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Implosión en las filas populares

Casado se reivindicará ante un PP que entona el 'mea culpa': "Dejamos el partido a dos niñatos"

El todavía presidente pronuncia este martes uno de sus últimos discursos con la pretensión de defender su legado pero también de que el PP mire hacia el futuro | Nadie sabe aún que hará Casado con el escaño, Egea sí ha comunicado su intención de permanecer hasta final de la legislatura

Pablo Casado y Alberto Núñez Feijóo. EP

El PP se dispone este martes a corregir la decisión que tomó en julio de 2018 con la elección de Pablo Casado como presidente del partido. La Junta Directiva Nacional convocará el congreso extraordinario que pondrá fin a tres años y medio de una presidencia que hizo aguas desde el principio. Personas que han conocido muy bien lo que ha sucedido durante este tiempo asumen lo que, según ellos, fue un error: "Dejamos la organización a dos niñatos", en referencia también al ex secretario general, Teodoro García Egea. Sin apenas experiencia laboral o vital más allá de la vida del partido, con un nulo conocimiento, subrayan ahora, de lo que es España y los problemas reales de los ciudadanos, "les entregamos todo el poder".

A ese mandato se le ha puesto punto y final. Pero Casado conservará técnicamente hasta el congreso el cargo de presidente, por su negativa a dimitir como el miércoles de manera unánime le exigieron los barones. Esto le permitirá pronunciar hoy un discurso y otro en el cónclave. Fuentes populares aseguran que su intención es "defender su legado" y "reivindicar el trabajo hecho" de manera muy intensa. Lo hará, sostienen, no con el ánimo de ahondar en las heridas internas sino con la idea de que "hay que mirar al futuro".

En principio no hay nada previsto para despedirle porque, aseguran fuentes del partido, "Casado no se va mañana". "Él se empeñó en hacerlo en el congreso". Sí se espera que haya intervenciones a favor de que el PP pase página y supere la más traumática de sus semanas. Nadie acierta aún a saber qué hará el todavía presidente popular. Se da por supuesto que ya no acudirá al Congreso pero fuentes populares señalan que no ha comunicado aún qué hará con el escaño. "Es una decisión suya".

Egea, hasta el final de legislatura

Sí ha desvelado sus intenciones García Egea. En principio, indican las fuentes consultadas, su propósito es continuar como diputado hasta acabar la legislatura. Pero en el grupo parlamentario crecen las voces que apuntan a que "debería marcharse ya". "Ha hecho mucho daño". "Otros se podrán reciclar pero él no". El enojo con el ex secretario general no mengua en el PP, a pesar de que García Egea siempre actuó a las órdenes de Casado. Como publicó El Periódico de España los barones estaban dispuesto a dar una salida a Casado pero no a su número dos.

El PP quiere dar carpetazo a esta etapa y volcarse en el nuevo proyecto que encarna Alberto Núñez Feijóo. Con el congreso convocado formalmente este martes, el presidente de la Xunta esperará hasta el miércoles para hacer oficial que opta a dirigir el partido. Él mismo apuntó ayer a este día en unas declaraciones públicas. En todo caso, la semana pasada, en la reunión de los barones con Casado en Génova todos entendieron que estaba a disposición del PP para liderar esta nueva fase. Algo que era evidente desde que comenzó la operación para derribar a Casado con la unión de varios barones en torno a Feijóo. 

Las opciones de González Pons

Aunque previsiblemente su equipo no se conocerá hasta el congreso del 2 y 3 de abril, que se celebrará en Sevilla, en el PP cunde la idea de que Esteban González Pons tiene muchas opciones de ser el próximo secretario general. El periodista de La Voz de Galicia, Fran Balado, en su libro El viaje de Feijóo (una biografía autorizada), desveló que el eurodiputado habría sido el elegido si el presidente gallego hubiera optado en 2018 por ser el sucesor de Mariano Rajoy. Ahora en el partido creen que esa idea se mantiene. "Tiene muchas posibilidades". Feijóo, explican, "lo quiere" pero González Pons debe aclarar si abandona su trayectoria política en Bruselas para regresar a Madrid.

Junto con Cuca Gamarra son las dos personas de más peso en el PP de esta transición. Él se ocupará de organizar el congreso mientras que la portavoz parlamentaria será la coordinadora general. De ella depende ahora la gestión política del PP dando por hecho que Casado ya no se inmiscuirá. Hay dudas sobre los movimientos del entorno de Egea en Génova pero parece que todo resquicio de oposición a Feijóo está desactivada.

Feijóo no es un líder asambleario

La impresión es que el gallego viene a construir un PP derruido, dispuesto a contar con todos y a tener en cuenta a los barones a los territorios. Pero conviene recordar que el presidente de la Xunta no es un líder asambleario. Al contrario, ejerce el poder sin contemplaciones.

De hecho él fue quien aupó a Casado. Si no lo hubiera respaldado no habría llegado a la presidencia. Por dos veces el futuro del partido estuvo en sus manos. Cuando decidió que él no se presentaría. Y cuando eligió a Casado para evitar la designación de Saénz de Santamaría. Casado suele decir que a él le escogió la militancia. No es cierto. La votación de las bases la ganó la ex vicepresidenta. Él venció en la de compromisarios. Sumó a los suyos todos los delegados de María Dolores de Cospedal (los de Galicia, incluidos). 

Un mandato fallido

Ahora el partido entona el mea culpa por aquello. En realidad lleva mucho tiempo haciéndolo. Cuando se cumplieron los primeros 100 días de Casado en el cargo ya eran evidentes las deficiencias de su mandato. Distintas fuentes del partido lo relataban entonces. "No tiene equipo". "No delega". "Lo decide todo con Teodoro y con Maroto (en aquellos momentos el ahora portavoz del PP en el Senado, aún tenía alguna influencia"). "Le falta un asesor de referencia" (Génova negociaba esas semanas el fin del contrato que Mariano Rajoy mantenía con Pedro Arriola, recientemente fallecido. "Peca de sobrexposición". "No atiende a los consejos de ser más moderado". "Intenta imponer al PP su ideario", aseguraban en referencia al empeño por reabrir el debate del aborto.

Quienes le habían apoyado en el congreso comenzaban a ver con claridad que no era lo que esperaban. Los que estuvieron con Sáenz de Santamaría, igual o más críticos, se ocupaban sólo por sobrevivir. La mayoría de estos, tanto a nivel nacional como en los distintos territorios, fueron laminados para dar paso a dirigentes de menos peso pero más afines a Casado. Lo ocurrido en la última semana ha llevado a la simplificación de pensar que la concatenación de tres hechos: el error de Alberto Casero en la votación de la reforma laboral, el exiguo resultado de las elecciones de Castilla y León y las acusaciones públicas de corrupción contra Isabel Díaz Ayuso han acabado con él. O que lo ha hecho el estilo salvaje de Teodoro García y Egea y sus intentos de controlar las provincias "a sangre y fuego" para debilitar a los barones.

Una de las personas que mejor conoce el partido lo explica con claridad a quien quiere oírlo: "Los votantes se van a Vox porque no ven a un líder claro en el PP". Otros, incluso en el PSOE, lo relatan lanzando al aire una única pregunta: "¿Por qué Feijóo y Ayuso han logrado parar a la ultraderecha en sus territorios con estilos tan distintos?". El propio partido ha dado en los últimos días la respuesta.

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