El desastre electoral andaluz ha dado el acelerón definitivo a un plan estratégico que el equipo de Inés Arrimadas llevaba tiempo trabajando para intentar sobrevivir al próximo ciclo electoral. Miraban especialmente a las generales, pero los tiempos ya apuntan a las autonómicas y municipales del mes de mayo. La presidenta del partido reunió este lunes a su comité ejecutivo y al consejo general (máximo órgano entre congresos) para dejar claras sus intenciones: no se agarra al cargo y estará al frente de la formación hasta que complete este proceso, siempre a disposición de la militancia.

Ninguno de los principales dirigentes cuestiona su liderazgo, pero en la formación cunde la sensación de que es la última bala que tienen para gastar. Ahora sí, toda la carne está puesta en el asador. El fracaso en Madrid y Andalucía (y la pírrica supervivencia en Castilla y León) darán paso a una nueva etapa en la que probablemente el partido cambie de siglas y de nombre. Que el cambio sea visible y creíble es lo más importante. Habrá un cambio en el programa, “una revolución de arriba abajo” explican algunos de los implicados, que pretende convertir Ciudadanos en un partido de nicho, centrado en algunas banderas y que ya no compite con PP y PSOE de igual a igual.

El plan estratégico, a cuyo contenido sólo tendrán acceso algunas personas por ahora, plantea centrar los esfuerzos en propuestas muy concretas, “disruptivas” en algunos casos, y que miran a un target concreto de gente. Esencialmente, según ha podido saber EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, uno de los objetivos son las clases medias jóvenes, de entre 35 y 45 años aproximadamente, que en este momento sufren las consecuencias de las políticas dirigidas al resto de la población. O que en muchos casos, reconocen en el partido, “se siguen sintiendo huérfanos”.

La presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas (c), acompañada por (izq a dcha) el consejero de Educación y Deporte, Manuel Alejandro Cardenete; la consejera de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación, Rocío Ruiz, el viceconsejero del Ejecutivo andaluz y candidato a la Junta, Juan Marín. ROMÁN RÍOS / EFE

Hay un ejemplo que se repite en el cuartel general de los naranjas y que resume a la perfección la idea. Las pensiones centran en este momento el interés de los grandes partidos en España. De hecho, PP y PSOE son conscientes de que sin los pensionistas será difícil ganar unas elecciones. La reforma planteada por el Gobierno de Pedro Sánchez que el PP critica con dureza (vincular las pensiones a la evolución del IPC en un momento en el que la inflación sigue marcando máximos) debe contar con el aval final de Bruselas y, sobre todo, deja muchas dudas sobre la sostenibilidad del sistema.

Los populares se manifiestan en contra pero, hasta ahora, no discuten que sea posible hacer esa subida. El nuevo Ciudadanos, con esta refundación, podría poner en duda esa idea. Poner negro sobre blanco “cosas que no pueden ser y que nadie se atreve a decir”, reconocen en el entorno de Arrimadas, recuperando la verdadera esencia del partido, desde sus orígenes en Cataluña a su presencia en el ámbito nacional cuando, por ejemplo, cuestionaron el cupo vasco: “La valentía de decir las cosas aunque haya a muchos sectores que no le parezca bien”. 

La propia Arrimadas lo dijo en su comparecencia de este lunes: “Muchos españoles quieren tener un proyecto valiente y sensato. Tienen el derecho de votar a un partido así y nosotros el deber histórico de hacerlo posible”. 

Porcentaje de voto limitado

Esa es la idea y las pensiones, uno de los ejemplos. Pero la cuestión es que Ciudadanos irá ahora a por banderas concretas, sin obsesionarse por darlas todas y contando con que su alcance es limitado: la de un porcentaje de voto concreto, que puede oscilar entre el 10 o el 20 por ciento y que pretende devolver la utilidad a la política. 

Inés Arrimadas y Edmundo Bal. ÁNGEL NAVARRETE

Si algo tuvo claro Arrimadas al coger las riendas de la formación tras la marcha de Albert Rivera es que no podían seguir pensando en competir con PP o PSOE y que podía ser mucho más útil tener un número determinado de escaños, aunque fuera pequeño pero decisivo, como ocurre con otras formaciones en el Congreso, para influir más en las políticas de cada Gobierno.

Villacís, coordinadora

En este proceso de refundación, Arrimadas ha creado un nuevo comité cuya coordinación estará en manos de Begoña Villacís. La vicealcaldesa del Ayuntamiento de Madrid es en estos momentos el principal activo institucional del partido, tras la salida de la formación de todos los gobiernos autonómicos en los que entró en 2019.

Su papel al frente de este nuevo cargo no es baladí y supone también su implicación total en el proyecto. En cuanto a la portavocía, el diputado malagueño Guillermo Díaz, uno de los principales referentes de Arrimadas en el partido, se hará cargo. También estará Mariano Fuentes, concejal de Urbanismo en el consistorio madrileño y artífice del pacto de Gobierno que firmaron Villacís y José Luis Martínez-Almeida hace tres años. La diputada valenciana María Muñoz, otra de las principales dirigentes en la actualidad y responsable económica, forma parte del comité, así como el eurodiputado Adrián Vázquez, firme defensor del espacio liberal y crítico en los últimos tiempos con algunas decisiones.