Es un secreto a voces en Madrid. Pedro Sánchez José Luis Rodríguez Zapatero no solo se han reconciliado, sino que han conseguido, contra todo pronóstico, ir tejiendo una relación de confianza en la que intercambian opiniones, y, de vez en cuando, el presidente le consulta y su antecesor aconseja. Ese vínculo ha ayudado al jefe del Ejecutivo a tomar algunas de sus decisiones más arriesgadas, le ha facilitado la reconciliación con el PSOE y ha permitido, también, construir una suerte de puente de comunicación indirecta con actores políticos del tablero estatal que son pilares de la estabilidad del Gobierno, pero con los que la Moncloa apenas habla.

Respaldo al presidente del Gobierno y secretario general del PSOE por convicción y por lealtad”, explica Zapatero en conversación con EL PERIÓDICO DE ESPAÑA. Fuentes de su entorno confirman que la relación entre ambos ha ido creciendo desde que Sánchez gana la moción de censura contra Mariano Rajoy, en 2018, y admiten que desde entonces han conseguido ir construyendo una relación “de absoluta confianza” que ha ido “in crescendo”. Cada mes o dos meses se ven, quedan a comer, se toman un café. Al principio fueron charlas esporádicas sobre política internacional. Zapatero trasladó a Sánchez sus dudas acerca de las posibilidades de que la figura de Juan Guaidó consiguiese hacer pasar la página de Nicolás Maduro. Sánchez le escuchó, pero tomó la decisión contraria y le reconoció como presidente encargado de Venezuela. Incluso lideró en la UE esa posición. Meses después tuvo que recular y admitir que Zapatero estaba en lo cierto. También lo había estado cuando se había mostrado partidario de no repetir las elecciones en 2019 y formar directamente un gobierno de coalición con Pablo Iglesias sin volver a pasar por las urnas.

Fueron dos vaticinios perdidos que dejaron huella en Sánchez. Además, Zapatero se arremangó para atar los votos que el PSOE necesitaba para la investidura más allá de Unidas Podemos. “Zapatero ayudó a Sánchez a conseguir los votos que le faltaban para la investidura”, confirma Gabriel Rufián, portavoz de ERC en el Congreso. “No vengo de una admiración a Zapatero. Al contrario, vengo de la generación que asumió una decepción enorme en su mandato. Pero tiene mérito que no se haya entregado a los consejos de administración. Tengo que decir que siempre está cuando le pides ayuda y yo se la he pedido”, confirma el republicano.

¿Cuándo pidió ayuda Rufián a Zapatero? Cuando trataba de convencer al Gobierno para aprobar la concesión de indultos a los presos del ‘procés’. Fuentes próximas al portavoz republicano explican que el jefe de ERC en Madrid llamó por teléfono al expresidente apenas media hora antes de que entrase en el plató de Espejo Público, en junio de 2019, para pedirle que defiendiese esa tesis. Era un momento en el que el PSOE temía una enorme erosión si los presos salían de las cárceles. Y lo dijo. Se mostró a favor de “estudiar” los indultos si los presos lo pedían.

¿Pidió opinión Sánchez a Zapatero sobre este asunto? “Sí, me consultó. Lo conversamos y me mostré inequívocamente a favor porque considero que es un paso extraordinariamente positivo”, confirma el expresidente a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, convencido de que “la opción de diálogo con Cataluña” es el camino y que esa decisión “fue tomada con valentía”.

No fue el único dirigente socialista que salió a defender en público los indultos. José Bono, el expresidente de Castilla-La Mancha, también lo hizo tiempo después y se mostró favorable en una entrevista en TVE. A nadie se le escapa que su perfil llega a un votante más duro del PSOE, un elector que rechazaba frontalmente esta medida. “Sánchez le pidió a Bono que defendiera los indultos públicamente. Y eso quizá ayudó más que las palabras de Zapatero, porque llega a un votante que se dice socialista pero que está más cerca del PP”, explican fuentes conocedoras del episodio. Él prefiere ser prudente. Su entorno confirma que ha ido recuperando la relación con Sánchez. Conversan, se ven y mantienen un contacto amistoso.

Con quién habla Zapatero

“Zapatero es un aliado de Sánchez muy útil en términos políticos. Con [Felipe] González es distinto. González es solo un icono que Sánchez necesita, pero no se pueden ni ver”, relatan fuentes socialistas, “en cambio, Zapatero ha mediado, se ofrece a ayudar, mantiene relación con Rufián, con [Íñigo] Errejón, con [Pablo] Casado, con [Pablo] Iglesias”. “Con Iglesias sí, con Casado no”, rechaza el expresidente. ¿Y con Teodoro García Egea, el secretario general del PP? Cayetana Álvarez de Toledo lo afirma en su polémico libro. “Algún saludo o conversación breve” pero ninguna relación, zanja.

Sí habla con Errejón. “Le tengo respeto político e intelectual y, sí, vamos hablando. Valoro particularmente que escucha mucho, tiene curiosidad, hace preguntas…y no es fácil que un expresidente sea así. ¡Mira la soberbia con la que hablan Aznar y González dando consejos! Zapatero no habla de cara a la galería. Hace todo con discreción. Nos enteramos dos años después de que ha ayudado en algo y lo hace así porque tiene convicciones y porque verdaderamente tiene interés en ayudar”, opina el líder de Más País.

Fuentes próximas al expresidente destacan que la presencia del expresidente ha sido fundamental en la reconciliación de Sánchez con el PSOE tras el desgarro traumático del Comité Federal de 2016 que terminó con en una dolorosa dimisión. La “lealtad” de Zapatero “es incuestionable y ha permitido el rearme en el entusiasmo de gente del partido” que estuvo alrededor del expresidente y que, ahora, vuelve a sentir la conexión con la Moncloa. Esto ha sido posible, analizan las mismas fuentes, por el “proceso de crecimiento en el liderazgo” de Sánchez, por haber asumido que hay que “cuidar los afectos a los compañeros” y acompañar con “empatía”. Esa reconciliación con el partido se evidenció claramente en la remodelación del Ejecutivo en verano. La incorporación de Óscar López, como director del Gabinete de la Presidencia; Antonio Hernando, como director adjunto meses después; la llegada de Francesc Vallès como secretario de Estado de Comunicación; o la designación de Pilar Alegría como ministra de Educación evidencian no solo el reencuentro de Sánchez con su partido, sino la confianza en el equipo que acompañó a Zapatero durante sus dos mandatos en el Congreso de los Diputados.

Controversia

La disposición de Zapatero es generosa y, en alguna ocasión, indican fuentes socialistas, esa vocación de ayuda ha trascendido lo esperable. En plena crisis entre el Gobierno y las compañías eléctricas por la subida del precio de la energía, el expresidente llamó a Iberdrola para tratar de poner paz en el asunto, según explican a este diario fuentes del sector y corroboran fuentes socialistas. Él lo desmiente de plano: “Con las eléctricas no. Para nada. Ese no es mi mundo”, zanja. “Él llamó a Iberdrola para ayudar, pero esto molestó a Sánchez. Y no solo a él. [Teresa] Ribera se enfadó mucho también”, insisten fuentes socialistas. Fuentes del sector eléctrico aseguran que el expresidente hizo esa gestión personalmente.

Si en algo coinciden todas las fuentes consultadas es que la intención de Zapatero es ayudar a Sánchez, desde la discreción y la lealtad, ya sea de puertas afuera, allanando la relación con otros partidos, como a la interna, cerrando heridas en el PSOE.

Sin soberbia

También fuera del socialismo se reconoce su labor. “Hay cosas que se le han atribuido a Iglesias y que en realidad resolvió Zapatero. Se involucró para que los Presupuestos del año pasado no se pactasen con Ciudadanos. Y eso a Iglesias le costó verlo. Pero Zapatero lo dijo desde el principio”, asegura Rufián, quien destaca que el apoyo del expresidente a Sánchez. “Zapatero tiene convicciones, tiene valores, cree en causas y esto le convierte en el único expresidente que se pone a disposición. No es cínico, ni soberbio como [José María] Aznar y [Felipe] González, que van dando lecciones”, coincide Errejón.

Fuentes próximas a Zapatero confirman que la relación con Sánchez fue “creciendo paulatinamente” y que se consolidó firmemente en la pandemia. El propio expresidente vino a reconocer en su discurso del reciente Comité Federal que fue consciente del crecimiento en el liderazgo que Sánchez había experimentado cuando le vio decretar el confinamiento, en marzo de 2020. “Aquel día me sentí reconocido, orgulloso dentro del dolor y la perturbación, cuando te escuché decretar el confinamiento de todos los españoles sabiendo que era una medida dificilísima que a ti te podía costar toda la vida política”, reconoció. Cuando, minutos después, González pisó el mismo escenario, vino a defender que la campaña de vacunación solo había sido posible por el sistema sanitario que él había logrado edificar en sus mandatos, treinta años antes. Son dos discursos que condensan la relación que ambos mantienen con el actual jefe del Ejecutivo y dos formas de ser expresidentes abiertas a reflexiones.