Moncloa se refuerza para encarar el ciclo electoralque comienza con la elecciones autonómicas de Castilla y León, en menos de un mes, y culmina con las generales de finales de 2023. Tras el aterrizaje del nuevo equipo del presidente del Gobierno -el jefe de gabinete, Óscar López, Antonio Hernando, como su segundo, y Francesc Vallés, secretario de Estado de Comunicación- el pasado de julio, la maquinaria interna ha acabado de engrasarse para preparar todas las citas electorales y volcarse en vender gestión.

El Gobierno quiere contar todo lo que hace para llegar a las elecciones con una larga lista de objetivos cumplidos. Esta semana el BOE publicó una reestructuración interna para crear en el área de comunicación un departamento de coordinación informativa, que velará por unificar toda la información institucional del Ejecutivo. El Consejo de Ministros aprobó el martes su plan normativo para 2022, 92 leyes (11 orgánicas y 81 ordinarias), el 40% de ellas ligadas al plan de recuperación, y 276 reales decretos (es decir, acuerdos ejecutivos sin fuerza de ley). Una "ampliación de derechos y libertades" y una "segunda modernización económica" del país, según explicó el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, que el Gobierno no quiere que pase desapercibida.

Estos dos años se dedicarán a vender ante la opinión pública la agenda socialdemócrata y el impacto transformador de los fondos europeos. Un asunto este último, capital para el balance de legislatura de Pedro Sánchez, que Moncloa intentará patrimonializar, a pesar de la cruzada emprendida por el PP y por la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que ha llevado al Tribunal Supremo el reparto entre las comunidades de fondos de la UE. Este mismo viernes Pablo Casado ya ha advertido de que trasladará esta guerra a Europa si no hay "transparencia" en la distribución.

Cercanía y gestión

Con el propósito de encarar la carrera electoral, Sánchez ha puesto también directamente en manos de Antonio Hernando el control de la unidad de estrategia y ha desplazado la de comunicación con la ciudadanía, al Departamento de Análisis y Estudios. En Moncloa aseguran que han sido sólo "ajustes", que querían hacer respecto a la estructura heredada y que en el caso de gabinete del presidente no tiene más transcendencia. Pero sobre estos retoques se cimenta la voluntad de dedicar estos años a vender la acción del Gobierno y los fondos europeos, en los que además se insistirá en acercar la figura del jefe del Ejecutivo a los ciudadanos.

La secretaría de Estado de Comunicación supo de la entrevista de Garzón en The Guardian y de su resultado

Aunque se trata de la comunicación institucional del Ejecutivo, Unidas Podemos no ha tenido nada que ver con estos cambios. De hecho, nadie de esta formación trabaja en la secretaría de Estado. A pesar de la polémica generada por la entrevista del ministro de Consumo, Alberto Garzón, en The Guardian, y sus afirmaciones de que la carne que produce la ganadería industrial es de "peor calidad" que la procedente de la ganadería extensiva, la sensación en el bloque socialista del Gobierno es que la coordinación con sus socios "funciona" y es "mejor" que cuando estaba Pablo Iglesias.

Mejor relación

Su salida se vivió en el PSOE como un alivio, que ha contribuido a que mejore la percepción del propio Ejecutivo. Sólo su pertenencia al gabinete, sostienen fuentes gubernamentales, ya provocaban una visión negativa del Gobierno. Todo es "más fácil", ratifican, con Yolanda Díaz. Y la prueba es que se ha culminado la reforma laboral, se ha subido de nuevo el Salario Mínimo y se ha llegado a un acuerdo sobre vivienda. Reconocen que en muchos de estos temas han existido problemas internos. Pero se quedan en que finalmente se han superado.

Un contratiempo -la diferencia de posiciones- que, señalan, no ha existido en la polémica de las macrogranjas. Ahí la fricción se ha producido por unas manifestaciones que el PSOE considera "desafortunadas" y por eso se salió a matizarlas. Fuentes del Gobierno señalan que conocían previamente la entrevista a The Guardian y que vieron el resultado. Subrayan que no tuvo ningún impactó hasta que el PP se lanzó sobre ese tema. Y que desde que el asunto explotó el 5 de enero han sabido en todo momento los pasos que ha dado Garzón en otros medios.

Esta visión contrasta con la que esta misma semana ofrecían a El Periódico de España fuentes de Unidas Podemos, que sí apuntaban a una comunicación fragmentada, de uno y otro partido, en la que además se incidirá tanto por la convocatoria electoral del 13F como por el comienzo de todo el ciclo electoral. En Moncloa reconocen que "el Gobierno de coalición tiene sus complejidades". "Voces y posturas distintas en algunos temas que hace que, a veces, la coordinación sea difícil".

La dinámica interna pasa tanto por la comunicación directa entre Sánchez y la vicepresidenta, como por la interlocución de Óscar López con el jefe de gabinete de Yolanda Díaz, Josep Vendrell, y la de la ministra de Ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Sandra Astete. Una vez a la semana, cuando se reúne el Consejo de Ministros, se produce también un encuentro de todos los directores de Comunicación de los Ministerios. En estos engranajes, además de los "contactos necesarios para temas específicos" se sujeta la coordinación del Ejecutivo.

La etapa de Redondo e Iglesias

Aunque para el PSOE el funcionamiento de la coalición es ahora mejor para Unidas Podemos es simplemente distinto, por la manera que ejercen el liderazgo Iglesias y Díaz. El ex vicepresidente no tenía carga de gestión en su vicepresidencia social y eso le permitía estar más pendiente de la acción política y la comunicación del Gobierno. Además mantenía una gran sintonía con Iván Redondo. Tanto el jefe de gabinete de Sánchez como el ex secretario de Comunicación, Miguel Ángel Oliver, los dos sin carné del PSOE, tenían más fácil un acercamiento a Podemos, según las fuentes consultadas.

Ahora todo es diferente porque Díaz y su equipo gestionan el Ministerio de Trabajo, el de mayores competencias de la formación morada, y su personalidad es menos tendente a la bronca. Y Redondo y Oliver han sido sustituidos por personas del partido. Esto hace, aseguran fuentes gubernamentales, que "la parte socialista vaya más a su bola" y tenga más fácil controlar la comunicación del Gobierno. Se nota en hechos como una menor presencia de ministros morados en la rueda de prensa del Consejo de Ministros o que en las comunicaciones del Gobierno, a través del canal Telegram, ya no son fruto de consenso.

La tensión de las filtraciones

En todo caso, esa primera etapa fue cualquier cosa menos idílica. Las filtraciones entorpecieron constantemente la acción del Gobierno hasta el punto de que la ex vicepresidenta, Carmen Calvo, hizo varias llamadas al orden en la Comisión de Secretarios y Subsecretarios. Nunca se estaba del todo seguro si el origen era Podemos o el propio Iván Redondo.

Ahora esta práctica ha desaparecido y el Ejecutivo controla formalmente mejor la comunicación aunque esto no impide constantes fricciones, con la propia Yolanda Díaz, por atribuirse algunas de las decisiones estrella del Ejecutivo. El caso paradigmático es la reforma laboral. La previsión es que las diferencias se acrecienten por el comienzo del ciclo electoral y también porque quedan cuestiones muy peliagudas como la reforma fiscal y el aumento de los años en el cálculo de la edad de jubilación.