Con el arranque del nuevo año y en pleno despegue del ciclo electoral (en menos de un mes habrá elecciones en Castilla y León) Pablo Casado trata de poner en orden varios asuntos que desde hace meses le han ido causando un desgaste reflejado incluso en las encuestas nacionales. Los desencuentros con la CEOE a causa de sus pactos con el Gobierno de coalición llegaron a provocar tiranteces que no se habían visto antes entre los empresarios y el partido conservador.

Aunque en el PP siempre han defendido “normalidad” y “cordialidad” entre las dos organizaciones (la exministra Fátima Báñez está hoy en la patronal), la escenificación de Casado y Antonio Garamendi este lunes (abrazo incluido), reivindicando la “buenísima relación” de ambos fue la mejor prueba de la tensión que se ha vivido. Y de la necesidad de parar de una vez por todas el goteo de titulares.

Fue el líder del PP el que lanzó la primera aclaración. Y acto seguido, igual que llevan haciendo cuadros de su formación desde hace semanas, dejó claro que no es incompatible una buena interlocución con mantener posiciones distintas, por ejemplo, en la nueva reforma laboral. “Lo que hace el diálogo social no es incompatible con lo que hacemos los partidos en el Congreso. Jamás me ha llamado la CEOE para decirme lo que tengo que hacer ni nosotros hemos llamado para decirles nada”.

El PP se reconcilia así públicamente con la patronal, pero en ningún caso se plantea apoyar la nueva legislación del Gobierno. “La coherencia en este tema es importantísima. Y nos parece positivo que nosotros defendamos una postura y la CEOE, otra. No tenemos que coincidir en todo”, refuerzan en la cúpula popular, reconociendo que consideran el debate zanjado. Como publicó El Periódico de España, los populares se han ido apoyando en la propia división de los empresarios (la patronal madrileña, Foment, Anfac y Asaja no dieron su sí al texto pactado con el Ejecutivo) para insistir en que el voto de su formación en el Congreso será un no. “No todos los empresarios están de acuerdo con esta reforma laboral”, insistían distintos dirigentes estos días. Incluso el número dos de Casado, Teodoro García Egea.

A pesar de que hay dirigentes en el PP que cuestionan las decisiones que la CEOE ha ido tomando en los pasados meses, Casado había intentado mantenerse al margen. El punto de mayor tensión saltó en el mes de junio a raíz de los indultos, cuando el líder del PP no escondió sus críticas. En todo caso, en la cúpula popular reconocen que había que dar carpetazo al asunto y evitar las continuas noticias sobre la relación entre dos actores que siempre han estado muy alineados. El foro que compartieron sobre el modelo turístico español este lunes dio buena prueba de ello.

A la foto de Garamendi se suma la tregua que justo hace una semana también visualizó la dirección nacional con Isabel Díaz Ayuso. Este era otro reclamo dentro del partido, especialmente tras constatar que el malestar de los electores se hacía notar en las encuestas. García Egea, que encarna la crisis vivida con la Puerta del Sol durante meses, fue quien decidió acercarse a la presidenta madrileña para pasear hasta la puerta de un desayuno al que ambos asistían. Paseo y conversación de ambos, no visto en mucho tiempo.

En el equipo de Ayuso ironizaban con que habían sido necesarias unas elecciones para cuadrar a otro el partido y dejar las crisis internas a un lado. Es exactamente lo que ha pasado. El PP necesita una gran victoria en Castilla y León por muchos motivos, pero especialmente por dar continuidad al cambio de ciclo que comenzó el 4-M en Madrid. El congreso del PP de Castilla y León, bautizado por todos como el de la unidad, confirmó que la tregua es real. Aunque tiene fecha de caducidad.

A diferencia de otros congresos, en los que Ayuso eclipsó todo el protagonismo (ocurrió en Castilla La-Mancha e incluso en Andalucía), los presidentes remaron en la misma dirección para coronar a Alfonso Fernández Mañueco. La madrileña incluso le cedió el testigo de su victoria madrileña, asumiendo que “ahora le toca a él hacer lo mismo” y restando importancia a su logro. Sí hubo un recado para Génova durante su intervención, al hacer una referencia a que está deseando que llegue también el congreso del PP de Madrid al que ella se presentará.

Más allá de eso, en la dirección nacional no esconden su optimismo de cara a las elecciones castellanoleonesas. Y tampoco quitan relevancia a la “tranquilidad” interna de estos días, desde que esa tregua llegó. Está por ver lo que dura y cuándo se retomará el calendario de congresos autonómicos. Sobre todo, porque es previsible que la convocatoria de elecciones vaya retrasando la de los siguientes cónclaves. Ayuso sigue diciendo que confía que la dilación no le afecte, sobre todo teniendo en cuenta que el año que viene vuelve a unas elecciones y que antes debe hacer también los congresos de los municipios.