Falta menos de una semana para que el Congreso vote la reforma laboral. Y el Gobierno no tiene los apoyos suficientes asegurados. Los socios habituales del Ejecutivo dejaron claro este jueves que están en el 'no', salvo que introduzcan en el texto sus exigencias. El PSOE se niega y mira hacia Ciudadanos y los partidos minoritarios para lograr la mayoría necesaria. "Todas las formaciones que la quieran apoyar, bienvenidas sean", ha dicho este viernes la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, que ha lanzado un "casi ruego" para que se convalide la reforma.

El ala socialista del Gobierno no quiere modificar el texto que acordaron patronal y sindicatos. Sobre todo, después de la amenaza de la CEOE de descolgarse del pacto si esto sucede. Y, por lo pronto, Ciudadanos (9 diputados), Teruel Existe (1), el Partido Regionalista de Cantabria (1), Coalición Canarias (1) y Nueva Canarias (1) son los únicos dispuestos a respaldar la norma sin cambio alguno. Pero los números no terminan de dar. El Ejecutivo aún necesitaría el 'sí' del PDeCat (4) Más País (2) y Compromís (1). Los tres partidos están aún decidiendo el sentido de su voto.

"Son bienvenidas el resto de formaciones si se convalida con una gran mayoría y no se toca ni una coma de lo que ha costado nueve meses para superar la etapa negra del PP", ha dicho Montero. Es decir, nada de modificar la reforma laboral. Ni ahora, ni más adelante, como ha propuesto la vicepresidenta segunda y líder de Unidas PodemosYolanda Díaz, para arrastrar a ERC al 'sí'. La responsable de Hacienda, además, ha asegurado que el fracaso de la reforma "le pasaría factura a aquellos que no apoyaran" el texto. Una vez más, eleva la presión sobre los socios del Ejecutivo.

Incrementar la presión

La ministra de Transportes, Raquel Sánchez, ha incidido en esa estrategia de atornillar a los republicanos catalanes. "Creo que todos los partidos políticos con responsabilidad deberían sumarse a un acuerdo que clarísimamente define y establece las relaciones laborales del siglo XXI y cierra la puerta a lo que supuso la reforma laboral del PP, que creó una situación de precariedad y temporalidad", ha dicho en un acto en Barcelona. "Es una reforma extraordinariamente positiva. No contemplamos otro escenario que su aprobación y su aprobación con el mayor número de votos", insistía el responsable de Seguridad Social, José Luis Escrivá, en una entrevista en Antena3.

A la presión ejercida por el ala socialista se han sumado también los sindicatos. Los secretarios generales de CCOO y UGT, Unai Sordo y Pepe Álvarez, respectivamente, han pedido a los partidos de izquierdas que no hagan "el tonto" y aprueben la reforma por "convicción democrática", ya que fue fruto del diálogo social. Además, han apuntado que la ruptura del bloque de la investidura "no es un tema menor con el escenario político que tenemos encima".

La otra vía

Mientras las miradas están puestas en ERC, el único de los socios del Gobierno que aún deja la puerta abierta a un posible pacto, Ciudadanos sigue insistiendo en que respaldarán la norma siempre y cuando "no se toque ni una coma". El portavoz de los naranjas en el Congreso, Edmundo Bal, ha desvelado que estos días ha estado en contacto con el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, para cerrar una negociación. "Tuve con él una conversación, le expresé cuál es nuestra posición y él prometió que durante la semana que viene, dado que la convalidación va a ser el jueves que viene, me llamaría", ha dicho en una entrevista en Onda Madrid.

Unidas Podemos, por el contrario, se resiste a dejar entrar a Cs en la ecuación. Durante el verano de 2020, los morados se pusieron manos a la obra para dejar a Inés Arrimadas fuera de cualquier negociación y ahora no quieren dar pasos atrás. Para evitarlo, Díaz lleva semanas negociando con ERC, aunque por el momento el diálogo no da sus frutos. "No sé si saben en Catalunya que nunca me levanto de la mesa. Es decir, que voy a agotar esa negociación", dijo este jueves en Barcelona. Fuentes de su entorno aseguran que "aún hay margen".