Cataluña

Sánchez cierra la puerta al referéndum de Aragonès: “Que lo reclame, pero no se va a producir”

Sánchez cierra la puerta al referéndum de Aragonès: “Que lo reclame, pero no se va a producir”

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. / EP

Juan Ruiz Sierra

Pedro Sánchez miró este martes hacia atrás, al año que ahora acaba, y casi todo lo que vio fue positivo. La economía crece en torno a un 5%. La inflación en España, aunque acusada, es la más baja de toda la UE. La luz se paga aquí un 50% más barata que en Alemania. La creación de empleo continúa a buen ritmo. El presidente del Gobierno fue repasando en la Moncloa los datos, durante una comparecencia que rezumó optimismo dentro de “estos tiempos de incertidumbre”, y cuando llegó a la crisis territorial en Catalunya su mensaje fue igual de esperanzador. Todavía no se ha superado, dijo, pero ya se empiezan a dejar atrás “debates del pasado”. 

Por ejemplo, la idea de un referéndum sobre la independencia, argumentó el jefe del Ejecutivo. Un día después de que Pere Aragonès fijase 2023 como el año en el que espera sentar las bases para una nueva consulta, Sánchez quiso dejar claro, sin ningún margen de interpretación, que algo así no ocurrirá jamás mientras él continúe en la Moncloa.

“El ‘procés’ ha acabado. Son debates del pasado. La Constitución española no recoge el derecho a la independencia. Podrán reclamar lo que quieran, pero no se va a producir. Nuestra respuesta, desde Europa, es siempre hacia una mayor integración. El independentismo como proyecto político va contra los tiempos. No vamos a compartimentar la soberanía, sino a compartirla, de manera cada vez más acelerada”, señaló durante su comparecencia de balance de 2022, tras el último Consejo de Ministros del año, centrado en aprobar medidas sociales, como la rebaja del IVA de los alimentos básicos y la congelación de los alquileres, para hacer frente a la crisis que ha traído consigo la invasión de Rusia a Ucrania. 

La posición del líder socialista no supone ninguna novedad. Su rechazo a la consulta no ha cambiado. Cada vez que los representantes de la Generalitat se reúnen con los del Ejecutivo central en la mesa de diálogo se encuentran con el mismo muro cuando ponen sobre la mesa la posibilidad de celebrar un referéndum. Pero el portazo a la iniciativa de Aragonès se produce en un momento especialmente sensible, tras los pactos con ERC para derogar la sedición y rebajar la malversación, con la derecha acusándole de estar dispuesto a ceder también en la independencia de Catalunya. Si acaso, Sánchez fue esta vez más duro que en otras ocasiones, en un momento en el que se prepara para tomar distancia de los republicanos, ante un año en el que habrá tanto elecciones autonómicas y municipales como generales.

La comparación con 2017

Toda la intervención de Sánchez estuvo destinada a resaltar sus diferencias con los gobiernos del PP. En lo económico, comparando su respuesta a la actual crisis con la de Rajoy en la anterior. “España importaba hace diez años rescates a su sector bancario y ahora exporta soluciones económicas justas y eficaces al resto de Europa”, dijo. En lo territorial, por su manera de enfocar las relaciones con la Generalitat ante un problema que él “heredó” tras lo ocurrido en 2017, debido a la “terrible irresponsabilidad” del independentismo y a una derecha que no supo “atajar a tiempo” el problema.     

Entonces, el independentismo se encontraba entre las "principales preocupaciones de los españoles" y los catalanes “no podían ni siquiera hablar de política entre ellos”, señaló. Ahora, gracias a herramientas tan “útiles” como la mesa de diálogo entre el Ejecutivo y la Generalitat, el escenario es muy distinto. El presidente se mostró convencido de la necesidad de mantener esta senda. “Necesitamos tiempo, paciencia, determinación y generosidad por parte de todos”, explicó. 

El desgaste del PSOE en las encuestas desde la aprobación de las controvertidas medidas penales no supone tampoco una preocupación para el presidente. “La labor de los políticos es construir convivencia –concluyó-. He tomado decisiones arriesgadas. Todo lo que hago va en esa dirección: no repetir la desgracia de 2017. Toda apuesta que podamos hacer por la convivencia siempre es poca”.