estudia para imponerle la correspondiente sanción económica.

La expectación es máxima de cara a las votaciones para la renovación de tres de las instituciones que pactaron el Gobierno y el PP: el Tribunal Constitucional, el Tribunal de Cuentas y el Defensor del Pueblo (la Agencia Española de Protección de Datos no pasa por la validación del pleno, solo por la Comisión de Justicia). Los 350 diputados tenían hasta este jueves a las 13 horas para emitir su voto de manera completamente telemática.

En circunstancias normales, la votación de los órganos constitucionales se hace con papeleta y en urna, pero los servicios de la Cámara advirtieron de que, por el covid, debía hacerse a distancia, igual que ha de ocurrir en las votaciones largas (como las de Presupuestos), que exigen a los parlamentarios estar mucho tiempo juntos en sus escaños. La Mesa del Congreso aprobó el sistema por unanimidad el miércoles de la semana pasada. Entonces, el Grupo Socialista puso en marcha el protocolo que, según confirmaron fuentes de la dirección y también varios diputados consultados, se utiliza siempre que hay voto telemático: todos deben enviar un comprobante de su papeleta, y en ese documento PDF aparece qué han votado.

Cuando un diputado vota a distancia, habitualmente marca las casillas de no o abstención. Pero cuando se trata de elección de órganos, ha de escribir los nombres de los candidatos que desean votar. En este caso, hasta cuatro nombres para el TC y hasta seis para el Tribunal de Cuentas, mientras que para el Defensor podrán teclear el nombre del aspirante (Ángel Gabilondo) o bien votar en blanco. La votación es secreta, de manera que la Presidencia del Congreso no sabrá qué han votado sus señorías, ni tampoco publicará el habitual estadillo del resto de votaciones.

Otra cosa es lo que ocurrirá en el Grupo Socialista. Este miércoles, mandó las instrucciones de voto a sus diputados. Y en ellas, a las que tuvo acceso este diario, se les pide que emitan el comprobante de voto y que se lo remitan a su asistente. Este, una vez que verifique que el voto se emitió correctamente, debe mandar la confirmación de ello a la cacereña Belén Fernández Casero, portavoz adjunta del grupo, indicando el nombre del parlamentario, si la votación se hizo sin problemas o la "incidencia" que se encontró.

Fijará posición Paco Aranda

Pero en ese comprobante figura el sentido del voto. El diputado, cuando completa su papeleta, puede pedir al sistema electrónico del Congreso que le genere el justificante en PDF. Y en él, como enseñaron varios parlamentarios a este diario, sí aparece el nombre de los candidatos al TC, al TCu y al Defensor. De este modo, el Grupo Socialista podrá saber cuántos y quiénes de sus miembros no han escrito el nombre de Enrique Arnaldo o de Concha Espejel, los dos nombres para el TC que propuso el PP. En la dirección parlamentaria, no obstante, esgrimen que, dado que el voto es secreto, "si el diputado quiere tapar los nombres", podrá hacerlo, ya que la "solo quiere saber que sí se ha votado". De hecho, señalan que de haber sabido previamente que no se podía obtener el resguardo sin que apareciera la papeleta completa, habría enviado otras órdenes a sus compañeros. ¿Y habrá sanción para los díscolos? "No se puede sancionar a una persona que no nos enseñe qué vota en una votación secreta", apuntan en el 'staff' socialista. Distinto es lo ocurrido con Elorza, que sí lo ha comunicado y sí podría ser multado. "La dirección de grupo estudiará en los próximos días el caso y tomará una decisión al respecto", informaron fuentes próximas al portavoz, Héctor Gómez.

En el punto de mira estaba Odón Elorza. Él fue quien, en la Comisión Consultiva de Nombramientos, la pasada semana, protagonizó un interrogatorio muy duro hacia Arnaldo, detallando la larga vinculación con el PP. Él verbalizaba la incomodidad extendida en el grupo, que iba a más conforme se iban conociendo más los lazos del magistrado planteado por el PP y el partido. Pero para el Ejecutivo y para la cúpula del PSOE era y es capital salvar la renovación, asegurarla por encima de todo. Tragarse el sapo. La dirección socialista en la Cámara baja decidió entonces que la posición en el pleno, este jueves, la fijara el otro parlamentario que había intervenido en la comisión, el catalán Paco Aranda. Elorza aseguró a la SER que votaría la candidatura al TC "con una pinza en la nariz", aunque no quiso aclarar si finalmente apoyaría a Arnaldo o no.

En el PSOE y en el grupo dan por hecho que no habrá apenas fugas de voto. La deserción ya confirmada es la de Elorza. Este comunicó su decisión a la dirección parlamentaria y, cerca de las dos de la tarde, la hizo pública a través de su Twitter. Desde luego, el control de la papeleta facilita el cumplimiento de la disciplina, pero no solo. También las palabras de ayer miércoles del presidente, Pedro Sánchez, cuando admitió que a él tampoco le gustan los candidatos del PP, pero agradecía la "responsabilidad" de su partido y el de Unidas Podemos, porque lo prioritario es "salvar el acuerdo para renovar las instituciones y permitir que se desbloqueen y se renueven". Traducción: que los suyos debían obedecer y votar a Arnaldo, aunque les incomodara. No solo eso: los diputados, advierten fuentes parlamentarias, son "soldados" y respetan la orden de arriba, salvo casos muy excepcionales. Varios parlamentarios consultados respaldaban esta lectura: las fugas, al menos en el PSOE, serán mínimas.