Un perfil al alza sin una organización detrás. Yolanda Díaz se presenta como el mirlo blanco al que miran los partidos de izquierdas, sin obtener de momento una respuesta clara. La vicepresidenta segunda del Gobierno anunció en septiembre la construcción de una plataforma propia para concurrir a las elecciones; un proyecto que ha evitado ligar a ninguna formación concreta, en un intento por comenzar un proyecto autónomo y apegado al diálogo social, pero que tendrá que valerse de aliados para salir adelante. 

Podemos ya ha reivindicado su papel en la futura candidatura de la dirigente. Argumentan que es imposible lanzar una candidatura sin una estructura organizativa detrás. Sin embargo, la ministra de Trabajo ha optado por desmarcarse de las filas moradas para evitar el lastre que pueda suponer ante el desgaste de la marca y después de años con una deriva centralista que ha llevado a la fragmentación del espacio en muchos de los territorios. 

Yolanda Díaz, Ada Colau, Mónica Oltra, Fátima Hamed y Mónica García saludan al público en el acto de Valencia. EFE

Así las cosas, el reto de Díaz deberá apoyarse en los distintos partidos del espacio para lanzar su proyecto propio, y hacerlo guardando unos equilibrios que no comprometan las posibles alianzas. La planificación y participación en actos son un factor imprescindible para conseguir proyección nacional en la construcción del ‘proyecto de país’ que planea la vicepresidenta. 

Sin estructura de partido y sin recursos propios, ni económicos ni de personal, la dirigente habrá de respaldarse en aquellas organizaciones que, ya asentadas, le brindan apoyo incondicional. Un elemento que deja en el aire cuál será el futuro papel de Podemos en este proceso, teniendo en cuenta que ha reclamado ya un papel esencial en el nuevo proyecto, y ante el riesgo de que sus apoyos intenten traducirse en después en contrapartidas. 

Hasta el momento, Izquierda Unida ha puesto a disposición toda su maquinaria para la candidata, al igual que Catalunya en Comú, el partido de Ada Colau, que se ha convertido en su principal valedora en su carrera nacional. La alcaldesa de Barcelona es, de sus posibles aliados, la que cuenta con más poder institucional y recursos que brindar para la carrera a la Moncloa. 

La coalición parlamentaria entre los comuns y Podemos en Catalunya destaca por el buen ensamblaje de ambas y por la preponderancia de la marca catalana, que cuenta con la mayoría del peso tanto en lo económico como en lo funcional. Es por ello que Yolanda Díaz podrá verse respaldada sin grandes complicaciones en este territorio, donde los comuns ostentan el control casi total. Una muestra de esta alianza se da este domingo en Barcelona, donde Díaz acudirá a la clausura del congreso de Catalunya en Comú.

Diferente es el caso de Compromís, en Valencia, donde el sábado pasado la vicepresidenta protagonizó un gran acto en su primera exhibición de posibles alianzas. Pese a la gran sintonía mostrada con la vicepresidenta valenciana, Mónica Oltra, las divisiones existentes en el partido valenciano limitan mucho el respaldo material que puede ofrecer a la ministra. 

El acto de Valencia estuvo organizado por Oltra, pero en calidad de líder de Iniciativa del Poble Valencià (ICV), el partido minoritario de la coalición. El posible acuerdo con Díaz ya ha empezado a tensar las costuras de la formación valenciana, que podría romperse llegado el momento; en caso de que Oltra decidiera emprender un camino propio para sumar fuerzas con la vicepresidenta, la estructura que podría ofrecerle sería mucho más limitada que en caso de contar con todo el peso de Compromís, actualmente aliado en las generales con Más País, de Íñigo Errejón

Más Madrid, cuya líder Mónica García se dejó ver con Díaz en Valencia, no cuenta como un posible bastión; las tensiones internas que genera un posible acuerdo nacional aplazan por el momento el debate sobre una eventual candidatura conjunta, lo que priva a la ministra del soporte que podría ofrecerle uno de los partidos que cuenta con más poder en la capital. 

Para paliar el vacío de estructuras con el que cuenta en Madrid -donde es previsible que eviten dar a Podemos todo el peso organizativo-, Díaz podrá contar con el apoyo de los sindicatos, que siempre la han respaldado en su labor de Gobierno y con los que guarda una excelente relación. En el caso de CCOO, la sintonía es especialmente buena; los actos conjuntos con su secretario general, Unai Sordo, son habituales, en un vínculo de años, después de que Díaz fuera abogada laboral en esta organización.

Las principales dudas sobre el futuro del proyecto están en las federaciones territoriales de Podemos, donde ha empezado un pulso entre el partido y la ministra de Trabajo por recabar los apoyos. Por el momento, la formación morada en su conjunto respalda a la vicepresidenta, pero estos apoyos empiezan a agrietarse tras los últimos choques por el protagonismo de los morados y los tiempos que debe llevar la futura candidata.

Desde verano, la nueva ejecutiva heredera de Iglesias ha emprendido una campaña de reconstrucción en las comunidades autónomas tratando de afianzar a sus cuadros de cara a futuras negociaciones con Díaz y tras la fractura del espacio que se ha producido en la mayoría de ellas.

Desde que se determinó a lanzar un sujeto político propio, Díaz también ha viajado por el país y ha aprovechado sus encuentros para acercarse a los líderes autonómicos de Podemos que, en muchos casos desencantados con la dirección, ven en la vicepresidenta una esperanza para reflotar un proyecto que pusieron en marcha en 2015 y que ha ido perdiendo votos, elección tras elección, en todos los territorios -a excepción de Catalunya.

Es el caso de Daniel Ripa, secretario general de Podem Asturies, un dirigente independiente de la cúpula al que la dirección estatal quiere ahora relevar para situar a la diputada afín Sofía Castañón, en un proceso que Ripa ya ha calificado de “injerencia”. Este dirigente fue uno de los asistentes al acto de Valencia. 

Allí también acudió la plana mayor de Podem Valencia, como Héctor Illueca, actual vicepresidente de la Generalitat valenciana y quien fuera director general de la Inspección de Trabajo junto a Yolanda Díaz hasta el pasado verano. La presencia de los dirigentes valencianos en el acto exhibía la buena sintonía de una federación cuya secretaria general, Pilar Lima, siempre se había mantenido afín a la dirección estatal del partido. 

Sin embargo, el difícil traspaso de poder entre el liderazgo de Pablo Iglesias y Yolanda Díaz amenaza con graves turbulencias en la organización. Si bien Podemos exhibe públicamente su apoyo a la candidata, parece condicionar este apoyo al papel que ocupará en el futuro proyecto, que “no va de egos ni de partidos”, como avisó la propia vicepresidenta.

El apoyo a Díaz es claro por parte de la militancia del espacio morado, pero la cúpula ya está empezando a marcar sus posiciones ante un posible horizonte de ruptura, en caso de que no se acerquen posturas. En el partido minoritario de la coalición se consideran un elemento imprescindible para la gallega, pero le atribuyen su proyección política a la delegación que hizo en ella Pablo Iglesias. Los planes alternativos para la plataforma, que tratará de alejarse de la marca Podemos, amenazan con abrir la formación en canal. Y algunos ya están tomando posiciones. 

El pasado verano, Díaz se reunió con dirigentes de algunas de las federaciones más maltratadas por Podemos. Es el caso de Asturias, donde participó en su escuela de verano, o de Cantabria, un bastión que ha sido escenario de guerras intestinas, y en el que se reunió con sus dirigentes territoriales.

En Andalucía, aunque no hay de momento un horizonte para el acuerdo de cara a los inminentes comicios autonómicos con actores como Más Andalucía o Adelante Andalucía, de Teresa Rodríguez, Díaz sí podrá apoyarse en la estructura territorial de Izquierda Unida, que cuenta con un fuerte arraigo territorial en esta comunidad. En muchas de estas localidades, sin embargo, IU y Podemos han mantenido caminos separados, y habrá que buscar una fórmula para aunarlos bajo un mismo paraguas. 

En Islas Baleares, Podemos está en el Gobierno, pero la federación siempre se ha mantenido su autonomía y al margen de las dinámicas que imperaban en Madrid. En las últimas semanas, Díaz ha viajado a las islas donde ha sido recibida por los dos miembros del ejecutivo regional, Mae de la Concha Pedro Yllanes, así como el secretario general de la formación, Alejandro López, que le brindó su apoyo total. 

Esta división IU-Podemos también se da en algunas comunidades autónomas como Aragón, Navarra o La Rioja, donde en las últimas generales hubo dos papeletas a la izquierda del PSOE. En el caso de Aragón, el portavoz Nacho Escartín y la líder del partido, Maru Díaz, han protagonizado actos en las últimas semanas con la dirección nacional de Podemos, en el mencionado intento por reforzar la organización. Sin embargo, todas las federaciones están expectantes sobre el desarrollo de los acontecimientos. En caso de cisma, cada una de ellas deberá tomar partido

En Navarra, el secretario general es muy próximo a Belarra, la actual líder nacional; sin embargo, el consejero del Gobierno Edu Santos sí ha manifestado abiertamente su posición crítica hacia la cúpula, abriendo camino a un apoyo a la ministra de Trabajo.

En La Rioja todavía no se han tomado posiciones, aunque la también consejera Raquel Romero mantuvo una guerra abierta con el partido en Madrid durante las negociaciones para conformar el ejecutivo autonómico; un proceso por el que al final consiguió entrar a gobernar. Este episodio fue desaprobado por la cúpula de Podemos, que meses después llevó a cabo la misma estrategia de llevar al límite su exigencia de sentarse en el Consejo de Ministros. En su caso, llevó a una repetición electoral. La falta de apoyos que vivió Romero en La Rioja hacen viable que preste su apoyo a Díaz frente a Podemos sin grandes problemas. 

En la construcción de su proyecto nacional, la futura candidata también podrá contar con el apoyo de algunos de los considerados alcaldes del cambio que en los últimos años rompieron con Podemos por su deriva centralista. Es el caso de Pedro Santisteve, de Zaragoza en Comú, que acudió al acto de Valencia de Otras Políticas y mostró su disposición para tejer alianzas en una nueva plataforma que ‘hiciera autocrítica’ respecto a etapas pasadas, ofreciendo incluso la capital de Aragón para organizar próximos actos. 

También el alcalde de Valencia, Joan Ribó, otro de los llamados alcaldes del cambio y uno de los pocos que ha mantenido el bastón de mando, también ha brindado su respaldo público a Díaz, a quien arropó en el acto de la pasada semana. Perteneciente, como Oltra, a la corriente minoritaria de Compromís, Ribó ha conseguido representar el municipalismo más allá de las siglas de partido.