La localización de la fragata española Blas de Lezo F-103, uno de los buques estrella de la Armada española, es ahora mismo un secreto. La nave partió hace un mes del arsenal de El Ferrol hacia una zona del Mediterráneo oriental en la que navegan también los cazaminas Meteoro y Sella para incorporarse al dispositivo SNMG-2 de la OTAN, desplegado cerca del Mar Negro.

La fragata, que costó 600 millones de euros, cuenta con 190 tripulantes a bordo, además de personal de la flotilla de aeronaves necesario para mantener el helicóptero y de infantería de Marina que se sumó en la base de Rota.

Debido a la crisis ucraniana, el buque partió tres semanas antes de lo previsto. Al hacerlo apagó los sistemas ordinarios de localización civil y pasó a los códigos militares de localización, propios de ejercicios o acciones de combate. "No mucha gente conoce su ubicación. El personal destinado en el Mando de Operaciones, el Cuartel general de la Flota...", señalan fuentes militares.

Desde el Ministerio de Defensa se mantiene el mayor hermetismo sobre las operaciones del Ejército español en las cercanías del escenario del conflicto ucranio-ruso. Se desconoce por tanto si la nave está ya dentro del Mar Negro, donde Rusia tiene desplegados veinte buques de guerra y un número que no ha trascendido de barcos auxiliares y de desembarco para bloquear la costa ucraniana.

La Blas de Lezo, la tercera fragata de la clase “Álvaro de Bazán”, tiene 146 metros de eslora, una altura de 50 metros, y pertenece a la 31ª Escuadrilla de Escoltas. Es una fragata relativamente moderna, ya que fue construida en 2004. Su principal característica es que cuenta con uno de los "mejores radares del mundo".

El sistema de combate AEGIS utiliza cuatro antenas fijas del radar multifunción AN/SPY-1, que tiene una cobertura de 360 grados. Este radar es capaz de detectar hasta 200 blancos (y también proyectiles en aproximación) simultáneamente en una distancia superior a las 200 millas (321 kilómetros). Cuando rastrea una amenaza, ya sea aérea, en superficie o submarina, puede responder instantáneamente con misiles o torpedos.

"Este sistema de combate permite una capacidad de reacción muy rápida ante cualquier ataque", precisan fuentes militares sobre el AEGIS, que fue creado para la Armada de los Estados Unidos tras la Guerra Fría, pero también es utilizado por la Fuerza Marítima de Japón, la Marina Real Noruega, la Marina de la República de Corea y la Armada Española.

"Las fragatas F-100 que montan el sistema AEGIS nos permiten tener en estos buques una capacidad de ataque similar a los destructores de EEUU", señala un cargo medio de la Armada que ha estado en varias ocasiones destinado en el buque. El funcionamiento de este sistema de defensa fue reflejado con mucha verosimilitud por la serie posapocalíptica 'The Last Ship'.

En una situación ordinaria donde se uniera al operativo de la OTAN en esa zona del Mediterráneo la misión de la Blas de Lezo duraría dos meses, pero dada la guerra en Ucrania podría alargarse mucho más en el tiempo. "Su tripulación no sabe cuándo va a volver y ya estuvieron un periodo largo fuera antes de Navidad", valora un cargo de la Armada, que detalla que una fragata así es "como una pequeña ciudad, porque siempre hay gente haciendo guardia, en las máquinas, en el timón... Cuenta, además, con panadería, peluquería, lavandería, talleres, gimnasio".

El destino de la Blas de Lezo es la zona de operaciones del Mar Negro, pero no necesariamente tiene que estar allí en este momento. El tráfico naval del Mar Negro se rige por la Convención de Montreux. Este viejo tratado limita el paso por los estrechos turcos a los países no ribereños del Mar Negro, aunque sean aliados OTAN de los que, como Bulgaria y Rumanía, sí tienen costa en ese mar: solo pueden pasar el Estrecho del Bósforo que custodia Turquía barcos militares foráneos de cierto tamaño y solo durante 21 días.

De acuerdo a esta convención, que podría ser papel mojado dado el conflicto bélico abierto en la zona, una flota extranjera no puede pasar de 15.000 toneladas a la vez navegando en el Mar Negro. Los portaaviones, de hecho, están prohibidos, lo cual coloca muy en primera línea a las fragatas como la Blas de Lezo.

Estados Unidos tiene en la zona al portaaviones Harry S. Truman, presumiblemente en el mar Egeo. Es lo más que de momento ha podido aproximarlo al teatro de operaciones ruso. 

Fragatas como la Blas de Lezo tienen la capacidad de llevar un helicóptero embarcado, el LAMPS MK-II, dotado de modernos sensores y armas que permiten la detección y también el ataque a buques de superficie y submarinos. La dotación del helicóptero está compuesta de 18 militares, y entre la tripulación se encuentra un Equipo Operativo de Seguridad que tiene como misión principal contribuir a la protección de los buques, así como aportar el elemento de seguridad para la realización de Operaciones de Interdicción Marítima (MIO), que buscan impedir el acceso de mercancías o personas a ciertas zonas geográficas.

En el interior del buque se halla el Centro de información y Combate (CIC), donde se procesan todos los datos y se gestiona el sistema de combate AEGIS. Es ese habitáculo oscuro que suele salir en las películas bélicas y donde hay numerosas pantallas con luminosos verdes.

Antes de unirse al operativo de la OTAN, la fragata y su tripulación tuvieron que pasar su periodo de Calificación Operativa, donde se certifica que el buque funciona a pleno rendimiento. Este periodo de pruebas tiene que durar al menos un mes, pero en este caso el periodo fuera de la base se prolongó durante varias semanas adicionales debido a la participación de la fragata en diversos ejercicios nacionales e internacionales. En concreto, estuvo fuera del 23 de octubre a mediados de diciembre.

El lema de la fragata, que hasta esta misión había participado en 16 operaciones, la mayoría dentro del marco del OTAN, es 'Ornatus mei arma sunt requies mea pugnare': "Mis arreos son las armas, mi descanso la pelea".