Una vez más, los grupos han jugado en el Congreso a un "a ver quién aguanta más". Cuando se trata de los presupuestos generales del Estado y cuando la mayoría del Gobierno es frágil, es un clásico. Este octubre de 2022 no iba a ser una excepción, nada presagiaba lo contrario. Los actores han cumplido con lo previsto al milímetro.

A las 14.00 horas terminaba el plazo para que los partidos con representación parlamentaria presentaran enmiendas a la totalidad del proyecto de cuentas públicas para 2023, lo que, para que se entienda, es algo así como pedir al Parlamento que lo devuelva. Pues bien: ERC, el primer actor clave, desveló poco antes de las 13.30 que no va unirse a los que quieren la devolución. El PNV, segundo protagonista en discordia, lo hizo pasadas las 14.00 horas. EH Bildu, a las 13.30 en punto. Resultado: el Gobierno gana. Es el primer "round". Vendrán más porque la negociación, en realidad, acaba de empezar.

En esto, en lo que de la negociación en verdad se ha iniciado ahora, han coincidido las tres formaciones fundamentales para que Pedro Sánchez apure la legislatura hasta el último minuto. Sabedor de ello, el presidente dio instrucciones a sus negociadores para que no escatimaran esfuerzos. Aprobar por tercer año consecutivo los presupuestos es un logro político inmenso. Lo hizo con las cuentas de 2021 tras arrastrar 190 votos, lo hizo de nuevo con las cuentas vigentes al garantizarse un nivel de respaldo similar y lo quiere lograr una vez más con las de 2023.

Las bases para conseguirlo están puestas, ya que el Gobierno ha podido llevar al redil de la negociación a más partidos que los que se han instalado en el redil de la no negociación. Las cuentas, ahora mismo, son las siguientes: unos 190 diputados, por lo visto hasta este viernes, van a negociar cada partida de los presupuestos. Son los de PSOE, Unidas Podemos, ERC, PNV, EH Bildu, PDeCAT, Más País, Compromís, BNG, Coalición Canaria, Teruel Existe y Partido Regionalista de Cantabria. Los que no están muy por la labor, aunque luego se verá, no llegan a 160 (PP, Vox, Cs, Foro, los ex de UPN, Junts y la CUP).

La diferencia es importante, y esto ilustra la fortaleza que Pedro Sánchez puede exhibir en el Congreso a pesar de las dificultades y de los constantes sobresaltos. Porque no siempre la negociación le sale tan bien, e incluso es probable que no le salga al final del trámite de los Presupuestos, que aún queda mucho camino (hasta finales de noviembre), pero ahora mismo ha hecho una demostración de fuerza parlamentaria.

Los avisos de ERC

Esquerra Republicana de Cataluña ha optado, apurando hasta el final, por "generar las condiciones que permitan mantener abiertas las negociaciones en marcha". Al fin y al cabo, es un partido de gobierno, actualmente el único en el Govern tras la escisión con Junts. Quizá por ello, en el comunicado señala ERC que son "plenamente conscientes del contexto de grave crisis económica y social".

Sí, ha renunciado a la enmienda a la totalidad, pero ha destacado acto seguido que eso no significa mucho. Claramente intenta resaltar en su nota de prensa un tono aún desafiante, nada complaciente. "Todavía estamos muy lejos de poder aprobar las cuentas", asegura la formación que en el Congreso lidera Gabriel Rufián.

¿Qué quiere ERC? Lo enumera: "medidas estructurales exigentes en materia de vivienda, cambio de modelo energético, una adecuada financiación autonómica y local y reformas fiscales para paliar la situación de emergencia social".

Pero no sólo. Reclama, además, "el cumplimiento de las inversiones en infraestructuras" y, pensando a futuro, la fijación de "mecanismos de cumplimiento". Una elusión importante: en el comunicado no hablan absolutamente nada ni sobre la supuesta represión judicial del independentismo ni, más en concreto, de la reforma del delito de sedición. Esto no conlleva que hayan sido elementos excluidos de la negociación.

Las advertencias de EH Bildu

Como un grupo que llevara años negociando con el Gobierno en el Congreso, EH Bildu ha vuelto a obtener cuota de protagonismo en el proceso, básicamente porque oculta sus cartas hasta el final.

También por medio de un comunicado ha anunciado que no presenta enmienda a la totalidad de los presupuestos y que, por esta misma razón, desea seguir negociando. Puntualiza el partido abertzale, en la nota, que esas negociaciones, no obstante, comenzaron hace semanas.

"Rigor y discreción" son sus rasgos y no van a renunciar a ellos. Bajo esas premisas volverán a reunirse con el Ejecutivo y con el PSOE. Advierten a Sánchez de que "no debe olvidar en ningún momento que es el Gobierno quien debe ganarse los votos de Euskal Herria Bildu para poder aprobar" las cuentas, pues "no hay ningún compromiso ni responsabilidad", salvo con la ciudadanía vasca.

Lo que pide el grupo que capitanea Mertxe Aizpurua en la Cámara Baja son "medidas sociales que hagan avanzar y mejorar las condiciones de vida de la mayoría social y trabajadora". Nada nuevo desde que la delegación en Madrid del partido comunicó a Adriana Lastra, allá por 2019, que con grupo propio en el Congreso iban a jugar al diálogo y al pacto.

Igual que ERC, los independentistas vascos abusan del tono amenazante. "El Gobierno no debe dar por hecho ningún escenario, todas las opciones siguen hoy abiertas", dice.

E igual que en el comunicado de Esquerra, son relevantes las elusiones y los silencios. EH Bildu no concreta en ningún momento qué está negociando, qué quiere seguir negociando y qué es línea roja.

Satisfacción en el PNV

El Partido Nacionalista Vasco sí tiene anuncios concretos que hacer, y por ello, el portavoz, Aitor Esteban, ha comparecido ante los medios en Bilbao. Entre esas concreciones, la renovación de la ley quinquenal del Cupo Vasco. La vigente se acordó en 2017 con el entonces ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, y urgía reemplazarla ante la "inseguridad jurídica" que se abría en Euskadi, tal y como ha recordado el propio Esteban. La comisión encargada de ello se reunirá antes del 20 de noviembre.

Asimismo, Gobierno y PNV aprovecharán la interlocución abierta y que, a tenor de lo dicho, parece que se ha vuelto más que fluida, para avanzar en el calendario de transferencias y traspasos, entre las que el portavoz ha subrayado la de la cuenca del Nervión, hecho sin precedentes en el País Vasco.

Y tan fluida parece la interlocución que Esteban, habitualmente lejos de triunfalismos, ha llegado a transmitir su confianza en que el balance de final de año sea positivo.

Gracias a estos tres partidos, esencialmente a estos tres, los presupuestos de 2023 sortearán las enmiendas a la totalidad la semana que viene (hay pleno convocado el miércoles y el jueves próximos). Este desenlace ya está escrito. Los que vengan después, aún no, pero Sánchez tiene motivos de sobra para pensar que esas líneas se redactarán a su dictado.