Una vida entregada al mar. Esta es sin duda la mejor forma para definir el estilo de vida de Paula Gozalvo, más conocida en las redes como @Allende.losmares. Esta castellonense es una enamorada de la navegación, y afronta el próximo 3 de febrero un nuevo proyecto personal que arranca en Castellón y la llevará hasta las frías aguas de la Antártida, no sin antes recorrer más de 15.000 kilómetros.

La vida de esta joven dio un vuelco de 180 grados cuando finalizó sus estudios de arquitectura, fue entonces cuando decidió coger la mochila y viajar sin más objetivo que el de recorrer mundo para intentar descubrirse a ella misma. Esta aventura le tenía preparada un experiencia que le cambiaría la vida.

Un nuevo rumbo

Era final del 2014 cuando el destino le presentó que no dejó escapar. Paula se encontraba en Gran Canaria cuando decidió subirse al 'No estrés', un barco que tras 16 días de travesía llegaría a su destino, el Caribe. Esta sería la primera de las ya incontables aventuras que la castellonense ha realizado por el mar.

Paula navegando durante una tormenta

Tras la satisfacción que le provocó la primera experiencia surcando las aguas del Atlántico, su decisión no se hizo esperar. Decidió realizar todos los cursos pertinentes para convertirse en capitana de yate y patrona profesional de embarcaciones de recreo.

Actualmente, y gracias a estos permisos, es ella quien puede tripular gran parte de sus travesías, de hecho incluso realiza trabajos de traslados de veleros, generalmente con barcos de compra y venta o nuevos de astillero.

Navegación astronómica

Lejos de disminuir, su pasión por la navegación no hizo más que crecer con el paso del tiempo, llegando al punto de organizar una competición de navegación astronómica que, bajo el nombre de Stella Oceani, celebró su primera edición en 2018.

Esta Celestial navigation Rally consiste en realizar una travesía de más de 500 millas en la que las flotas participantes no pueden utilizar GPS, el cual sustituyen por el sextante. Un instrumento que permite medir el ángulo que hay entre dos objetos, como un astro, que puede ser el Sol, y el horizonte.

Al saber la elevación del Sol y la hora del día, se puede determinar la latitud a la que se encuentra el observador gracias a unos sencillos cálculos matemáticos realizados a partir de las lecturas obtenidas.

Paula con un sextante durante una de sus navegaciones

A diferencia de las regatas más comunes, que se guían por la velocidad y el tiempo, aquí el vencedor es aquel que consigue finalizar la travesía habiéndose acercado más a las coordenadas que se marcan en los diferentes puntos de control. Algo que tiene cierta dificultad, ya que todos los cálculos para predecir la ubicación se hacen con el mencionado sextante.

Cabe apuntar que el recorrido original se hacía en el Atlántico, en una travesía desde Cádiz hasta Canarias, siendo este un gran desafío ya que que no se veía tierra durante aproximadamente una semana. Sin embargo, la situación de la pandemia del coronavirus ha obligado a modificar el recorrido pasándose al mar Mediterráneo.

Un nuevo objetivo, la Antártida

El próximo reto obligará a Paula a lidiar con una ruta muy exigente. Una aventura junto a otros 15 tripulantes, guiados por el capitán Pedro Jiménez, que irá desde el puerto de Ushuaia hasta la Antártida, atravesando el peligroso 'Paso de Drake', y llegando a unas costas sin faros, sin puertos, y con icebergs.

Las características del itinerario, que es indicativo puesto que puede variar por los temporales, hablan por sí solas, pero la castellonense se muestra entusiasmada: "La recompensa será enorme, para un navegante lo emocionante es elegir la estrategia, comprender y adaptarse a la meteorología concreta del lugar, que en este caso tendrá unas característica donde las borrascas no cesan, no hay continente alguno que pare el viento y las olas, llegar es en sí será éxito, una travesía para recordar".

Paula Gozalvo, una castellonense que navegará en velero hasta la Antártida

Barco con el que Paula realizará la travesía a la Antártida

Paula, que cumplirá los 34 años durante su viaje, reconoce que: "Otra gran motivación será utilizar el sextante en ese punto del globo. Estoy acostumbrada a recurrir al instrumento en los mares que rodean la península, y allí la situación será distinta, el cielo es diferente, la posición de las estrellas... Estoy segura que podré aprender mucho".