No son las primeras ni las últimas Fallas de Burriana en las que la lluvia ha sido la protagonista, pero las del 2022 han resultado más complicadas por los cambios en la programación debido a las inclemencias meteorológicas. Contra viento y marea, los falleros no han desistido y han culminado con la cremà la semana grande de los festejos josefinos pese a que el paraguas ha sido el complemento más visto durante estos días.
El día de Sant Josep arrancaba desapacible y lluvioso, aunque, pasado el mediodía, una breve tregua permitió disfrutar de la segunda y última mascletà. Cabe recordar, que el pasado jueves el consistorio informó de la suspensión de los actos previstos y los espectáculos pirotécnicos por las rachas de viento y las precipitaciones. Por eso, las ganas del mundo fallero por sentir la pólvora fueron suficientes para luchar contra las inclemencias y, así, las reinas falleras de la ciudad, Sandra Candau y Ana Giménez, junto a sus cortes de honor y damas de la ciudad, lanzaron el grito que daba inicio al color y el fuego y encendieron la traca inicial.
Ofrenda inusual
La previsión meteorológica acertó la ausencia de lluvia por la tarde por lo que la ciudad vivió una inusual ofrenda a la Mare de Déu de la Misericòrdia vespertina. Pese a los avatares, fueron muchos los vecinos que llenaron el recorrido hasta el tapiz de la plaza Mayor y falleros de todas las edades entregaron sus ramos a la virgen con devoción y desafiando las bajas temperaturas.
También la alcaldesa, Maria Josep Safont, acompañada por sus nietos y la concejala de Fallas, Sara Molina llevaron sus ramos hasta lo alto del escenario. Finalmente, las máximas dignatarias cerraron con sentida emoción el homenaje a la patrona. Como anécdota, en el momento en que la Agrupació Filharmónica Borrianenca se disponía a tocar la Marcha de la Ciudad, un intenso, pero breve aguacero frustró la interpretación que suele poner el broche de oro al acto.
Seguidamente, las comisiones comenzaron a preparar los monumentos infantiles con el despliegue pirotécnico para comenzar la cremà. El agua complicó en algunos momentos la quema de las figuras que los falleros tuvieron que salvar con más gasolina y un grado mayor de paciencia.
Fuego purificador
Ya comenzada la noche, fue el turno del fuego purificador para las fallas grandes que transcurrió sin más incidentes gracias al operativo preparado por el Consorcio Provincial de Bomberos, Policía Local y Vía Pública. Las cenizas y el humo reflejaron el recuerdo de las presentes en que han recobrado el calendario habitual tras la suspensión por la pandemia y ahora solo queda fijar la vista y esperanza en las del 2023.
