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Crisis del coronavirus

Barbón narra en primera persona su lucha contra el coronavirus: “Aún no me noto bien, tengo un cansancio extraño y secuelas”

“Imploro a todo el mundo que se vacune”, exclama el presidente del Principado en el retorno a la actividad tras su convalecencia por el covid | “Las nuevas restricciones hay que adoptarlas, con todo el dolor del corazón; la incidencia es muy alta y he visto gente grave que va a la UCI”

Adrián Barbón.

Las miradas que echa de vez en cuando al medidor de CO2 instalado en la mesa de reuniones de su despacho delata el cuidado que tiene Adrián Barbón frente al coronavirus. Unas precauciones que, asegura, ya adoptaba antes de ser uno de los primeros asturianos en contraer la nueva variante ómicron, obligándole a una baja de once días al frente de la presidencia del Principado, a la que puso fin ayer. Poco antes de salir a dar una vuelta por el mercadillo navideño de Oviedo –porque “me conviene tomar al aire”– relató a LA NUEVA ESPAÑA, diario perteneciente al mismo grupo editorial que este medio, cómo vivió esa convalecencia: cuando se confirmó su positivo, su ingreso en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) y el posterior aislamiento en la sede de la Presidencia autonómica.

Hubo momentos en los que lo pasó mal, sobre todo por la rápida evolución inicial del virus que, admite, “sí me sorprendió”. Cuenta que en su caso se cumplió el protocolo de hospitalización porque en una primera radiografía a sus pulmones hubo sospecha de neumonía. Y destaca el trato “magnífico que reciben todos los pacientes aislados en la planta covid de todo el personal sanitario, desde los celadores hasta los médicos especialistas pasando por los de enfermería y los auxiliares”.

“No tenía nada, solo un poco de tos desde la noche del jueves. De repente, cuando me hacen el test de antígenos, pensé que era un error porque no tenía ningún síntoma. Volvieron a repetir el test en el cribado que se hizo por parte de la Federación Socialista (FSA) para el congreso y volvió a salir positivo. Entonces, ya me aislaron en Presidencia”, recuerda.

La inquietud llegó poco después. “Como a la hora, mientras leía y hablaba por teléfono, empecé a sentir escalofríos y, como tenía una fiebre alta, miré la saturación de oxígeno. Vi que estaba bajando. Fue lo que me sorprendió, la verdad”, comenta un Barbón convencido de que esos síntomas no se parecen a otros virus más habituales. “Tuve muchas gripes y el período de incubación no tiene nada que ver con el covid”, argumenta ya en su despacho y sin el virus. Y algo más delgado tras el trance sufrido.

Un medidor de CO2 preside la mesa de reuniones del despacho de Adrián Barbón. M. López

“Los dos primeros días, ese viernes y el sábado, fueron sin duda los peores, con unas sensaciones muy raras que nunca había tenido”, afirma. Por un lado estaba la preocupación por el congreso de la FSA, que finalmente fue aplazado; por el otro, “ese cambio de tendencia tan rápida” en lo que primero creyó que era un catarro. Ese empeoramiento súbito, acompañado de la baja saturación, fue el motivo de su trasladado al HUCA, donde precisó unas gafas de oxígeno, que se las pusieron también para dormir. “Me ingresaron porque al subirme la fiebre tanto y bajarme la saturación de oxígeno lo que hay que hacer es ir a Urgencias. Allí me hacen un placa, en la que aprecian en el pulmón que podía haber una neumonía. Luego hubo otra placa y se confirmó que no era así, por eso pude salir del HUCA el lunes, cuando el médico me dijo que la fiebre ya estaba controlada y la saturación de oxígeno era buena”.

La mejora de Barbón ya había empezado ese domingo y al día siguiente volvió al aislamiento en Presidencia, desde donde votaría telemáticamente en el debate de las enmiendas de totalidad al Presupuesto de 2022. Era la víspera de Nochebuena. Por delante, toda una semana en la que tuvo mucho tiempo para reflexionar y leer a medida que cedía un dolor de cabeza que aún hoy vuelve por momentos y al que dice “estar habituado” por sus obligaciones presidenciales.

¿Cuál fue la principal lección de esta enfermedad y posterior convalecencia? En la primera, no duda: “Menos mal que estaba vacunado. A los que viven sin vacunarse les pido que lo hagan, se lo imploro, casi se lo pido por favor”, esgrime el presidente del Principado. “Allí en planta había casos graves de pacientes covid, a punto de bajar a la UCI, que no estaban vacunados. La vacuna es clave, salva vidas. No es lo mismo pasar esta enfermedad vacunado que sin estarlo”. La atención de la “gente majísima” que trabaja en esa planta covid es otro de los recuerdos que le quedan de su ingreso. En el itinerario a una de las pruebas que debió pasar en el HUCA se cruzó con una pareja que acababa de tener un bebé: “Aproveché para felicitarlos”. Otra conclusión que sacó de su contagio es que “la variante ómicron es hipercontagiosa. Esta ola no tiene nada que ver con la anterior. Tiene que ser muy contagiosa, porque para contagiarme yo, que tomaba muchas precauciones... Pero me pilló en uno de los renuncios que tuve, no sé cuál de ellos, pero también los tuve, seguramente”, reconoce.

Al permanecer enfermo, Barbón no estuvo al frente del consejo de Gobierno que decidió el cierre del ocio nocturno durante un mes e implantar el pasaporte covid. “Cuando los técnicos han decidido que son necesarias restricciones hay que adoptarlas, con todo el dolor del corazón. Yo no presidí ese Consejo de Gobierno pero las respaldo, porque sé de sobra que se han tomado cuando la consejería de Salud ha considerado su necesidad. La incidencia ahora es muy alta y a mí me duele cualquier muerto. No se pueden admitir discursos de que ahora solo mueren tres personas. Yo le digo a quien sostiene eso qué harían si uno de esos muertos fuera su abuelo o su güela; y ya dije que vi a gente que tenía que ir de planta a la UCI, en estado grave”, argumenta.

Adrián Barbón, en su despacho de trabajo.

“Ayudas muy importantes”

El Presidente autonómico afirma que las medidas darán resultado “si se consigue evitar que aumente la presión hospitalaria” y asegura que las ayudas a los afectados por el nuevo cierre “serán muy importantes”. También da respuesta a las críticas sobre el congreso de la FSA: “No había medidas similares, ni las hay aun hoy con actos que se están celebrando en Asturias con una situación epidemiológica mucho peor ahora. Era un congreso blindado. Pero en política no vale todo; que hubiera políticas asturianas que criticasen un congreso que no se celebró mientras ese mismo día en Aragón, con datos muchísimo peores, el PP celebró el suyo y sin las medidas adoptadas aquí...”.

En los días de aislamiento en Presidencia ha tenido tiempo para leer tres libros: “Una autobiografía de Eulalia de Borbón, la hija de Isabel II, que la llamaban la infanta rebelde, y lo encontré en una librería, es muy sencillo; luego leí, que me lo regalaron, el de Cayetana Álvarez de Toledo; no coincido nada con ella en lo ideológico y en la forma de ser, pero está muy bien escrito y defiende inteligentemente sus argumentos, aunque discrepe de ellos; y luego leí un libro que íbamos a presentar en el congreso y que es ‘Historia del socialismo asturiano’, de Adolfo Fernández”. También vio alguna serie, como la última temporada de “The Crown” porque “el perfil de Margaret Thatcher siempre me interesó”.

¿Cómo se encuentra Barbón, en su vuelta a la actividad? “No me noto bien tampoco; si la gente cree que estoy perfecto, no lo estoy, me gusta ser sincero”, avisa antes de extenderse en su explicación: “Tengo un cansancio extraño y me han advertido que tendré secuelas durante varios meses, en forma de dolores de cabeza y de fuertes ataques de tos”. Así que el presidente del Principado manda, en clave de humor, el siguiente aviso a los diputados autonómicos: “Si me ven toser fuerte en el hemiciclo espero que no salgan corriendo, que soy negativo”.

La dimisión de Rafael Cofiño, desde la cuarentena: “Ha sido mucho desgaste para él”

El nexo de Adrián Barbón con la situación política de Asturias durante la semana y media de su convalecencia fue a través del vicepresidente Juan Cofiño, que asumió la presidencia en funciones. “Hablaba con poca gente, no estaba yo para hablar con muchas personas. Tenía un cansancio muy peculiar y me costaba centrarme en los temas”, detalla. “Los primeros días estaba a paracetamoles y mirando el techo. La realidad en esos días me la masticó Juan Cofiño”, revela el presidente del Principado, que no escatima en elogios para la labor de su “número dos”.

“Solo puedo decir palabras buenas de él. Aparte de ser una persona excelente, que quienes lo conocen lo saben, Juan Cofiño es posiblemente de los mejores políticos que ha dado Asturias, con rigor, capacidad e inteligencia. Me llamaba a diario para reportar los temas pero lo hacía de una forma, seamos claros, leve para que tampoco yo estuviera en esos temas. Para nosotros es un lujo tenerlo. Y en el caso del partido, hablaba con Gimena Llamedo”, narra.

Las negociaciones de la concertación social y de los Presupuestos acapararon buena parte de los reportes de Cofiño. Y Barbón no vacila en ponerle nota. “Sería uno de los pocos dieces que diera”, afirma Barbón, quien sostiene que “para Asturias es muy importante contar en 2022 con los cuartos presupuestos aprobados de forma consecutiva desde que soy secretario general de la FSA, al encadenar la cuentas de 2019, 2020, 2021 y el próximo año, cuando antes parecía que había una maldición bíblica de que en Asturias solo podía haber nuevas cuentas cada dos años”. E insistió en que esa relevancia es mayor para la región que para su gobierno “porque cuantos más recursos tengamos y mayor capacidad de movilizar dinero, siempre será mejor”. De todas formas, se cura en salud sobre la votación final de mañana, aunque un sector de Podemos haya anunciado ya una abstención que allana la aprobación: “Soy de los que no vende la piel del oso antes de cazarlo, así que no estaré satisfecho hasta que se vote en el pleno y pueda felicitar al equipo negociador, con Ana Cárcaba, Dolores Carcedo y Gimena Llamedo, todo un fenómeno de la naturaleza que ha trabajado con el embarazo de por medio, además de Cofiño”.

El tramo final de la convalecencia coincidió con la dimisión repentina del director general de Salud Pública, Rafael Cofiño, que, asegura Barbón, no le cogió tan de sorpresa: “La valoro con el dolor de que deje la primera línea política y con agradecimiento porque le cogí mucho cariño en estos casi dos años que llevamos de pesadilla, con muchos disgustos y muchos momentos duros. El consejero de Salud me llevaba muchos meses advirtiendo de que creía que Rafa no aguantaría hasta fin de año en el cargo, todavía me lo dijo en una conversación en septiembre. Y hay que entenderlo, la política es muy dura y un año de pandemia equivale a diez normales. Ha sido mucho desgaste”.

Tiene días intensos por delante hasta fin de año, con el debate del Presupuesto, la firma de la concertación social y los últimos consejos de Gobierno para rematar temas pendientes. Para el diario de a bordo de su cuarentena quedará “la videocoferencia que organizó mi sobrina Cayetana en Nochebuena con toda la familia”. Ayer por fin pudo poner el belén con ella y su hermana Martina. Y también quedan los cientos de mensajes de apoyo que recibió: “Doy las gracias y pido perdón porque no he podido responder a todos”, señala. Entre ellos, el de la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, “muy cariñoso”.

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