Los grandes partidos vuelven al municipalismo. El renovado protagonismo que han adquirido los alcaldes dentro de las filas de PSOE o PP se presenta como un fenómeno incipiente que impulsa a figuras hasta ahora desconocidas en el ámbito nacional. Es el caso del primer edil de Sevilla, Juan Espadas, nuevo secretario general del PSOE andaluz, la federación más importante del partido, o el de Zaragoza, Jorge Azcón, que aspira a hacerse con el liderazgo del PP aragonés.

A estos nombres se suman las tres políticas que dejaron sus respectivas alcaldías para sentarse en el Consejo de Ministros el pasado verano, con la remodelación de Gobierno. Sucede con Isabel Rodríguez, actual portavoz del Gobierno y ministra de Política Territorial, ex alcaldesa de Puertollano; la ministra de Transportes, Raquel Sánchez, exalcaldesa de Gavà; y la titular de Ciencia, Diana Morant, que gobernó hasta hace unos mese la ciudad valenciana de Gandía, según publica este sábado El Periódico de España.

El nuevo papel de las alcaldías se debe, según la consultora política Verónica Fumanal, al rol que han tenido durante los meses de crisis sanitaria. "El coronavirus ha supuesto un impasse también en la política", defiende la analista. "Los alcaldes se han convertido en una de las figuras mejor valoradas por el ciudadano, porque se ha percibido una implicación muy cercana. Durante la pandemia estuvieron en la calle, se desvivieron", advierte.

"La política local, esa política cercana que gestiona lo cotidiano en lugar de la política más de bronca o de batalla ideológica, está siendo muy bien percibida por los ciudadanos, y eso los partidos políticos lo han visto enseguida y lo quieren rentabilizarlo para sacar pecho de esa gestión tan bien valorada", destaca Fumanal, que ve lógicos estos movimientos: "No me extraña que estén relanzando a sus candidatos municipales".

Esto habría llevado a que comience a consolidarse "una tendencia que le da una importancia mediática y social al alcalde que antes no tenía". Un nuevo fenómeno que viene marcado por la reacción ciudadana a una de las mayores crisis vividas. "Hay una percepción de que la importancia de la gestión local puede marcar la diferencia", detalla.

Es el caso de Sevilla, gobernada por Espadas, una ciudad "muy bien gestionada con un alcalde reconocido también por otros partidos". "Y ese prestigio y ese reconocimiento se quiere llevar a un estamento con más proyección". "Sí podemos habar de una tendencia hacia la localización de la gran política", afirma Fumanal.

Las principales fuerzas, Partido Popular y Partido Socialista, son los que más rentabilizan a sus dirigentes locales, al ser los que tienen espacios para ofrecer, ya sea dentro de la estructura orgánica o en cargos públicos, para relanzar a sus cuadros. En el caso de Podemos, cuenta con algunas alcaldías destacadas por parte de dirigentes del espacio, como la de Barcelona con Ada Colau, Joan Ribó en Valencia o Kichi en Cádiz. Sin embargo, la debilidad orgánica de la formación y la fuerte fragmentación del espacio hacen inviable poder situarles en espacios de mayor proyección, a excepción de Colau, que podría dar el salto a la política nacional de la mano de Yolanda Díaz.

En el caso de Ciudadanos, el error estuvo en la estrategia durante el último ciclo electoral, considera Fumanal. Por entonces, Cs primó a los populares y apoyó gobiernos de PP para ocupar un papel secundario en lugar de exigir alcaldías apoyados por el PSOE. Un hito que habría marcado la diferencia para el partido, también a nivel nacional.

Así, si Begoña Villacís hubiera ocupado ese puesto con el apoyo de los socialistas en lugar de aupar a José Luis Martínez Almeida -un caso similar al de la Alcaldía de Zaragoza, donde Cs también asumió el papel de bisagra y apoyo del PP-, la proyección del partido naranja sería hoy mucho mayor gracias a "la visibilidad que hubiera tenido la cantera de cargos de Cs con experiencia de gestión de verdad".

Un protagonismo fundamental para los partidos en la vida política ya que en "a nivel municipal es muy difícil capitalizar el papel en la oposición porque la acción de Gobierno es la tractora". A este poder de la gestión se suman, en su opinión, los medios con los que cuentan hoy día los Ayuntamientos, que manejan gran parte del presupuesto finalista, y las posibilidades y proyección política que eso les otorga. "Ahora mismo los alcaldes de ciudades medias y grandes tienen unos gabinetes de comunicación importantes que les sirven de altavoz", destaca la analista.

A diferencia de Fumanal, el politólogo Pablo Simón considera que el papel de los alcaldes actualmente es algo "coyuntural": "No creo que responda a un cambio de tendencia profundo". "Es algo episódico", resume Simón, que justifica su postura en el actual sistema de partidos en España, donde el principal peso político está en las autonomías, que son las entidades que están dotadas de competencias homologables a las estatales".

"A diferencia de otras culturas políticas como la francesa o la británica, donde los alcaldes tienen mucha mayor autonomía y poder, "aquí son las autonomías las que tienen ese protagonismo, porque la recentralización local no ha tenido lugar". En el caso español, apunta, "el verdadero contrapoder a los políticos nacionales son los barones autonómicos".

El profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Carlos III sostiene que "los banquillos de los partidos están más compuestos de cargos provenientes de ámbitos autonómicos, más que de la política municipal"; sería el caso de la ex ministra de Educación Isabel Celaá, que ejerció como consejera del mismo ramo del Gobierno Vasco, o la actual ministra de Hacienda, María Jesús Montero, proveniente del Gobierno andaluz.

Simón achaca el nuevo papel de algunos de los alcaldes reflotados a otras circunstancias coyunturales y atribuye los cargos en Moncloa de las tres ministras ex alcaldesas en un intento de Pedro Sánchez por competir con la figura emergente de Yolanda Díaz. "No es la política municipal lo que llevó a optar tanto por estas ministras, como otros dos rasgos: el hecho de que son mujeres jóvenes. Ellos entienden que tienen que intentar poner a perfiles más amables frente a Díaz para tratar de dulcificar la política con estos perfiles", advierte el analista.

Luis Orriols también muestra dudas sobre esta nueva tendencia, al considerar que las alcaldías y las autonomías "son una cantera frecuente para los partidos políticos". "Puede que veamos que a los alcaldes se le da más relevancia, pero no es la primera vez que acaban consiguiendo posiciones en niveles menos locales", advierte, recordando figuras como el del propio exministro de Sanidad, Salvador Illa, que fue alcalde de La Roca del Vallès, o el expresident de Catalunya, José Montilla, que previamente había gobernado Cornellà de Llobregat.

Sí admite Orriols que en los últimos meses "hemos visto un clúster de reclutamiento, una anomalía, que hay de golpe muchos alcaldes", señala. "¿Pero eso es ruido o una tendencia?", se pregunta. "No lo tengo tan claro".