El futuro de la legislatura
La cara oculta de la amnistía a Puigdemont: el Gobierno teme que Junts termine de despegarse
Los socialistas dudan de si la concesión de la medida de gracia al expresident, que se espera para verano u otoño, servirá para que los posconvergentes reafirmen su apoyo a Sánchez o aumenten su distancia, al considerar que ya "no necesitan" al jefe del Ejecutivo

Carles Puigdemont, en Bruselas. / JOHN THYS / EFE
El próximo 11 de junio se cumplirá un año de la entrada en vigor de la ley de amnistía y Carles Puigdemont continúa sin beneficiarse de ella. Ni el Gobierno ni Junts contaban con este largo retraso cuando pactaron la norma, a cambio del apoyo de los posconvergentes y ERC a la investidura de Pedro Sánchez. Pero el Tribunal Supremo, en una interpretación muy controvertida, consideró que la medida de gracia no era aplicable al expresident de la Generalitat de Catalunya. Según los magistrados, la ley deja fuera de la medida de gracia el delito de malversación por el que se encuentra procesado.
Fuentes de la Moncloa anticipan que el Tribunal Constitucional (TC) concederá la razón en los próximos meses al líder de Junts, ya que el artículo 1.4 de la norma señala, a su juicio, lo contrario que interpreta el Supremo y la “voluntad del legislador queda meridianamente clara en la exposición de motivos”. Pero a partir de aquí, los socialistas no tienen certezas sobre lo que ocurrirá en el plano político.
En principio, continúan los colaboradores de Sánchez, el fallo del TC, de mayoría progresista, debería conllevar que Puigdemont reforzase el apoyo parlamentario de los siete diputados posconvergentes al Ejecutivo central, al ver que gracias a la amnistía prometida puede volver a Catalunya. “Pero también puede que ocurra todo lo contrario -señalan los mismos interlocutores-. Puede que en lugar de reblandecerse, se despegue definitivamente de nosotros y retire su respaldo al concluir que ya no nos necesita”.
Si el mal augurio se llegara a cumplir, esta compleja legislatura, marcada por la dependencia absoluta que tiene Sánchez de un heterogéneo bloque de investidura donde conviven formaciones de izquierda y derecha, se pondría aún más cuesta arriba para Sánchez. Los Presupuestos Generales del Estado de 2026, que los socialistas confían en aprobar tras haber renunciado a los de este año (aunque oficialmente el Gobierno insista en que lo sigue intentando), serían prácticamente imposibles, profundizando en la sensación de inestabilidad y aumentado la presión del PP para que el jefe del Ejecutivo convoque elecciones generales anticipadas.
Los tiempos del Constitucional
El pasado 7 de abril, durante un coloquio celebrado en el Ateneo de Madrid, el presidente del Constitucional, Cándido Conde-Pumpido, explicó que el primer recurso contra la ley de amnistía, presentado por el PP, quedaría resuelto antes del verano. Después llegaría el turno del resto, así que los cálculos de fuentes jurídicas y gubernamentales estiman que la situación de Puigdemont debería estar despejada en otoño como muy tarde.
Los socialistas confiesan moverse en la incertidumbre sobre lo que pasará entonces en el plano político. Los contactos con Junts son constantes, con reuniones prácticamente mensuales en Suiza ante el mediador internacional, el diplomático salvadoreño Francisco Galindo. Pero en el círculo de Sánchez explican que los posconvergentes no han aclarado si la concesión de la amnistía a Puigdemont hará que reafirmen su apoyo al Gobierno, se despeguen por completo o sigan como hasta ahora, apretando al PSOE o dándole oxígeno en función de las circunstancias y de la iniciativa que se someta a votación en el Congreso.
Junts, de momento, condiciona su actitud ante la coalición del PSOE y Sumar a los “avances” en tres carpetas. La delegación a Catalunya de las competencias en migración, plasmada en una ley registrada junto a los socialistas que de momento sigue sin calendario de aprobación, debido sobre todo al rechazo de Podemos, indispensable para que la norma salga adelante. La oficialidad del catalán en la UE. Y la aplicación de la amnistía a su líder, un terreno en el que también piden un gesto simbólico, que denominan “amnistía política” y consiste en una reunión pública entre Sánchez y Puigdemont.
Pero en la Moncloa rechazan que una cita de este tipo vaya a producirse a corto plazo, cuando la formación independentista no ha reafirmado su respaldo a Sánchez en forma, por ejemplo, del compromiso de votar a favor de los Presupuestos del año que viene.
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