Todo el mundo tiene un plan hasta que le golpean la cara. Es una de las frases célebres del boxeador Mike Tyson que podría asumir en las últimas horas el PPCV de Carlos Mazón. Porque la hoja de ruta tras la última reunión de la ejecutiva y el advenimiento de Alberto Núñez Feijóo como nuevo líder de los populares en España era marcar distancias con Vox. Sin embargo, la entrada del partido de extrema derecha en el gobierno de Mañueco en Castilla y León es un puñetazo directo de realidad.

Hace una semana, después de reunir a su ejecutiva en València, Mazón asumía como propio el camino señalado por Esteban González Pons de calificar como "extrema derecha" a Vox y fijar perfil propio respecto a la formación de Abascal. El alicantino replicaba un "aspiro a gobernar solo" y "el PP es un partido distinto a Vox" en el que ponía un pie en la pared y buscaba alejarse de la ultraderecha.

Ocho días son un mundo en la política actual y el pacto de Castilla y León, aunque a 500 kilómetros de distancia, abre un boquete en esa estrategia. De momento, en el PPCV se desvinculan del acuerdo firmado por sus compañeros de siglas en Valladolid. "Mañueco ha hecho lo que considera mejor para los intereses de Castilla y León", defienden fuentes de la cúpula de los populares valencianos distanciándose de la decisión del presidente de la Junta castellanoleonesa.

"El Partido Popular entrega nuestra democracia y su bienestar a las termitas de Vox"

A la libertad de Mañueco para establecer sus pactos y a que el objetivo continúa siendo gobernar solo es a lo que se aferran en el PPCV para levantar un muro ante unas críticas que ya llegan de sus rivales. "El Partido Popular entrega nuestra democracia y su bienestar a las termitas de Vox", acusan en el PSPV en boca de su síndic Manolo Mata.

La diana está puesta en salpicar directamente al perfil considerado como "moderado" de Feijóo quien este viernes inicia su campaña para la presidencia del PP en València al lado de Mazón con visita incluida a la mascletà.

"Menos mal que iba a llegar el PP moderado de Feijóo a Castilla y León", ironiza en Twitter la portavoz de Unides Podem, Pilar Lima, quien ve a Vox como "hijos del PP" que conforman "el bloque reaccionario". Misma línea irónica que su homóloga de Ciudadanos, Ruth Merino: "Ya se nota el efecto Feijóo".

En sus 10 meses al frente de la dirección del PPCV, la relación de Mazón con Vox ha estado llena de vaivenes dialécticos hasta desembocar en el último intento de distanciamiento. En noviembre, defendió que era "momento de superar los prejuicios" de con quién no gobernar y que los apoyos "no pueden ser buenos o malos en función de un partido o de otro". Un mes después señaló que no había escuchado a Vox negar la violencia machista días antes de que la formación se manifestara en la puerta de las Corts bajo una pancarta distinta a la oficial tras un asesinato machista asegurando que la violencia "no tiene género".

Sin embargo, el pacto en Castilla y León abre un camino que va más allá de las palabras, irrumpe por la vía de los hechos apenas ocho días después de intentar desmarcarse de la influencia de la extrema derecha y marca un sendero que podría replicarse en más instituciones en el caso de que los números sumara. En el PPCV no se sitúan en ese escenario, pero la primera pista del mandato de Feijóo al frente del partido es que los territorios tendrán autonomía para marcar sus pactos. Ahí la decisión recaerá (si se da la suma) en Mazón.

La doctora en Ciencias Políticas, Anna Isabel López, asegura que la entrada de Vox en un gobierno dirigido por el PP supone "más información a los votantes para saber cómo se puede comportar el PP ante estas situaciones" y "obliga a Mazón a posicionarse". "Es un nuevo escenario, una foto de Colón 2.0", asegura la politóloga quien compara la entrada de la ultraderecha en un gobierno autonómico por primera vez con la imagen de los tres líderes de la derecha (PP, Ciudadanos y Vox) en febrero de 2019. 

Aquella imagen ayudó a la movilización del votante de izquierda, algo que cree que podría ocurrir de nuevo en la Comunitat Valenciana por miedo a ver a la extrema derecha gestionando consellerias. Precisamente ese fantasma es el que insisten en alejar desde el PPCV.