La Recua Arriera, que simboliza la reata de mulos, que en el siglo XVIII iba ataviada con las alforjas repletas de la prestigiosa cerámica del Conde de Aranda, y junto a ella los comerciantes dispuestos a recorrer todo el territorio nacional para vender las piezas recién salidas de la Real Fábrica de Loza y Porcelana, regresó ayer a l’Alcora tras dos años de viajes por toda España -se les despidió en la recreación de 1 de mayo del 2019--. Una tradición, la de la Recua Arriera, de tal magnitud que incluyo Goya la inmortalizó en su cuadro El Cacharrero, expuesto en el Museo del Prado de Madrid.
El regreso de la Recua Arriera a l'Alcora
La Recua Arriera, que simboliza la reata de mulos, que en el siglo XVIII iba ataviada con las alforjas repletas de la prestigiosa cerámica del Conde de Aranda, y junto a ella los comerciantes dispuestos a recorrer todo el territorio nacional para vender las piezas recién salidas de la Real Fábrica de Loza y Porcelana, regresó ayer a l’Alcora tras dos años de viajes por toda España -se les despidió en la recreación de 1 de mayo del 2019--. Una tradición, la de la Recua Arriera, de tal magnitud que incluyo Goya la inmortalizó en su cuadro El Cacharrero, expuesto en el Museo del Prado de Madrid.
El regreso de la Recua Arriera a l'Alcora
La Recua Arriera, que simboliza la reata de mulos, que en el siglo XVIII iba ataviada con las alforjas repletas de la prestigiosa cerámica del Conde de Aranda, y junto a ella los comerciantes dispuestos a recorrer todo el territorio nacional para vender las piezas recién salidas de la Real Fábrica de Loza y Porcelana, regresó ayer a l’Alcora tras dos años de viajes por toda España -se les despidió en la recreación de 1 de mayo del 2019--. Una tradición, la de la Recua Arriera, de tal magnitud que incluyo Goya la inmortalizó en su cuadro El Cacharrero, expuesto en el Museo del Prado de Madrid.
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La Recua Arriera, que simboliza la reata de mulos, que en el siglo XVIII iba ataviada con las alforjas repletas de la prestigiosa cerámica del Conde de Aranda, y junto a ella los comerciantes dispuestos a recorrer todo el territorio nacional para vender las piezas recién salidas de la Real Fábrica de Loza y Porcelana, regresó ayer a l’Alcora tras dos años de viajes por toda España -se les despidió en la recreación de 1 de mayo del 2019--. Una tradición, la de la Recua Arriera, de tal magnitud que incluyo Goya la inmortalizó en su cuadro El Cacharrero, expuesto en el Museo del Prado de Madrid.
El regreso de la Recua Arriera a l'Alcora
La Recua Arriera, que simboliza la reata de mulos, que en el siglo XVIII iba ataviada con las alforjas repletas de la prestigiosa cerámica del Conde de Aranda, y junto a ella los comerciantes dispuestos a recorrer todo el territorio nacional para vender las piezas recién salidas de la Real Fábrica de Loza y Porcelana, regresó ayer a l’Alcora tras dos años de viajes por toda España -se les despidió en la recreación de 1 de mayo del 2019--. Una tradición, la de la Recua Arriera, de tal magnitud que incluyo Goya la inmortalizó en su cuadro El Cacharrero, expuesto en el Museo del Prado de Madrid.
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La Recua Arriera, que simboliza la reata de mulos, que en el siglo XVIII iba ataviada con las alforjas repletas de la prestigiosa cerámica del Conde de Aranda, y junto a ella los comerciantes dispuestos a recorrer todo el territorio nacional para vender las piezas recién salidas de la Real Fábrica de Loza y Porcelana, regresó ayer a l’Alcora tras dos años de viajes por toda España -se les despidió en la recreación de 1 de mayo del 2019--. Una tradición, la de la Recua Arriera, de tal magnitud que incluyo Goya la inmortalizó en su cuadro El Cacharrero, expuesto en el Museo del Prado de Madrid.
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La Recua Arriera, que simboliza la reata de mulos, que en el siglo XVIII iba ataviada con las alforjas repletas de la prestigiosa cerámica del Conde de Aranda, y junto a ella los comerciantes dispuestos a recorrer todo el territorio nacional para vender las piezas recién salidas de la Real Fábrica de Loza y Porcelana, regresó ayer a l’Alcora tras dos años de viajes por toda España -se les despidió en la recreación de 1 de mayo del 2019--. Una tradición, la de la Recua Arriera, de tal magnitud que incluyo Goya la inmortalizó en su cuadro El Cacharrero, expuesto en el Museo del Prado de Madrid.
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La Recua Arriera, que simboliza la reata de mulos, que en el siglo XVIII iba ataviada con las alforjas repletas de la prestigiosa cerámica del Conde de Aranda, y junto a ella los comerciantes dispuestos a recorrer todo el territorio nacional para vender las piezas recién salidas de la Real Fábrica de Loza y Porcelana, regresó ayer a l’Alcora tras dos años de viajes por toda España -se les despidió en la recreación de 1 de mayo del 2019--. Una tradición, la de la Recua Arriera, de tal magnitud que incluyo Goya la inmortalizó en su cuadro El Cacharrero, expuesto en el Museo del Prado de Madrid.
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La Recua Arriera, que simboliza la reata de mulos, que en el siglo XVIII iba ataviada con las alforjas repletas de la prestigiosa cerámica del Conde de Aranda, y junto a ella los comerciantes dispuestos a recorrer todo el territorio nacional para vender las piezas recién salidas de la Real Fábrica de Loza y Porcelana, regresó ayer a l’Alcora tras dos años de viajes por toda España -se les despidió en la recreación de 1 de mayo del 2019--. Una tradición, la de la Recua Arriera, de tal magnitud que incluyo Goya la inmortalizó en su cuadro El Cacharrero, expuesto en el Museo del Prado de Madrid.
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La Recua Arriera, que simboliza la reata de mulos, que en el siglo XVIII iba ataviada con las alforjas repletas de la prestigiosa cerámica del Conde de Aranda, y junto a ella los comerciantes dispuestos a recorrer todo el territorio nacional para vender las piezas recién salidas de la Real Fábrica de Loza y Porcelana, regresó ayer a l’Alcora tras dos años de viajes por toda España -se les despidió en la recreación de 1 de mayo del 2019--. Una tradición, la de la Recua Arriera, de tal magnitud que incluyo Goya la inmortalizó en su cuadro El Cacharrero, expuesto en el Museo del Prado de Madrid.
La Recua Arriera, que simboliza la reata de mulos, que en el siglo XVIII iba ataviada con las alforjas repletas de la prestigiosa cerámica del Conde de Aranda, y junto a ella los comerciantes dispuestos a recorrer todo el territorio nacional para vender las piezas recién salidas de la Real Fábrica de Loza y Porcelana, regresó ayer a l’Alcora tras dos años de viajes por toda España -se les despidió en la recreación de 1 de mayo del 2019--. Una tradición, la de la Recua Arriera, de tal magnitud que incluyo Goya la inmortalizó en su cuadro El Cacharrero, expuesto en el Museo del Prado de Madrid.