Sin darle importancia, como el que no quiere la cosa, el excomisario José Manuel Villarejo ha aprovechado el segundo día en el que declara ante el tribunal de la Audiencia Nacional que le juzga por tres de sus contratos para espiar a rivales y la competencia de sus clientes, para responsabilizar de los atentados de Barcelona y Cambrils de 2017 a la persona a la que siempre ha culpado de que esté sentado en el banquillo y que se pidan para él más de un centenar de años de prisión: el exdirector del CNI Félix Sanz Roldán.

A la pregunta del fiscal Anticorrupción Miguel Serrano de por qué el CNI podía querer "monitorizar su vida" y ser quien grababa sus encuentros, como declaró este lunes, cuando se trataba, según decía, de favores personales, como el que acababa de decir que hizo al marido de la presentadora Ana Rosa Quintana, o de negocios o problemas entre particulares, Villarejo respondió con un órdago.

"A pesar de estar jubilado yo he seguido trabajando con el CNI hasta el día que me detuvieron. Estuve grabando con ellos para intentar arreglar el entuerto del atentado del imán de Ripoll que al final fue un error de Sanz Roldán por calcular mal las cosas para darle un pequeño susto a Cataluña", afirmó sin apenas inmutarse.

No hubo más referencia a los atentados de Barcelona y Cambrils. Se limitó a decir que seguía "manteniendo relaciones con algunas de las personas que le respetan en el CNI" y al mismo tiempo a atribuir a los mismos servicios secretos la fabricación de pruebas en su contra, entre las que catalogó todas las que le exhibía el fiscal, como aquellas en las que consta el tráfico de llamadas existente entre los protagonistas de la batalla que se desató entre las herederas de la urbanización La Finca, próxima a Madrid.

Favor personal

Estuvo mucho más alterado al referirse a la declaración que prestó este lunes el marido de Ana Rosa Quintana, el empresario Juan Muñoz Tamara, que ha llegado a un acuerdo con la fiscalía por el que reconoce las acusaciones. Estaba tan enfadado que aprovechó las preguntas de Anticorrupción para asegurar que nunca firmó un contrato con él, sino que le hizo un "favor personal", porque la presentadora le pidió que ayudara a "su maridito".

Si en la primera sesión dijo que fue el único acusado que había mentido, este martes sostuvo que Ana Rosa ya le "había pedido muchos favores", como por el "plagio de su libro" o el de su marido, porque había pagado con "facturas falsas" y, como era "más jovencito" que ellos, no haber tenido en cuenta que ella era famosa.

El enfado venía por haber implicado a su hijo, que también se sienta en el banquillo, algo que el excomisario calificó de "obsceno" y que le llevó a añadir que Muñoz "necesitaba dinero negro para pagar corruptelas" y que fue él mismo quien le entregó 20.000 euros en su despacho.

Vídeo a un exjuez

En su declaración, el empresario, para el que el fiscal pide 11 meses de cárcel, en vez de los ocho años que solicitaba inicialmente, admitió que Villarejo le proporcionó un vídeo del abogado de la persona que le debía dinero consumiendo droga, aunque no lo usó, porque ya había circulado por Marbella cuando era juez. Según Villarejo, los 20.000 euros fueron para agentes de los servicios secretos y él solo fue un intermediario.

También trató de dar la vuelta al vídeo del exjuez y abogado Francisco Javier de Urquía presentándolo como una denuncia en defensa de la justicia, al hacer públicos malos hábitos de jueces y fiscales. Puso cuidado en asegurar que el vídeo lo consiguió tras una búsqueda en internet y en que su hijo solo le ayudó a conectar un cable al ordenador, porque es "un patoso", no porque participara en la grabación como se deducía de las preguntas del fiscal. Cada vez que pudo sostuvo que la acusación contra su hijo y su esposa se produjeron para hacerle callar sin éxito.

Insulto a la inteligencia

Previamente Villarejo había calificado de "insulto a la inteligencia" los informes que le exhibía la fiscalía en los que constaba peticiones de tráfico de llamados al comisario Enrique García Castaño, también acusado, entonces jefe de la Unidad Central de Apoyo Operativo (UCAO).

Según Villarejo, en su contra se estaban fabricando pruebas desde 2013 por lo que no les daba credibilidad. No obstante, se permitió sostener que el CNI se interesó por la herencia de La Finca, porque fue el expresidente del Gobierno Felipe González quien a través de un intermediario le pidió que ayudara a la hija mayor del propietario fallecido.

El excomisario logró solo declarar por las mañanas, porque su abogado, Antonio García Cabrera, alegó que durante la primera sesión había tenido problemas de tensión y "un extremo cansancio" por la tarde en su domicilio.