Mientras la precampaña de las elecciones andaluzas empieza a asomar, PP y Vox esperan con las espadas en alto. Las expectativas que van reflejando las encuestas publicadas ya han generado los primeros enfrentamientos. El partido de Santiago Abascal está decidido a entrar en el futuro gobierno andaluz y la elección de Macarena Olona como candidata solo persigue ese objetivo. Por primera vez en una cita autonómica Vox ha puesto como cabeza de cartel a una de sus principales dirigentes, la más conocida junto al líder nacional, a costa de hacer un roto importante en el grupo parlamentario del Congreso. Los populares, sin embargo, aumentan sus dudas sobre el resultado que pueda dar la abogada del Estado.

La convicción en la dirección nacional popular y entre los diputados, andaluces y de otras comunidades que más han tratado con la dirigente ultra, es que la candidatura podría torcerse, precisamente, por el propio perfil de Olona. En el PP consideran que “el tono histriónico” y la rotundidad de afirmaciones con las que ha debutado estas semanas, —“Andalucía, soy tuya”— podrían ahuyentar a buena parte de los votantes compartidos con Juanma Moreno Bonilla. Pero, en paralelo, preocupa que pueda movilizar a la izquierda mientras el candidato popular busca adormecerla y mostrarse como la opción moderada.

Algunos dirigentes del PP alertaron de que el partido se equivocaba elevando tanto las expectativas como sucedió en Castilla y León. En esa comunidad, el entorno de Alfonso Fernández Mañueco recuerda que el día en que adelantó las elecciones el PP también estaba muy fuerte, sumando más que la izquierda junta. Luego todo empezó a desinflarse. Aunque, por el medio, reconocen también, estuvo la salvaje crisis interna que acabó con Pablo Casado y errores muy significativos en plena campaña, como la polémica votación de la reforma laboral.

Incluso los cargos populares más prudentes (y en algunos casos, pesimistas) aseguran estos días que Moreno sí está en condiciones de repetir lo que consiguió Isabel Díaz Ayuso en Madrid. Si realmente el PP alcanza un número de diputados superior al que suman todas las formaciones de la izquierda, zanjan en Génova, “Vox no podrá hacer otra cosa que abstenerse y dejar a Juanma gobernar en solitario”.

Feijóo quiere que el pacto castellanoleonés quede, al menos ahora, en algo circunstancial. Todo el partido está volcado en la idea de un gobierno monocolor en Andalucía. Y eso sí, la dirección nacional no hará una sola injerencia en la campaña. Pondrá a disposición los recursos y la presencia de líderes, sobre todo del presidente nacional, pero será el PP andaluz el que decida cada paso. 

Con Olona las dudas llevan surgiendo días. “En el Congreso ha demostrado destrezas muy interesantes. Es rápida y buena parlamentaria. Se enfrenta bien al Gobierno y el discurso duro le funciona en Madrid. Ser candidata a la presidencia de Andalucía es otra cosa”, coinciden distintos dirigentes nacionales, que ven posibilidades de fiasco si la candidata acumula errores “o se pasa de frenada”. En Vox siguen defendiendo que el 19 de junio “podría haber sorpresa” en referencia a mejorar incluso el resultado que este momento está encima de la mesa. El partido no quiere hablar de números concretos, pero en la cúpula nacional aseguran que no estarán por debajo de los 20 diputados a pesar de algunos sondeos que apenas auguran una mejora de dos escaños sobre los 12 que lograron hace cuatro años.

Eso sí, hay dirigentes de Vox que insisten en que Olona “no puede cometer errores” y dan por hecho que tanto PP como el resto de formaciones centrarán su campaña “en el miedo" a la candidata. La izquierda, para que no gobierne. Y el PP, afirman, “aprovechando la misma idea, apelarán al voto útil para expulsarnos de la partida”. 

Lo que sí sorprendió esta semana a los populares fue el anuncio de la candidata de renunciar al escaño. En el PP ponían en duda que lo fuera hacer, comparándola con Edmundo Bal cuando se presentó a las elecciones de Madrid. El diputado de Ciudadanos evitó dejar el acta consciente de que tenía muchas posibilidades de fracasar, como así fue. En el caso de Olona, a pesar de que Vox mejorará con seguridad el resultado de 2018, el PP desconfiaba de que la abogada del Estado se fuera a quedar en el Parlamento andaluz si no logra entrar en el Gobierno autonómico.

El golpe de efecto de Vox se produjo en ese contexto: dejar claro que van a por todas en una cita electoral que para la formación de Abascal es esencial. El PP, en cambio, hace otra lectura. “Se quiere evitar el desgaste de que es de fuera y se volvería a Madrid”, aseguran, insistiendo en uno de los argumentos que utilizarán a lo largo de la campaña y que también explotará la izquierda. Que Olona es una paracaidista más, cuya relación con Andalucía se circunscribe a que es diputada por Granada. 

El hecho de que la parlamentaria se empadronara en una vivienda del presidente de Vox de esa ciudad para poder ser candidata (requisito imprescindible), como adelantó la cadena Ser, alimenta la tesis del resto de partidos en su contra.