Visita oficial

Sánchez tratará de reactivar el turismo chino hacia España tras la parálisis por el 'Covid cero'

El presidente del Gobierno se verá con al menos ocho de las grandes agencias de viajes del país como parte de su viaje a Pekín

Turistas en Benidorm.

Turistas en Benidorm. / David Revenga

Mario Saavedra

Cuando el presidente chino Xi Jinping vino a España en viaje oficial en 2018, el número de turistas de aquel país al nuestro era de cerca de 800.000 cada año. Una cifra que crecía rápido, a un ritmo de un 15% anual, aunque lejos de los dos millones que registran competidores como Reino Unido, Italia o Francia. Entonces llegó la pandemia, y China encerró a sus 1.400 millones de habitantes tras una gran muralla contra a la Covid. Suspendió los viajes para evitar que el virus que había salido del país volviera a entrar en forma de pandemia. Lo llamó política de 'Covid cero'. Casi nadie entraba, muy pocos salían. España perdió un negocio muy lucrativo: cada chino se gasta de media unos 2.500 euros por viaje, más del doble que el alemán medio y cuatro veces más que el francés medio, según datos de la Asociación de Turismo España-China.

Ahora España quiere recuperar el ritmo. Pedro Sánchez va a tratar de convencer a los operadores de viajes de China de que es el momento de reactivar las visitas. El presidente del Gobierno se verá con al menos ocho de las grandes agencias de viajes del país como parte de su viaje a Pekín, según confirman fuentes del Gobierno. Un hueco en una apretada agenda de unas pocas horas en la capital china que da cuenta de la importancia que dan en Moncloa a la reactivación de este sector. Especialmente porque otros sectores (los servicios, la banca o las licitaciones públicas) sufren de las trabas proteccionistas que impone el Gobierno chino. El resto de la agenda es ya de alto nivel: Sánchez se reunirá con el todopoderoso presidente Xi Jinping, el nuevo primer ministro Li Qiang y el también recién estrenado presidente del Comité Permanente de la Asamblea Popular Nacional, Zhao Leji. 

El pasado 10 de marzo, China autorizó los viajes en grupo organizado a España tras tres años de bloqueo por la política de covid cero. En paralelo, Turespaña (organismo dependiente del Ministerio de Industria) ha llevado a cabo un “viaje de familiarización” con España para directivos de los principales tour operadores de Pekín, Shanghái y Cantón. Han recorrido, junto a periodistas e 'influencers' chinos, destinos de Madrid, Barcelona, Valencia, Granada, Sevilla y Segovia. 

Crónico déficit comercial

España tiene un serio problema comercial con China. Las relaciones diplomáticas bien engrasadas durante medio siglo de reconocimiento mutuo no consiguen reducir el desequilibrio. Importamos de China 25.000 millones de euros menos de lo que exportamos. El país asiático es nuestro principal proveedor, con mercancías por valor de 32.700 millones en 2019, el último año antes de la pandemia. Sin embargo, solo somos su proveedor número 11, con 7.600 millones de euros de mercancías exportadas a China. Por poner la cifra en contexto, es sólo poco más del doble de lo que se exportó ese año a Argelia (2.900 millones).

El Gobierno se reconoce insatisfecho con esta relación comercial con China. Considera que se puede mejorar en muchos ámbitos. Para empezar, en el de los productos agroalimentarios. Se espera que Pekín relaje los controles fitosanitarios y los certificados que exige a los exportadores españoles de carne de cerdo, por ejemplo. Es una vieja reclamación. Hace década y media, China ya anunció que facilitaría la entrada de jamón y productos derivados del cerdo españoles, pero las trabas persisten. Lo mismo ocurre con las licitaciones públicas. El acceso a los contratos del Gobierno es muy difícil para las compañías extranjeras. Pekín aplica medidas proteccionistas que dificultan la entrada de las grandes corporaciones españolas en infraestructuras, el saneamiento de aguas o en la prestación de servicios. 

En el marco más general, la Unión Europea tiene paralizado un acuerdo de inversiones con China, después de que el país impusiera sanciones contra eurodiputados de la UE y el Parlamento bloqueara la aprobación del acuerdo como represalia.

Antes de llegar a Pekín, Pedro Sánchez hará parada en el foro asiático Boao, en la isla china de Hainan. Una especie de Davos chino en el que participan países como Australia, Nueva Zelanda, Indonesia, Vietnam o la propia China, y presidido por el ex secretario de Naciones Unidas Ban Ki Moon. Sánchez aprovechará allí para reunirse con la directora del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Gueorguíeva. También con altos ejecutivos de Mitsubishi y de AstraZeneca.