Cambios en la marca

Feijóo cambia el logo de Casado y entierra el 'populares' de la fachada de Génova

La nueva dirección es partidaria de retomar los colores originales, el azul y el blanco, y dejar de utilizar la bandera española que Casado introdujo al crear el semicorazón (en sustitución de la gaviota, que en realidad es un charrán)

La sede del PP en la calle Génova de Madrid.

La sede del PP en la calle Génova de Madrid. / EFE

Paloma Esteban

La marca del PP sufrirá cambios prontoAlberto Núñez Feijóo es partidario de recuperar el nombre original de la formación, Partido Popular, y enterrar el “populares” que se inauguró en 2015. Lo hizo Mariano Rajoy en el verano previo a las elecciones generales y con partidos nuevos, como Ciudadanos, amenazando con pisar fuerte. El proceso estuvo supervisado por uno de sus hombres fuertes y jefe de campaña, Jorge Moragas, y también incluyó una puntualización muy sonada: la mítica gaviota se mantendría, pero en realidad era un charrán, un ave similar que solo los ornitólogos son capaces de identificar.

El encargado de explicar aquel cambio fue Pablo Casado, en ese momento vicesecretario de Comunicación. Insistió en que la idea era que las siglas fueran “más legibles” y transmitir “el orgullo de lo que el partido es y quiere decir”. Cuando él accedió a la presidencia del PP en 2019 cambió la tipografía del “populares”, pero mantuvo esa palabra como principal marca. “PP” aparecía mucho más pequeño a un lado. Sí introdujo una novedad importante en el logotipo: el charrán pasó a ser una especie de semicorazón y en muchas ocasiones lucía una bandera española. Es el caso de la fachada de la sede de Génova, donde a día de hoy se puede leer “populares” y los colores rojo y amarillo predominan en el logo.

Según ha podido saber El Periódico de España, del grupo Prensa Ibérica, la dirección actual es partidaria de recuperar el nombre completo de la formación (ya lo ha ido haciendo, por ejemplo, en los documentos públicos como las notas de prensa que envían cada día). Pero también lo pretenden hacer en la sede. Y retomarán los colores originales, el azul en primer lugar; y después, el blanco.

Donde ponga populares pondrá Partido Popular. Y los colores serán los de siempre. Azul y blanco”, zanjan fuentes del entorno del presidente. La idea que tienen es que antes de que acabe el año la fachada de la sede ya luzca los cambios decididos. El proceso en el resto de autonomías y órganos del partido será paulatino. No es un asunto, aclaran, al que le den máxima prioridad. Pero sí está encima de la mesa y en Génova irán avanzando ya lo que sea posible.

Los planes de Casado y la mudanza

A lo largo de la presidencia de Casado y más allá del logo del partido, varias ideas sobrevolaron la marca. Aunque la que más ruido generó fue la posibilidad de contemplar ‘España Suma’ como marca electoral en un intento por coaligarse con Ciudadanos y que el partido naranja se uniera a las filas conservadoras. En aquel momento, tras la debacle de abril de 2019, el PP sufría una debilidad como nunca antes y Albert Rivera se había quedado a solo 9 escaños de los conservadores.

En la dirección popular insistían en la posibilidad de rozar una mayoría absoluta si se unía el centro derecha bajo una misma papeleta. Ninguna intentona prosperó y cada partido siguió su camino: Rivera se estrelló hasta verse obligado a dimitir (10 diputados frente a los 57 que había conseguido meses atrás) y Casado se recuperó levemente hasta los 89. 

Fue después del desastre electoral en Cataluña, en febrero de 2021 (Vox firmó su primer sorpaso), cuando el líder del PP anunció la mudanza de la calle Génova que nunca llegó a ejecutar. El proceso se inició y en el partido aseguraron que tenían la localización (las dudas pasaban por alquilar o vender la joya inmobiliaria en plena calle Génova). Muchos dirigentes de peso se quejaron de aquel anuncio (sin consenso y para tapar el mal resultado electoral), incluido el propio Feijóo como presidente de la Xunta.

Cuando el dirigente gallego tomó los mandos de la presidencia nacional la pregunta se repetía hasta que el coordinador general, Elías Bendodo, la zanjó a finales de mayo: “Los edificios no tienen culpa de nada. La intención es seguir aquí”.