MINISTERIO DE IGUALDAD

Irene Montero se queda sin el apoyo público de los ministros de Unidas Podemos en plena crisis del 'solo sí es sí'

Yolanda Díaz evita entrar en la polémica y pide trabajar con "serenidad" y "cuidar la coalición"

Irene Montero.

Irene Montero.

Miguel Ángel Rodríguez

La proposición de ley que presentó este lunes el PSOE para reformar la ley del 'solo sí es sí' pilló a Unidas Podemos por sorpresa. Los morados creían que aún había tiempo para seguir negociando, pero sus socios se cansaron de esperar. El Ministerio de Igualdad, liderado por Irene Montero, no tardó en responder para mostrar su rechazo a esta decisión y los portavoces nacionales de Podemos salieron a la zaga. Sin embargo, desde entonces, en el resto de Ministerios morados ha imperado el silencio. Ni Yolanda Díaz, ni Alberto Garzón, ni Joan Subirats han salido a dar la cara por Montero o a criticar a sus socios.

En plena crisis por la ley del 'solo sí es sí' entre los dos socios del Gobierno, personificada en el Ministerio de Justicia, bajo el mando de la socialista Pilar Llop, y Montero, el resto de dirigentes de Unidas Podemos en el Consejo de Ministro -salvo la ministra de Derechos Sociales, Ione Belarrahan evitado en los dos últimos días dar un apoyo público a su compañera de espacio político. Durante todo el lunes, ninguno de ellos ofreció declaraciones a los medios de comunicación y tampoco compartieron mensaje alguno en las redes sociales.

Mismas dinámicas

Este martes tampoco cambió mucho la dinámica. En la sesión de control al Gobierno en el Senado, Montero volvió a repetir que seguirá trabajando para "mantener el consentimiento en el centro" de la norma y no regresar al modelo anterior que situaba la "violencia e intimidación" como, según denunció, ocurre con la propuesta del PSOE. "Hay una minoría de jueves que está decidiendo resistirse a la aplicación de la ley y eso ha abierto, desgraciadamente, un debate sobre el consentimiento y estamos en un serio riesgo de volver al Código Penal de La Manada", sentenció.

Desde la bancada reservada al Gobierno le escuchó la vicepresidenta Díaz. Este fue su único gesto de apoyo. Tras la intervención de Montero, la también ministra de Trabajo se pronunció por primera vez desde que los socialistas se descolgaron de las negociaciones: "Creo que cuando el Gobierno trabaja unido y en común avanzamos en derechos. [...] Hago un llamamiento a la serenidad y a encontrarnos". A renglón seguido, pidió -como ya hizo la pasada semana- que es necesario "cuidar la coalición progresista". Ningún respaldo a la ministra de Igualdad. Ni tan siquiera la mencionó.

Lastra a Sánchez

En el entorno de la ministra de Igualdad consideran que esta lucha con los socialistas por mantener el consentimiento como núcleo de la norma refuerza su perfil ya que defiende los planteamientos del movimiento feministas. Además, consideran que el PSOE cae en contradicciones cada vez que trata de explicar el objetivo de la reforma. "Le debería preocupar a [Pedro] Sánchez el primero", aseguran fuentes de la cúpula de Podemos que creen que el nuevo posicionamiento del PSOE podría pasarles factura, sobre todo con la celebración del 8 de marzo a la vuelta de la esquina.

"¿Qué explicación tiene este movimiento?", se pregunta otra fuente de la dirección antes de apuntar a que la proposición de ley no es más que una "salida política al problema que les estaba planteando la derecha". En este sentido, tanto en privado como públicamente, aseguran que apoyarse en el PP para aprobar la reforma puede ofrecer una imagen que lastre las expectativas socialistas de cara a las urnas.

La percepción en el ala socialista es diametralmente opuesta y consideran que los morados han elevado el tono de esta polémica en un intento de forzar las costuras del Gobierno para provocar la ruptura de la coalición y un adelanto electoral. Sin embargo, esto no entra de los planes actuales de Sánchez que ha evitado entrar en conflicto directo con Montero.

Además, denuncian que las dirigentes de Igualdad no hayan podido ofrecer argumentos claros sobre cuál es el problema real de la propuesta presentada por los socialistas. A este respecto, critican que Montero, junto al resto de su equipo, se hayan desacreditado a sí mismas al cambiar de manera continua de opinión sobre los pasos que hay que dar para solventar la rebaja de penas a los violadores.

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