Defensa
La Armada vigiló 65 veces a buques de guerra rusos en aguas de interés para España en 2024
Ha aumentado el paso de unidades navales del Kremlin, y en algunos seguimientos han hecho maniobras para tomar nota de la reacción española

Un submarino ruso de la clase Kilo, en aguas atlánticas españolas. foto tomada desde el patrullero Atalaya el pasado 12 de febrero. / Armada

Rumbos anárquicos, navegaciones clandestinas, inmersiones y emersiones repetidas, tomas de fotos a barcos españoles… y más de cinco veces al mes. Durante 2024 la Armada hizo 65 seguimientos a buques de guerra rusos en aguas españolas o de interés para España, y no siempre ante un paso discreto de los visitantes.
Los militares las llaman OPVD, Operaciones de Presencia, Vigilancia y Disuasión. Casi en su totalidad se montan para seguir y observar a fuerzas navales rusas. Y a lo largo de los tres años ya cumplidos de guerra de alta intensidad lanzada por Rusia a las puertas de Europa, estas vigilancias se han convertido en trabajo más que frecuente para la Armada. Los 65 seguimientos a buques de guerra rusos que confirman fuentes del Estado Mayor de la Defensa (EMAD) pueden no ser la cifra total, pues una parte de esta actividad es secreta.

Vista del buque ruso Lady Maria desde el patrullero español Atalaya el pasado 3 de febrero a su paso por aguas de interés preferente de España. EMAD / EMAD
La mayor parte de unidades navales rusas detectadas son buques de superficie, confirman las mismas fuentes. Cuando han sido submarinos los que han pasado, “suelen hacerlo acompañados por algún buque de apoyo”, refieren. Desde el Mando de Operaciones (MOPS) de las Fuerzas Armadas, del que dependen estas OPVD, confirman que “se ha experimentado un incremento en el número de tránsitos de buques de la Federación Rusa por nuestros espacios marítimos de interés”. Este incremento se produce “tras la caída del régimen de Al Assad” en Siria.
A distancia
La mayoría de avistamientos y persecuciones tienen lugar en aguas mediterráneas. No trascienden travesías en torno a las islas Canarias, si bien al menos uno de los barcos que intervienen en estas misiones, el buque de acción marítima Tornado, zarpa del arsenal de Las Palmas, y el Mando Naval de Canarias participa en la vigilancia.
Se han localizado también buques rusos operando en las costas gallegas. En diciembre pasado, incluso frente a la desembocadura del río Miño. Fuentes del MOPS indican que no solo se hacen seguimientos: también se custodia la infraestructura española submarina, los preciados cables de comunicaciones.
Algunos de los marinos consultados por este diario prefieren emplear la palabra “monitorización”. No todas esas monitorizaciones se hacen en aguas españolas. El seguimiento más reciente, difundido por el EMAD el pasado día 10, lo hizo cerca de Alejandría (Egipto) la fragata Álvaro de Bazán tras el submarino Krasnodar -de la clase Kilo II, capaz de lanzar misiles Kalibr- y un barco de apoyo, el remolcador Evgeniy Churov.

Submarino ruso Krasnodar con un buque de apoyo / EMAD
A menudo no es un solo barco español el movilizado. El pasado 10 de enero culminó una racha nutrida de vigilancias. Participaron las fragatas Victoria y Blas de Lezo, y el patrullero de altura Tornado. La zona de operaciones fue el mar de Alborán, el golfo de Cádiz y la fachada atlántica. El Tornado siguió al submarino Novorossysk, que navegaba desde el Mediterráneo oriental hacia el norte de Europa cuando fue localizado al sur de las Baleares. Después, ya en la frontera con Portugal, lo siguió la fragata Blas de Lezo.
La Victoria, por su parte, zarpó para localizar y seguir a la fragata Golovko, que a su vez estaba escoltando a un mercante ruso, el Lady María, pero en su travesía también detectó al petrolero de aprovisionamiento Altay, que suele surtir a las unidades rusas en la bahía de Orán.
Paso inocente
Entre el incremento del paso de buques rusos hay rumbos obligados para marinas de guerra de todo el mundo, explican fuentes no oficiales de la Armada. Por ejemplo, para salir del Mediterráneo al Atlántico o viceversa. En esos casos las del Estrecho de Gibraltar son “aguas de paso inocente”.
Los buques españoles que han realizado seguimientos son de tres clases: fragatas de las series F-80 y, más modernas, F100; buques de acción marítima como el Tornado y patrulleros de la clase Serviola. Por motivos de “seguridad operativa” las fuentes consultadas en el EMAD no explican en qué casos opta por uno u otro tipo de buques el Mando Operativo Marítimo, o MOM, que lleva a cabo las vigilancias.
Las OPVD “son coherentes y similares con los seguimientos que realizan otros miembros de la OTAN en similares circunstancias -indican en el Mando de Operaciones-. Además, se coordinan con los buques aliados”. Se hace de tal manera que las distintas marinas de la Alianza se van pasando la misión según transita el buque ruso por sus aguas.
Bajo el agua
Defensa no tiene -o no difunde- datos sobre cuántos submarinos rusos puede haber operando en este momento en el Mediterráneo ni qué derrotas siguen, que pudieran ayudar a comprender sus necesidades o sus actividades entre las penínsulas itálica e ibérica.
Pero hay indicadores de su comportamiento. Los submarinos rusos localizados operando sumergidos, conectan en superficie con un “mother ship” o barco nodriza que les da asistencia.
En ocasiones es un solo barco para un solo submarino, para aprovisionar y trasvasar personal. Es el caso del último avistamiento difundido por el EMAD, el del submarino ruso Krasnodar.
En otras ocasiones, el buque nodriza puede colocarse en un punto central del Mediterráneo -con frecuencia a la altura de Sicilia o en la vertical de Mallorca- para dar asistencia a uno, dos o tres submarinos. “Generalmente, no se sitúan a más de 2.000 millas del submarino, o a no más de una jornada de navegación”, explica de forma no oficial un alto jefe de la Armada, conocedor de las operaciones.

Buque de Acción Marítima Tornado / Armada
Los barcos de apoyo no se consideran buques de guerra, aunque su misión sea enteramente millitar. Suelen clasificarse como buques multipropósito, a menudo más enfocados a la comida o las reparaciones que a servir de escolta.
Estos barcos de asistencia se han vuelto muy necesarios para los sumergibles rusos en el Mediterráneo, pues Rusia no cuenta con bases navales en este mar, una vez perdido el control de los muelles sirios de Tartús, y mientras no logre edificar otra, que podría acondicionar en la costa de Libia.
Boris hace fotos
Fuentes militares no oficiales consultadas no describen un solo patrón de comportamiento de los marinos rusos cuando son avistados y seguidos por la Armada. Como es habitual en buques de guerra de la Federación Rusa, no hacen uso continuo del sistema AIS, obligatorio en la marina mercante, que sirve para mantener localizados a los barcos en una travesía, y acudir al rescate en cualquier catástrofe. “Lo apagan”, certifica un comandante español.
Sin medios aéreos muy avanzados o sónar de última generación es más difícil localizar a los submarinos en aguas profundas, más abajo de los 125 metros, pero los sumergibles se hacen más perceptibles cuando navegan a cota de seguridad, a profundidad de 50 metros la que permite emerger rápidamente en caso de necesidad. Es la cota más recomendable para navegar sumergidos en el Mediterráneo, que es mar de aguas someras.
Las tripulaciones española y rusa, seguidora y seguida, no mantienen contacto. En ocasiones “los rusos se acercan y se ponen a fotografiar nuestra fragata igual que nosotros les grabamos a ellos”, relata una de las fuentes militares no oficiales. Pero no cuenta gesto alguno de provocación que acompañe a esas demostraciones.
Poner a prueba
Ocurre a veces con el tránsito de buques de guerra rusos en aguas de interés de España algo parecido a los encuentros que, sobre el Báltico o en las proximidades de la franja de Kaliningrado, han tenido los pilotos españoles de caza con sus homólogos rusos: el avión seguido hace de repente quiebros, maniobras extrañas, entra y sale rápidamente en espacio aéreo vetado. Lo hacen “muy a menudo -explica un teniente coronel del Ejército del Aire- para medir nuestro tiempo de reacción y comprobar cómo lo hacemos”.
Marinos españoles que han participado en estas operaciones de vigilancia y disuasión han apreciado en los buques rusos un comportamiento a veces similar. “Hacen rumbos anárquicos -explican- como si necesitaran obtener información de nuestros procedimientos, y es el modo que tienen de conseguirla”.

El submarino ruso Novorossysk, en superficie en aguas de interés de España / EMAD
Esa intención se sospecha también en casos de submarinos rusos que, bajo la superficie, suben a cota de snorkel, se sumergen de nuevo, vuelven a emerger... Es la profundidad para sacar al aire antenas y escuchar o recibir señal de satélite.
Con la experiencia que proporcionan estas situaciones también se adiestra la tripulación española.
Misiones OTAN
A lo largo de 2024, la Armada no solo ha vigilado a la marina de guerra rusa en espacios marítimos de interés de España. En el arranque de diciembre pasado, sin ir más lejos, la fragata Cristóbal Colón participó en una vigilancia OTAN a una escuadra rusa al este de Chipre.
Integrada en la SNMG-2, la segunda Agrupación Naval Permanente de la OTAN, la Cistóbal Colón se situó a distancia de observación de dos fragatas rusas de la clase Almirante Gorshkov, y una tercera, de la clase Almirante Grigorovich. Sumergido, interactuaba con ellas un submarino de la clase Kilo II. Y en el aire cazas, helicópteros y aviones rusos de patrulla.
Entre las actividades que avistó la fragata española, el lanzamiento de varios misiles hipersónicos como adiestramiento de ese grupo naval.
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