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Elecciones andaluzas

El PSOE aguanta la respiración para no hundirse en su feudo histórico

Los socialistas esperan dar la sorpresa y confían al menos en retener los 33 diputados de 2018, pero se exponen a empeorar los datos de Díaz frente a un pujante Moreno

Pedro Sánchez y Juan Espadas. EFE

El PSOE de Andalucía, la maquinaria electoral antaño casi perfecta, engrasada tras 37 años en el poder, cerraba este 17 de junio su campaña autonómica, quizá, más amarga y difícil. Nunca tuvo los pronósticos de cara, pero de aspirar a una remontada y de soñar con mejorar sus 33 escaños de 2018 e incluso ganar, ha pasado a cruzar los dedos para mantener ese suelo, para no desplomarse por debajo de él. Pese a todo, intenta mantener el ánimo y lo demostró este viernes al echar el telón de este trayecto hacia las urnas con un mitin multitudinario (2.500 personas) y enérgico en Sevilla, su plaza talismán, protagonizado por el presidente, Pedro Sánchez, y el candidato a la Junta y secretario regional, Juan Espadas, en el que hicieron valer los avances del Gobierno de coalición para movilizar al electorado.

Pintan bastos el 19-J, y lo saben en la federación, la joya de la corona del partido, igual que en Ferraz y en la Moncloa. Pero en el PSOE-A aún se aferran a la “corriente de voto oculto”, al alto número de indecisos ("un 30%") y a la evidencia de que las encuestas erraron en el pasado, reiteran en la cúpula, porque en 2012 los sondeos señalaban al popular Javier Arenas como presidente de la Junta y las urnas le arrebataron ese objetivo, gracias a la suma de los socialistas con IU. Y en 2018 Susana Díaz no pensaba perder el Gobierno y a Juanma Moreno el PP le había preparado su mortaja política, y pasó lo contrario.

"Es que ese era el objetivo de las encuestas… desmovilizar y quitarnos el ánimo… ¡Pero esto es el PSOE de Andalucía!", señala enérgico un alto mando de la cúpula regional, que confía en que la poderosa estructura de la federación, con implantación y arraigo inequívocos en la comunidad (458 alcaldes de un total de 785 municipios, uno de cada 200 andaluces es militante), haga su trabajo y levante las malas expectativas que se ciernen sobre el 19-J. El partido confía en dar la sorpresa. Repetir los 33 diputados de 2018 se considerará como una prueba superada, sin ningún tipo de alharacas, porque aquel fue su peor dato histórico y aún aguantó como primera fuerza. Bajar de ese registro profundizará la sensación de crisis.

"Ese era el objetivo de las encuestas… desmovilizar y quitarnos el ánimo… ¡Pero esto es el PSOE de Andalucía!", exclama un alto mando de la dirección regional, donde se congratulan del "campañón" de Espadas

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El peor escenario es precipitarse por debajo de la barrera psicológica de las 30 actas. Algo que tampoco se descarta. Pero habrá otra cifra importante que mirar este 19 de junio: el número de votantes. Fueron 1.010.889 los electores de 2018, el 27,94% de los sufragios. Bajar del umbral del millón de votantes será igualmente otro aviso al partido. Todas las cifras estarán en relación con las que cosechen los rivales. Porque si el PP, el gran favorito, alcanza la mayoría absoluta, la lectura será más sombría, pero cuanto más se aleje de ella, más alentador será el resultado de los socialistas. Ya hay una cifra garantizada: el voto por correo se ha duplicado, y eso para el PSOE-A es una buena señal. Su gran esperanza, con la que arrancaron la campaña, era recuperar el medio millón de electores más que sí apostaron por Pedro Sánchez en las generales de 2019 y que se quedaron en casa en las autonómicas en las que Díaz era la candidata. De ahí el eslogan de esta cita: 'Si votamos, ganamos'.

"Parar a la derecha y la ultraderecha"

En el equipo más directo de Espadas repiten que "hasta el domingo, hasta que se cierren las urnas, hay partido". "Y lo vamos a pelear hasta el último minuto", indican. Se sienten “satisfechos del campañón” de su líder, porque ha recorrido, en apenas 15 días, 6.000 kilómetros (un total de 18.000 desde que fue proclamado candidato, en enero) y ha podido sentir una “receptividad y un cariño que no captan los sondeos”. Esa ausencia de rechazo a su candidatura (que "sí la había en 2018"), sostienen, les hace pensar que el resultado será mejor de lo previsto el 19-J. Su mensaje central, el que ha repetido hasta la saciedad, es que solo el PSOE-A “es capaz de parar a la derecha y la ultraderecha” y que estos cuatro años han sido “perdidos” para la autonomía. "¡Menos derechas y más derechos, eso es Andalucía!", decía un vigoroso Espadas en el cierre de campaña, en el muelle de las Delicias de la capital hispalense, ante unos 2.500 simpatizantes, según la cifra proporcionada por la organización. Sevilla es la provincia en la que jamás han perdido los socialistas, y que ahora podría adjudicarse el PP.

El 19-J, advierte Sánchez en el mitin de cierre, no es "elegir entre una derecha que sonríe [el PP] y una derecha que grita [Vox]", es elegir entre "un Gobierno de derechas y uno de izquierdas"

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"La verdad del próximo 19-J —abundó Sánchez minutos después— no es elegir entre una derecha que sonríe [el PP] y una derecha que grita [Vox], la verdad es que hay que elegir entre un Gobierno de izquierdas y uno de derechas, un Gobierno que apuesta por la sanidad y otro que no lo hace, un Gobierno que apuesta por la solidaridad o un Gobierno que recorta y aumenta la desigualdad. Un Gobierno de Juan Espadas o un Gobierno del PP con Vox: esa es la elección que hay que tomar". El presidente intentaba hacer valer, también, su gestión al frente del Ejecutivo ante la "acumulación de crisis" a la que ha tenido que hacer frente, con una "receta completamente distinta a la de la derecha", la de un Gabinete que "utiliza la aguja y el hilo para coser y cohesionar social y territorialmente a España". "¡Eso se llama socialismo, se llama patriotismo!", clamó.

En la federación andaluza insisten en que cuesta creer que "la izquierda quede tan jibarizada como dicen los sondeos", con un PP al borde de la mayoría absoluta y un Vox, atropellado por su propia campaña, también alto. Dudan de que Moreno pueda ocupar ese lugar central en la comunidad más poblada de España.

Pero lo que ha ocurrido, analizan en Ferraz, es que el dirigente popular ha sabido construirse un perfil de hombre moderado, que no asusta. "Esto va por el camino de que el PP nos sustituya como partido central de Andalucía. Y eso es lo preocupante, porque entonces no sabes cómo responder", se escucha en la sede federal. Tanto en Sevilla como en Madrid se recuerda que lo que ha lastrado a Espadas han sido los dos años y medio con Susana Díaz todavía al frente del PSOE, más preocupada en su propia supervivencia que "en hacer oposición a Moreno". "Y no se le puede ganar en un mes ni en un año", observan. Como dice un responsable de la sede regional de San Vicente, "en plena pandemia hubo un exceso de lealtad del PSOE hacia Juanma, cosa que el PP no tuvo hacia Pedro Sánchez", y la conclusión es que "se ha dejado crecer demasiado al presidente".

"¡Vamos para delante! ¡Vamos a gobernar! ¡Nos van a sobrar votos, las encuestas a la papelera y los votos a las urnas! Es la hora de Andalucía, es la hora del PSOE", exclama Espadas

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Y eso que ha "sesteado", que ha sido "un indolente", como le decían este viernes al alimón Espadas y su número dos por Sevilla, Adela Castaño. "En Andalucía hay que votar al que se moja. ¡Ya está bien de tonterías, de que la política se convierta en un teatrillo!", exclamó Espadas en este último mitin. "¡Vamos para delante! ¡Vamos a gobernar! ¡Nos van a sobrar votos, las encuestas a la papelera y los votos a las urnas! Es la hora de Andalucía, es la hora del PSOE", gritó Espadas hasta vaciarse, para sacudirse el peso de los malos pronósticos y arengar a sus huestes. "Habrá muchas papeletas a la izquierda", redondeó Sánchez, llamando al voto útil, "pero solo una puede frenar y ganar a las derechas, la del PSOE. ¡Que nadie se quede en casa!".

Una comunidad de 6,6 millones de electores

El 19-J tendrá, inevitablemente, una doble lectura. Para el PSOE-A, por su resistencia (o no) en una tierra que ha modelado durante casi cuatro décadas. La convicción de que Espadas, “corredor de fondo”, seguirá, pase lo que pase, es total. Puede que haya "ruido", incluso que se le pueda cuestionar, pero el líder regional quiere continuar al frente de la federación, caminar en cierta medida sobre sus pasos, porque en 2011 no conquistó la alcaldía de Sevilla (se la llevó el PP), pero luego la alcanzó en 2015. "A Juan no se le va a mover. Rotundamente no", convienen en Ferraz. Espadas es el hombre al que eligió Sánchez hace año y medio para ganar en las primarias a Díaz y como apuesta a medio y largo plazo para la Junta.

La continuidad de Espadas al frente del PSOE-A está garantizada, según repiten en Ferraz y en la federación regional

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Hasta la escenografía se ha adaptado para resaltar el cambio de época: de la omnipresencia en los mítines del blanco y verde de la bandera andaluza de antaño al rojo socialista con franja de la enseña autonómica más discreta. Y a Díaz no se la ha visto en ningún acto: se le pidió que no tomara la palabra para no "confundir" al electorado, dicen en el PSOE-A, pero ella además ha preferido no sentarse en ninguna fila cero. En el mitin de cierre, eso sí, Espadas la mentó, para reivindicar con "orgullo" su trabajo en la Junta, igual que el de sus antecesores, incluidos Manuel Chaves y José Antonio Griñán, ambos expresidentes del partido pero sin carné de militantes, condenados por los ERE y a la espera de la revisión de su sentencia en el Supremo.

Para Ferraz y para la Moncloa, las urnas medirán la fortaleza del Gobierno de coalición de Sánchez en el último examen antes de las municipales y autonómicas de mayo de 2023 y "verdadera" antesala de las generales que se celebrarán, si no hay adelanto, a finales del próximo año. Porque Andalucía, con 6.641.856 electores, aporta 61 escaños al Congreso y ha sido el vivero de las victorias socialistas en generales. Un tropiezo grave en la comunidad aumentará la presión interna sobre él. En el Ejecutivo ven posible un "impulso" con el nuevo curso político, sin que ello suponga una remodelación del Gabinete. Pero Sánchez siempre gusta de reservarse su cuaderno azul.

Sánchez ha participado solo en tres mítines de campaña: en Almería, Málaga y Sevilla

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Dirigentes federales y ministros se han volcado en la comunidad, multiplicándose en mítines, pero la presencia del presidente ha sido más contenida en esta campaña: tres únicos actos. En Almería, Málaga y este viernes en Sevilla. La Moncloa no ha querido asumir más riesgos, da por hecha la derrota y mira hacia delante. Pero los números, si son especialmente malos, interpelarán sí o sí a Sánchez. Todos en el PSOE contienen la respiración e intentan sortear la tragedia.

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