Las enmiendas a la totalidad a los presupuestos del Gobierno de Isabel Díaz Ayuso presentadas por los grupos de la izquierda en la Asamblea de Madrid no tenían ningún viso de salir adelante. Se preveía su rechazo por la suma de PP y Vox antes incluso de que estos dos partidos pusieran por escrito en el acuerdo presentado este martes que rechazarían cualquier enmienda de la oposición. Pero la izquierda no quiere dar por perdido el debate y ha presentado en la mañana de este jueves más de 3.500 enmiendas parciales para seguir debatiendo en las próximas semanas sobre las cuentas de 2022.

Todos los partidos han criticado que la presidenta madrileña y Rocío Monasterio intentaran anular el debate a las enmiendas a la totalidad “antes incluso de leer las propias enmiendas”. “Aberración política”, lo llama la líder de Más Madrid, Mónica García. En el PP, en cambio, entienden que no hay diferencia entre lo sucedido en la Asamblea y en el Congreso de los Diputados, donde la mayoría progresista de la Cámara también tumbó todas las enmiendas a la totalidad presentadas por PP, Vox y Ciudadanos.

Las enmiendas parciales presentadas (1.587 Más Madrid, 476 el PSOE y 1.655 Unidas Podemos hasta sumar 3.718 en total) se debatirán en la comisión de presupuestos a partir de la semana del 13 de diciembre y las que queden vivas pasarán directamente al Pleno de presupuestos que se celebrará los días 21 y 22 para su votación final.

Isabel Díaz Ayuso dejó el debate en manos de su consejero de Hacienda y Economía, Javier Fernández-Lasquetty. Ella se ausentó tras la sesión de control inicial para acudir a la inauguración del ciclo de conciertos navideños que ofrecen los Coros Escolares de la Comunidad de Madrid en la Real Casa de Postas.

En la oposición, solo Mónica García aprovechó el debate para elevar el debate al ámbito político, mientras que en el PSOE, Podemos y Vox ninguno de los portavoces de grupo tomó la palabra a pesar de ser este el primer proyecto de presupuestos que podría ser aprobado en los últimos tres años, y el único de carácter político (puesto que las cuentas marcan las políticas que el Gobierno aplicará en los próximos meses) en un año sin debate del estado de la región, que no se celebra por ser este año electoral.

En su equipo defienden que era necesario que fuera ella personalmente quien defendiera este debate para presentarse así como “la única alternativa” a PP y Vox y bajar así “a tierra todas y cada una de las consecuencias que van a tener las líneas presupuestarias” de este Gobierno y rebatir a Lasquetty. García ha entrado en el debate con un tono vehemente y lleno de datos y números, en el que ha recuperado expresiones literales del discurso de investidura de Ayuso para intentar demostrar que aquellas promesas no se ven ahora reflejadas en los presupuestos, ni las de sanidad, ni las de educación ni las de sostenibilidad ambiental, según ha recordado en su intervención.

Especialmente dura ha sido advirtiendo de que los planes de convertir la salud mental en prioridad de este Gobierno, una batalla el responsable de su partido a nivel nacional, Iñigo Errejón, ha tomado por bandera, no es creíble porque en estos presupuestos la inversión dedicada a esta materia es la misma que en 2018, "como si la pandemia no hubiera pasado, cuando sus propios organismos les están advirtiendo de que se prevé un aumento del 30% de la demanda en trastorno mental común y un 20% en trastorno mental grave".

Antes del debate, Ayuso defendió sus presupuestos de dos maneras: de palabra en la sesión de control y con una imagen, la de la foto con Rocío Monasterio que escenifica el acuerdo entre ambas para sacar adelante el proyecto. La foto de ambas ha llegado dos días después de la rúbrica y anuncio del acuerdo de 13 puntos que garantiza a la presidenta madrileña sacar adelante sus cuentas. Aunque los populares defienden esta imagen, lo cierto es ha llegado sin previo aviso a los medios de comunicación para que pudieran cubrirla, en el despacho de Ayuso en la Asamblea de Madrid antes del Pleno y con un tercero invitado a la foto, el consejero de Hacienda y Economía. La escasa institucionalidad de la foto quedaba también reflejada en la ausencia de banderas del escenario, solo una menina con el logo de la Comunidad de Madrid situaba la imagen en el ámbito madrileño.

En cualquier caso, la sintonía se ha mostrado mejor en el discurso. Tras semanas de tirantez entre ambas líderes conservadoras, en las que se ha llegado a escuchar a Ayuso decir que no aceptaba lecciones ni monsergas de la formación de Monasterio, esta mañana tanto la presidenta como Lasquetty han agradecido públicamente a la dirigente ultra su apoyo por permitir que se aprueben estos presupuestos que permite "aplicar nuevas rebajas fiscales y dar estabilidad institucional a la región". Ayuso ha defendido también que con este proyecto Madrid se convierte en un "contrapeso" a las políticas del Gobierno.

Monasterio, por su parte, aunque con un semblante muy serio distinto al habitual en estas sesiones de control, ha indicado que su objetivo con este acuerdo es que la izquierda "pierda toda la esperanza de meter la mano en la vida de los madrileños" y ha confirmado su apoyo público a Ayuso si sigue "frenando a la izquierda".

La posición de Vox en la Asamblea convierte a Monasterio en una isla frente a la actitud de sus compañeros de partido en el Ayuntamiento de Madrid y Andalucía, que han rechazado apoyar al PP en sus distintos presupuestos, y pone de manifiesto la distinta estrategia del partido a nivel nacional y que, tal y como publicó EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, diario perteneciente al mismo grupo editorial que este medio, responde a una estrategia nacional de la formación para intentar debilitar a Pablo Casado.