El exministro de Justicia del PP Rafael Catalá fue quien aviso a Isabel Díaz Ayuso de que altos cargos del PP, del núcleo duro de Pablo Casado, se habían puesto en contacto con detectives para investigar al hermano de la presidenta regional.

Tras la alerta dada por el exministro de Mariano Rajoy, Ayuso se puso en contacto con el exalcalde Alberto Ruiz-Gallardón, con el que mantiene una estrecha relación, para que tratara de confirmar si era verdad, sostienen en el entorno del PP.

Ahí empezó la intermediación con el actual regidor madrileño, José Luis Martínez Almeida, a quien pidieron que indagara si desde la Empresa Municipal de la Vivienda y el Suelo (EMVS) se habían llevado a cabo reuniones con esos detectives. El alcalde ha desmentido por completo que esos hechos se produjeran. Ni hubo reunión entre uno de sus empleados con un detective, ni tampoco se llevó a cabo ningún contrato a cargo de las arcas municipales, tal y como ha explicado él mismo desde el Palacio de Cibeles.

Cuando los exministros de Rajoy entraron en acción, las relaciones entre Ayuso y Almeida estaban muy tocadas por culpa de la pugna que Génova y Sol mantienen por el control del PP de Madrid. El alcalde, que hace un año y medio fue nombrado portavoz nacional del PP, se vio en mitad de un fuego cruzado que solo le ha traído quebraderos de cabeza.

La guerra de la dirección nacional y la presidenta de la Comunidad tiene el origen en la fecha para celebrar las primarias de Madrid. En este contexto se enmarca que a pesar de la crisis desatada por el supuesto espionaje, no hubiera una llamada o contacto directo entre la presidenta regional y el alcalde de la capital.

Fue Gallardón quien se puso en contacto con Almeida, según las mismas fuentes, quién después de sus indagaciones, le negó tajantemente que ese presunto espionaje para saber si el hermano de Ayuso se llevó una comisión de un contrato público proviniera de Génova ni del Ayuntamiento de la capital.

En contacto con El Periódico de España, diario del mismo Grupo editorial, Prensa Ibérica, que este medio, Catalá ha negado que diera ningún aviso. "Me he enterado de este asunto esta mañana. Estoy en mi vida profesional", señaló. Gallardón, por su parte, evitó dar su versión sobre lo ocurrido.

Gallardón avisó a Almeida de la investigación a Ayuso desde el Ayuntamiento de Madrid. Agencias

La investigación del Ayuntamiento

Cuando Almeida recibió hace unos meses la llamada de Gallardón activó la maquinaria interna del Ayuntamiento con personas de su estricta confianza. Mantuvo al margen a su socio de coalición, Ciudadanos, tal y como ha desvelado la propia vicealcaldesa, Begoña Villacís. El partido naranja no pone en duda la estabilidad del gobierno local, pero exige desde este momento absoluta transparencia sobre lo sucedido y ha impulsado una convocatoria extraordinaria del consejo de administración de la EMVS para aclarar cualquier sospecha que se celebrará este mismo viernes a las 9 de la mañana.

Según ha relatado Almeida, él mismo pidió al presidente de la empresa municipal que mantuviera una reunión con el detective supuestamente implicado y el empleado que habría estado en aquel encuentro. Además, de forma paralela, le encargó al concejal de Medio Ambiente y hombre de total confianza, Borja Carabante, que revisara los contratos de la EMVS de los últimos dos años en busca de algún papel que acreditara la relación con esa empresa de detectives.

El alcalde ha asegurado que no hubo tales reuniones entre investigadores y la empresa municipal, como tampoco ningún contrato. Afirma también que Ángel Carromero, empleado del Ayuntamiento de Madrid (de la total confianza de Pablo Casado y Teodoro García Egea) ha negado su implicación en el espionaje hacia el hermano de Ayuso. A pesar de haber resuelto la investigación interna, Almeida sí ha dejado la puerta abierta a que "en caso de que encuentre alguna sospecha" de que alguien que trabaja en el Ayuntamiento ha participado en cualquiera de estas iniciativas, "tomará medidas de inmediato", empezando por expulsarlo de la institución.