El PSOE está dispuesto a poner en marcha la comisión parlamentaria que puede acceder a secretos oficiales y espera que los vetos cruzados entre partidos no lo impida. Tras más de dos años de legislatura, el Congreso sigue sin constituirla y durante todo este tiempo no se está ejerciendo el control parlamentario sobre el uso de fondos reservados y sobre las actividades del Centro Nacional de Inteligencia (CNI).

"Nuestra voluntad siempre ha sido alcanzar un entendimiento con todos los grupos y se la hemos trasladado al PP --ha dicho a Europa Press el portavoz del Grupo Socialista, Héctor Gómez--. Posiblemente la dificultad está en los vetos cruzados de otros grupos, pero queda clara la voluntad del PSOE para hablar con otros grupos para poner en marcha la comisión".

Y es que, según el Reglamento de la Cámara Baja, para poder conocer materias clasificadas es necesario contar con la autorización del Pleno del Congreso obteniendo el respaldo de tres quintos de la Cámara, esto es de 210 votos, en una votación secreta mediante papeleta en urna. Los elegidos, uno por cada grupo del Congreso (generalmente el portavoz), pasan a formar parte automáticamente de la citada comisión, que dirige la presidenta de la Cámara, actualmente Meritxell Batet.

Pero llegar a esos 210 votos resulta muy complicado porque requiere de apoyos mutuos entre los grupos parlamentarios, y el clima político no parece propicio. Así, para que los independentistas de ERC, Junts (como portavoz del Grupo Plural), EH Bildu e incluso la CUP (en representación del Grupo Mixto) puedan estar representados en la comisión es necesario que recaben votos de diputados del PP, Vox y Ciudadanos, que juntos ya suman 150 y, si todos ellos se niegan, nadie puede lograr ese mínimo de 210.

Veto a Bildu y ERC

Vox ya adelantó al inicio de la legislatura que no pensaba aportar ni un voto a los independentistas y que haría todo lo posible para que no tengan acceso a información reservada. Y el PP tampoco piensa apoyar que Bildu pueda conocer secretos de Estado, dados su antiguos vínculos con Batasuna.

Para el portavoz de Ciudadanos, Edmundo Bal, los "amigos" del PSOE "no son muy de fiar" y quizá el retraso en constituir esta comisión se debe a que "a lo mejor" el Gobierno "no quiere que le pidan estar". "No sé si será eso, a lo mejor esto es un botón de muestra más de cómo tener estos socios es malo para España", ha dicho Bal a Europa Press.

Pero es que, visto del otro lado, tampoco el PP, Vox y Ciudadanos llegan a los 210 votos que se necesitan para formar parte de la comisión, por lo que necesitan la ayuda del PSOE y de Unidas Podemos, que son poco partidarios de facilitar las cosas a los de Santiago Abascal.

Sea culpa de unos o de otros, el caso es que el pasado 3 de marzo se cumplieron tres años de la última reunión de esta comisión parlamentaria, hace ya dos legislaturas. Desde entonces no ha vuelto a constituirse, ni en la legislatura corta de 2019 ni en los más de dos años que han transcurrido de la actual. Es la única comisión que falta por crearse en el Congreso.

La ley de 1995 establece en su artículo 7 que los créditos destinados a gastos reservados deben estar sujetos al control del Congreso, "a través de una comisión parlamentaria compuesta por el presidente de la Cámara, que la presidirá, y aquellos diputados que, de conformidad con la normativa parlamentaria, tengan acceso a secretos oficiales".

Informes cada seis meses

Y ante esa comisión, que también tiene encargada la tarea de vigilar las actividades del CNI, los titulares de los Ministerios que tienen asignadas partidas de gastos reservados (Defensa, Interior y Exteriores) deben informar "semestralmente sobre la aplicación y uso de los correspondientes fondos presupuestarios", por supuesto en sesiones secretas. Es más, la ley añade que la comisión "podrá elaborar un informe para su remisión a los presidentes del Gobierno y del Tribunal de Cuentas".

Así las cosas, se han cumplido tres años sin que el Congreso haya ejercido control parlamentario alguno de las actividades del CNI, ni ha recibido ninguno de los informes semestrales sobre el uso de fondos reservados que debían exponer los ministros competentes.

Y todo ello mientras el Congreso aprueba solemnes llamamientos a la transparencia y la rendición de cuentas, y pide mejorar el control de los fondos reservados, como recientemente se recogió en las conclusiones de la investigación sobre la 'operación Kitchen'.

Igualmente, se acumulan cuestiones que la oposición exige aclarar y que el Gobierno dice no poder hacerlo por ser materias secretas, como los viajes en Falcon del presidente del Gobierno, el supuesto uso de fondos públicos para operaciones policiales como la Kitchen o la vigilancia del imán de los atentados de Barcelona, o más recientemente la concesión de polémicas ayudas públicas como la recibida por Plus Ultra.