El ciclo electoral se abre el 13 de febrero, en Castilla y León, con un actor nuevo. España Vaciada. Se presenta en cinco de las nueve provincias y puede ser una bisagra clave para componer mayorías. Robando votos a izquierda y derecha. Pero la estrategia seguida por PP y PSOE es divergente. Los populares combaten con fiereza las plataformas de la despoblación, las llaman "marca blanca" de los socialistas. Estos, en cambio, tienden puentes con ellas por si abren la puerta del "cambio" en una comunidad gobernada desde hace 35 años por los conservadores.

Porque ese, el "cambio", será el 'claim' de la campaña del PSOE en Castilla y León y de su candidato, Luis Tudanca, secretario regional desde 2014. Ya lo ha sido en estas semanas previas a la recta final —'Cambio y esperanza' era el eslogan— y lo será en el tirón final. Para los socialistas, pese a la lluvia de encuestas que sitúan al presidente autonómico, el popular Alfonso Fernández Mañueco, cerca de la mayoría absoluta, "nada está escrito", y quieren hacer valer tanto su victoria en 2019 (que tampoco preconizaban todos los sondeos, recuerdan), como su condición de partido "fuerte, cohesionado" y como fuerza hegemónica de la izquierda, a diferencia de lo que ocurre en una derecha muy disgregada.

Por eso la dirección del PSOE castellanoleonés ha diseñado con Ferraz una campaña más enfocada en la región. Y, para impedir que se repita el "error" de lo ocurrido en las elecciones del 4 de mayo en Madrid, expondrá lo justo a Pedro Sánchez: acudirá solo en cuatro ocasiones (a Zamora, León, Soria y Valladolid), para evitar la contaminación nacional y el cuerpo a cuerpo de Mañueco con el jefe del Ejecutivo. En los anteriores comicios, Sánchez confrontó directamente con Isabel Díaz Ayuso, y ella aprovechó para victimizarse, batirse con él e ignorar al candidato socialista, Ángel Gabilondo.

Tudanca acudió este miércoles a un desayuno informativo en Madrid, presentado por la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, y arropado por otros cuatro ministros y la cúpula federal de su partido. Allí saludó las candidaturas de la España Vaciada: pueden ser "un aliado" de los socialistas "si apuestan por el cambio, por cambiar las cosas en Castilla y León". El candidato explicó que entiende el movimiento, "especialmente" en su comunidad, en la que las más de tres décadas de gobiernos populares han hecho mella. España Vaciada "en general ha sido útil y ha hecho visible una reivindicación que habla de los desequilibrios" en temas como "el desarrollo, las infraestructuras o el empleo". "Todos aquellos que quieran aportar, sumarse al cambio en Castilla y León, son bienvenidos. Confío en que seamos capaces de entendernos para que ese Gobierno de cambio llegue", apuntó.

"Ya lo hemos vivido"

No obstante, Tudanca lanzó el aviso: la "bandera del cambio en la región solo la representa el PSOE". "Es que ya lo hemos vivido", abundó. Recordó así cómo en 2019 el PSOE, por primera vez desde 1983, ganó las elecciones (35 procuradores, por los 29 del PP), y Ciudadanos, que había hecho campaña por el "cambio" y la "regeneración", acabó apoyando a Mañueco y mantuvo a los conservadores en el poder. "La única manera de garantizarlo es que el PSOE tenga una mayoría no como en 2019, sino mayor porque siempre hay tentaciones de perpetuar lo que tenemos", y España Vaciada, alertó, es un "movimiento muy heterogéneo". Lo ilustró con un dato: 14 de los 18 candidatos de la lista por Valladolid son ex de la formación naranja.

Los socialistas subrayan que salen a ganar, y que la fragmentación les puede ayudar. Si el PP y Vox no suman por sí mismos, alegan, el escenario "se abre". Y España Vaciada puede ser clave. El PSOE cree que hay mucho de efecto moda, y no percibe que tenga entrada en las cinco provincias en las que concurre: Soria, Burgos, Palencia, Salamanca y Valladolid. Sí más en la primera, Soria, donde el movimiento "sí está más consolidado". Pero aunque no consigan escaño, puede alterar los restos, el reparto de los últimos escaños en cada circunscripción, y por eso creen en el círculo de Tudanca que las urnas son imprevisibles.

Además, España Vaciada no está sola: también se presentan Por Ávila (escisión del PP, con la que Mañueco no pudo pactar los presupuestos para 2022), Unión del Pueblo Leonés (formación leonesista, pero conservadora) y Cs. Fuentes muy próximas al candidato recalcan que para una plataforma local "es difícil de justificar" una alianza con el PP, el partido que "les ha metido en el hoyo". "Mañueco insulta a España Vaciada [se presenta como el partido del campo] y a Por Ávila y trata a UPL como si fuera ERC", aducen. El presidente regional "lo fía por eso todo a Vox", pero una entente con la ultraderecha le impediría sumar a otras pequeñas formaciones, según el cálculo del PSOE.