Quizá solo era una casualidad. Pero en un líder político que ha hecho de la resiliencia su marca personal, la camisa blanca que vestía este sábado, ante los suyos, ante el máximo órgano de dirección del PSOE, parecía significar más, conducía inevitablemente a años atrás. A las primarias de 2014 y 2017: las que ganó ungido por los aparatos y las que ganó a pesar de ellos y contra ellos. El blanco como símbolo de fortaleza, de no darse por derrotado, de pelear hasta el final. Porque ese era el mensaje que quería trasladar Pedro Sánchez a sus compañeros: hay que luchar y aguantar pese a que el clima sea adverso y favorezca, por ahora, al PP. O sea, nada de "resignarse".

El presidente había convocado este 23 de julio a su comité federal en Ferraz para que ratificase el reemplazo de su núcleo de poder en la dirección del partido, pero también él, y sus compañeros, quiso pasar página pronto para volcarse en el combate electoral que está a la vuelta de la esquina, las municipales y autonómicas, antesala de unas generales que él mismo, a puerta cerrada, volvió a situar en diciembre. La "prioridad clara", les dijo, son ahora mismo los comicios de mayo. "Tenemos ganas de ganar, sabemos hacerlo, somos el partido que lo ha hecho muchas veces. Lo hicimos en 2019 y lo haremos en 2023, no me cabe la menor duda. Lo vamos a hacer trabajando juntos, como un equipo", apremió en su intervención en abierto, de 52 minutos [aquí en PDF y en vídeo].

"Tenemos ganas de ganar, sabemos hacerlo, somos el partido que lo ha hecho muchas veces. Lo hicimos en 2019 y lo haremos en 2023", arenga el jefe del Ejecutivo

Pero hace falta, advirtió, "meter una marcha más", poner la maquinaria a pleno rendimiento, movilizarse a tope. No como ocurrió en las andaluzas de hace un mes, venía a decir, las que encendieron todas las alarmas y las que, a la postre, han provocado tanto la convulsión interna como el giro discursivo a la izquierda. "Meter una marcha más", añadió, para afrontar los demás retos: desde los Presupuestos de 2023 hasta la lucha contra la inflación o la presidencia española de la UE. Reiteró que la receta para encararlos es "empatía" —el "alma" que echaba en falta Yolanda Díaz— y "compromiso social", y también reconocer "errores". "Seguro que no siempre hemos acertado. Pero os propongo explicar a los españoles cómo hubieran sido las cosas, cómo serían las cosas, si la derecha estuviera al frente del Gobierno en una situación así", pidió.

El secretario general buscaba arengar al PSOE, levantarle el ánimo, enchufarle, pero también reconectar con sus votantes: "Hablaba por todos nosotros y en nombre de los socialistas me dirijo a millones de progresistas, y les propongo que vayamos a por todas". Ese "a por todas" es el mantra del presidente tras las andaluzas. Lo estrenó en el debate de la nación y no en vano lo repitió este sábado.

"Hay que morder al PP"

Al discurso de Sánchez siguió una veintena de intervenciones. Sin críticas. Incluso casi se ignoró la traumática debacle en Andalucía: la mentó la número dos de la federación, Ángeles Férriz, para insistir en que falta por analizar los porqués de la sangría de votos. Pero la proclama del jefe sí sirvió para animar al personal, según manifestaban los miembros del comité a la salida. La dirigencia salió "enchufada", con "buen ánimo", decían. El presidente incluso fue más enfático en su réplica final, ya sin cámaras delante: aseguró que el PSOE solo perdía elecciones cuando había asumido que estaba derrotado, cuando no creía en sí mismo. "No me resigno a que gobierne este país la derecha", sostuvo, según el relato de varios de los presentes. Y la estrategia será centrar el tiro en Alberto Núñez Feijóo, intentar cortarle las alas. "Hay que morderle", resumía uno de los nuevos cargos.

Sánchez se detuvo en su larga alocución en la emergencia climática evidenciada con los incendios. En la crisis energética: "Defenderemos nuestros intereses frente a soluciones impuestas que no son eficaces", advirtió a Bruselas frente a su propuesta de reducción lineal del 15% del consumo de gas. Ahí incardinó la confirmación de que la proposición de ley de los dos nuevos impuestos a la banca y a las eléctricas la presentarán socialistas y Unidas Podemos esta semana en el Congreso y contendrá la prohibición de que las compañías repercutan el gravamen a los consumidores. El presidente, pues, tardó en entrar en lo mollar de su discurso, en lo que había traído a todos hasta Ferraz este caluroso 23 de julio: no quiso focalizar el debate interno en la remodelación de su ejecutiva, precipitada por la dimisión de Adriana Lastra el lunes.

Sí exhibió ese nuevo núcleo de poder, haciéndose escoltar en la tarima, antes de que el comité procediera a la ratificación de los nombramientos, por María Jesús Montero, vicesecretaria general; Pilar Alegría, portavoz de la cúpula, y, una fila más arriba, Patxi López, portavoz en el Congreso. También, a su lado, el secretario de Organización, Santos Cerdán (salvado de la reestructuración del organigrama) y Cristina Narbona, presidenta del partido.

El jefe del Ejecutivo se despidió fríamente de los que salen de la dirección: Lastra, Felipe Sicilia y Héctor Gómez. Les agradeció el "trabajo hecho" y adelantó que continuarán "desempeñando otras responsabilidades políticas" que no precisó. Finalizado el comité, sí hubo foto de familia con su nueva ejecutiva, que por cierto se reunirá por primera vez este próximo viernes, 29 de julio.

Avisos de Page

El presidente de Asturias, Adrián Barbón, amigo íntimo de la ya ex número dos desde sus tiempos compartidos en Juventudes Socialistas, sí la reivindicó ante sus compañeros de manera "muy sentida". Fue el que más decididamente la arropó en el comité, y no podía sorprender, como tampoco que el barón canario, Ángel Víctor Torres, elogiara la labor del tinerfeño Héctor Gómez en el Congreso. Igual que Eneko Andueza, líder del PSE, mostró su entusiasmo por el ascenso de Patxi López, y levantó a sus compañeros en aplausos al asegurar que no iba a permitir a la derecha que dé "lecciones" a compañeros amenazados por ETA durante años y que vivieron mirando los bajos de sus coches mucho tiempo en sus vidas.

Los demás intervinientes saludaron los cambios y agradecieron su labor a los salientes. Lo cierto es que Sánchez satisfizo las demandas de los territorios y de diversos cuadros que demandan una terapia de choque, porque las disfunciones en la cúpula estaban lastrando a toda la organización. La acogida de los nuevos puntales (Montero, Alegría, López) ha sido positiva.

El castellanomanchego Emiliano García-Page, a la entrada de Ferraz, sí avisó de que los ajustes no han de hacerse "en clave de lo que le interesa" al PSOE para "ganar elecciones", porque eso es algo que "no le gusta a la gente". No obstante, "si esto es útil para estabilizar, condicionar, mejorar la labor del Gobierno, siempre es bueno para todos". Él se marchó, por razones de agenda, en cuanto escuchó a Sánchez.

Los líderes regionales sí coinciden en que los cambios hacen más fuerte al partido y preparado para el ciclo de 2023

Faltaron este sábado, eso sí, varios presidentes autonómicos: Ximo Puig (Valencia), María Chivite (Navarra), Francina Armengol (Baleares) y el siempre alejado de Ferraz Javier Lambán (Aragón). Los nombramientos fueron validados por el comité por asentimiento, por unanimidad. No se escucharon reproches por la falta de deliberación de los relevos, explicados por el líder a los barones, uno a uno, después de hacerlos públicos. No asistió a la reunión el diputado Odón Elorza, que sí había manifestado sus quejas en su blog.

"Vamos con todo y a por todas"

Pero nadie se recreó en la reordenación interna, el partido "se dedica poco a lamerse las heridas", resumía a la entrada el barón madrileño, Juan Lobato. El PSOE sí se detuvo más en el tiempo por venir. Un camino "difícil y complejo", reconoció Sánchez en abierto. "Vienen curvas", alertó Page, quien, como acostumbra, dejó por cierto otro recado al jefe: que no le gustan los socios del Ejecutivo, sin concretar quiénes: "Yo llamo socio al que le puedo dejar la llave de mi piso cuando me voy de vacaciones. y a ver cuántos encuentra ahí".

El comité aprueba el calendario de primarias para la elección de candidatos autonómicos y locales: todos han de estar designados a mediados de diciembre como tarde

Los barones cerraron filas. Lo hizo el primer secretario del PSC, el exministro Salvador Illa: los socialistas salen más "reforzados" tanto para seguir gobernando como para hacer "política útil" ("ese es el gran cartucho" de Sánchez) y encarar el ciclo electoral. Lo mismo Luis Tudanca (Castilla y León): el partido está "fuerte" y el nuevo escalafón logrará "hacer frente" a meses de "incertidumbre" y crisis. "Se abre una nueva etapa, vamos con todo y a por todas", abundó Lobato. "Estamos en una organización en la que es necesario tomar un impulso para culminar el trabajo de las políticas progresistas hechas estos años, y hemos de llegar fuertes a esta recta final", coincidió el canario Torres.

El PSOE se pone ya en modo campaña. En los discursos y en los procesos: el comité también aprobó el calendario de primarias: para mediados de octubre, en una primera tanda, o para mediados de diciembre, en un segundo paquete, deberán estar elegidos todos los candidatos autonómicos y municipales. Sánchez, observaba un dirigente territorial, quiere demostrar que da la pelea "hasta el final". El mensaje que también parecía decir a gritos su camisa blanca. Claro que de camino, de aquel lejano 2017 de primarias hasta hoy, la mayoría de aquellos que estaban a su lado, en primerísima línea, ya no lo están hoy, salvo Cerdán, superviviente de su pugna con Lastra.