Isabel Díaz Ayuso prepara un acto de conmemoración del 4-M que ponga en valor la victoria electoral del pasado año, su gran éxito en las urnas que tanto ha condicionado la política española y muy especialmente la situación interna del PP. Mayo es desde entonces el mes más simbólico que recuerdan en la Puerta del Sol y la presidenta está decidida a que sea igual de potente en esta ocasión. Por eso planea potenciar al máximo cuatro hitos que celebrará por todo lo alto y que servirán, reconocen en su entorno, para seguir reivindicando su perfil propio.

Dos días antes del acto del 4-M tendrá lugar el Día de la Comunidad de Madrid, uno de los actos institucionales más importantes que se celebran en la Real Casa de Correos. El año pasado coincidió con el cierre de la campaña electoral y le sirvió, al calor de las encuestas que ya avanzaban un gran resultado del PP, para exhibir moral de victoria. El único ausente en la cita fue Pablo Iglesias, entonces candidato de Unidas Podemos para las madrileñas. 

Justo a la semana siguiente llega San Isidro, que en esta ocasión tendrá una relevancia especial por tratarse de Año Jubilar con motivo de los 400 años de la canonización de su patrón, San Isidro Labrador, y que según avanzó Ayuso la festividad “durará 365 días”. Y el colofón, reconocen en Sol, llegará con el congreso del PP de Madrid que permitiría acabar mayo con Ayuso como presidenta del partido.

Aunque varios alcaldes insistían en la posibilidad de que el cónclave se celebrara los días 7 y 8 de mayo, fuentes cercanas a la presidenta reconocen que la agenda iría un poco apretada. Sobre todo, porque esa misma semana tendrá lugar el Día de la Comunidad y la reivindicación del 4-M. El calendario mira ahora a después de San Isidro. Todavía quedarían dos fines de semana para celebrarlo con la agenda institucional más despejada y cerrando el mes con su principal anhelo político: presidir de una vez el partido en la región.

Priorizar Madrid

Alberto Núñez Feijóo ha encargado al coordinador general, Elías Bendodo, y al vicesecretario de Organización, Miguel Tellado, elaborar un informe de la situación en los territorios para poner fechas a todos los congresos pendientes. En Génova reconocen que “priorizarán” mirando a Madrid. También en Sol reconocen que convocar el madrileño el primer lugar sería “un gesto inequívoco” y “arreglar algo que era antinatural y una anomalía” que hizo mucho daño al PP. Hasta el punto de que desató la crisis interna que acabó con el liderazgo de Pablo Casado.

Alfonso Fernández Mañueco, Isabel Díaz Ayuso, Cuca Gamarra y Juanma Moreno, en el Congreso del PP en Sevilla. EFE

Para que se celebrara en esas fechas el partido debería convocarlo con carácter extraordinario. En Génova afirman que se trata de “una posibilidad” y en el equipo de Ayuso también lo enmarcan dentro de lo más probable, recordando que “la urgencia está perfectamente justificada” por el ciclo electoral del año que viene y ante la necesidad de convocar congresos locales y designar a los candidatos para las municipales. 

Los estatutos establecen que los congresos autonómicos ordinarios se han de convocar con un mínimo de 45 días, pero en el caso de los extraordinarios los plazos se acortan a 30 días. Además, el carácter extraordinario (igual que ha ocurrido con el de Feijóo en Sevilla) evita que hayan de debatirse otras ponencias, como la política o la estatutaria, lo que permite una organización fluida y rápida. 

Alfonso Serrano, secretario general

Ayuso lleva insistiendo meses en la necesidad de convocarlo cuanto antes para poder armar el partido en la Comunidad de Madrid y trasladar el espíritu del 4-M a las estructuras territoriales. En realidad, muchos municipios llevan tiempo con un fuerte malestar por el mismo motivo: todos deben prepararse para las próximas elecciones y entienden que necesitan saber quiénes serán los candidatos y los equipos con suficiente antelación.

La presidenta madrileña siempre ha defendido a su mano derecha y portavoz en la Asamblea, Alfonso Serrano, como número dos en el partido. Anticipó el nombre en una ocasión cuando la anterior dirección, con Casado y Teodoro García Egea a la cabeza, sugerían una candidatura pactada. La presidenta se adelantó para blindar su estructura y dejar claro que ella elegiría a su equipo.

Díaz Ayuso, y Alfonso Serrano (al fondo), en un Pleno de la Asamblea. Alejandro Martínez

En el congreso de Sevilla el nombre de Serrano aparecía en todas las quinielas para entrar en la nueva dirección de Feijóo ante la creencia de que una persona de la confianza de Ayuso debía entrar en el núcleo duro. Pero en su entorno anticipaban que no sería así: “Es incompatible ser secretario general del PP de Madrid, portavoz en la Asamblea y vicesecretario del PP nacional”, insistían. Al final, en efecto, fue así.

Separar partido y Gobierno

Pero no sólo eso. En el entorno de Ayuso insisten en que la presidenta no quiere mezclar los asuntos de gobierno y partido y, por eso, en el PP de Madrid no está previsto que haya consejeros de su gobierno por lo general. Podría haber alguna excepción, reconocen, pero la idea es que los consejeros sigan centrados en la labor de gobierno y haya personas dedicadas al partido como es el caso de Serrano.

De la misma forma, la presidenta no tiene interés en añadir más personas del gobierno autonómico en el comité ejecutivo nacional para dirigir áreas dentro del partido. Una vez designados los vicesecretarios, el siguiente paso en el nuevo organigrama será conocer los encargados de áreas concretas. Y, aunque varios consejeros como Lasquetty (Hacienda) y Ossorio (Educación) sonaban, en Sol dejan claro que no es prioritario para Ayuso.

Como tampoco lo es, insisten a pesar de las lecturas hechas, estar en el núcleo duro de Feijóo. El nombre de Pedro Rollán aparece en la dirección nacional como cuota madrileña.

“Es cuota de Madrid, no del ayusismo”, recalcan dirigentes del PP. En Sol insisten en que están “muy satisfechos” con ese nombre y recuerdan que el objetivo pasaba porque la Comunidad tenga a alguien representativo en Génova, pero que Ayuso no tiene interés en que una de sus máximas personas de confianza esté en los ‘maitines de los lunes’. Implica dejarla fuera del primer anillo de poder a nivel nacional. “Pero ella lo que quiere es tener manos libres en Madrid”, repiten como un mantra. “Y eso lo va a tener”, zanjan.