Pere Aragonès mudó su característico tono medido y mesurado para rebatir a los partidos de derecha la polémica por el debate del catalán en las aulas. Su pausa y a veces mordacidad saltaron por los aires en las respuestas al PP y a Ciudadanos.

La sesión de control al 'president' empezó fuerte, con el líder del PP, Alejandro Fernández, recordando fotos de líderes independentistas con exterroristas y estableciendo un hilo de continuidad "con el acoso a un niño de cinco años". Un acoso en el que incluyó al Govern.

Aragonès, airado, negó cualquier mala práctica de su Ejecutivo y, sobre todo, exigió a los populares "que dejen de hacer mala política, y dejen en paz la escuela catalana. Su intervención es una lista de mentiras", prosiguió. Y elevando el tono, un mucho en su escala habitual, sentenció "este Govern y sus docentes están en contra de toda discriminación y ustedes están usando dos tuits rechazables para construir un discurso mediático y arrancar cuatro votos en España, porque aquí ya no les vota nadie. Nadie. Basta de buscar votos en España en detrimento de la cohesión social de Catalunya".

Miguel Ángel Blanco

Acto seguido intervino el líder de Cs, Carlos Carrizosa, quien comparó la polémica de Canet de Mar con Ermua, el municipio vizcaíno donde ETA secuestró y asesino a Miguel Ángel Blanco. Seguramente el líder naranja pretendía referirse al cambio que supuso en la sociedad ese asesinato y que dio paso a la expresión popular del hastío por el terrorismo, de ahí esa referencia al PSC para que se sumara a ese cambio de tendencia. Pero la mención de un brutal asesinato en el contexto del debate lingüístico dejó anonadado a Aragonès, quien indignado sentenció. "Lo que acaba de hacer, señor Carrizosa, no debería estar permitido. Se ha equivocado".

El líder del PSC, invocado por unos y otros, cual bisagra, por aquello de ser los socialistas uno de los pilares de la normalización lingüística de los años 80 y, a la vez, máxima oposición al independentismo, pidió mesura en la cuestión. Aragonès le agradeció el tono y su voluntad de ayuda.

La CUP pide liderazgo

A primera hora, la CUP exigió al Govern que asuma “liderazgos y responsabilidades”, eso es, que tome las riendas no sólo de la escuela de Canet de Mar (Barcelona) sino de las que puedan acabar sometidas a la lupa judicial, y que Educació ejerza “competencias plenas” en defensa del catalán como lengua vehicular. El conseller del ramo, Josep González-Cambray, se comprometió a actuar "con la máxima firmeza, convicción y mirada larga” para preservar la inmersión lingüística, apoyando al profesorado, pero apostilló que “el blindaje de la lengua catalana no será efectivo hasta que no tengamos un Estado propio”. Por su parte, el vicepresident Jordi Puigneró reclamó “valentía” al PSC para que "se enfrente al poder judicial en materia lingüística, igual que hicieron con los indultos" a los líderes independentistas presos por el referéndum del 1-O.