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Busca y encuentra lo bello en todo

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Los 10 caminos

¿Qué se considera belleza en Japón?

Wabi-sabi e Iki son dos valores fundamentales de la estética japonesa, en la que se valora lo sencillo, lo sutil y elegante como parte de la belleza.

El japonés Junichiro Tanizaki desgrana en “El elogio de la sombra” la diferencia entre los modos de mirar y de entender la belleza en Occidente y en Oriente.

Apreciar la belleza de las pequeñas cosas nos impulsa en el camino hacia la felicidad.

“En Occidente, el más poderoso aliado de la belleza fue siempre la luz; en la estética tradicional japonesa lo esencial está en captar el enigma de la sombra”. Así comienza el ensayo “El elogio de la sombra” (1933), del escritor japonés Junichiro Tanizaki, en el que afirma que en Japón todo lo bello brota de la oscuridad. Bajo este prisma y a través de numerosos ejemplos, el autor, figura imprescindible de la literatura nipona, nos habla de luces y sombras y de como en este juego de claroscuros nace la verdadera belleza. ¿Qué nos enseña esta obra sobre los japoneses y su manera tan distinta de entender la belleza?

Busca y encuentra lo bello en todo

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“Así como una piedra fosforescente, colocada en la oscuridad, emite una radiación y expuesta a plena luz pierde toda su fascinación de joya preciosa, de igual manera la belleza pierde su existencia si se le suprimen los efectos de la sombra”

Junichiro Tanizaki

Aunque “El elogio de la sombra” data de hace casi un siglo, muchos de los ejemplos de Tanizaki siguen vigentes e ilustran con claridad como los ciudadanos del país del sol naciente tienen la capacidad o virtud de “buscar y encontrar lo bello en todo”. Así lo afirma también Masaki Ishiguro en su libro “25 hábitos japoneses para vivir mejor”, donde repasa las costumbres y formas de ser y actuar que mejor representan a la población japonesa.

En Occidente no se entiende la belleza sin la presencia de la luz, una identificación que viene de la antigüedad. Ya en la Edad Media la “estética de la luz” relacionaba la luz, la luminosidad, el esplendor, con lo divino, un concepto que tuvo una importancia trascendental en el arte gótico, arraigó en la sociedad y se ha perpetuado hasta nuestros días. Hoy, la luz juega un papel fundamental en la arquitectura, pero también en el estado de ánimo y la salud.

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Pero Tanizaki e Ishiguro cuentan que en Oriente sucede lo contrario. Mientras en occidente, nos hemos olvidado del poder de la sombra, en Japón todo cobra sentido a través de ella. Poner en valor la penumbra, el matiz, lo sutil, es la es la clave para entender el color de las lacas, de la tinta o de los trajes del teatro nô; para aprender a apreciar el aspecto antiguo del papel o de la pátina que el paso del tiempo deja en los objetos; para captar la belleza en la llama vacilante de una lámpara y descubrir el alma en sus espacios y elementos arquitectónicos. Incluso, el cine japonés, con su trabajo con el contraste de luz y oscuridad y su gusto por los susurros, las elipsis y las pausas, puede relacionarse con este elogio a la sombra y, también, con la estética del vacío, muy presente en las artes y el diseño japonés.

Iki y la belleza sencilla y sutil

Como se ve en las cerámicas raku o los jardines tradicionales japoneses, en esta cultura las formas bellas son las que se inspiran en la naturaleza, son las formas no rebuscadas o elaboradas, son las cosas pequeñas por encima de las grandes construcciones. La tradicional belleza japonesa expresa un delicado sentido del equilibrio, elimina todo, excepto los elementos esencialmente verdaderos para crear preciosos espacios abiertos en torno a formas simples. En todo momento se huye de la obviedad y la sobreexposición occidental, como señala Tanizaki, y se potencia el concepto de que “menos es más”.

Búsqueda constante de la calidad

Al abordar estas cuestiones, Ishiguro remite al concepto Wabi-sabi, que junto al Iki son dos de los valores fundamentales de la estética japonesa. El Wabi-sabi representa lo imperfecto, lo impermanente, lo incompleto, y también hace hincapié en la simplicidad y en la sobriedad. El Iki se traduce comúnmente como la belleza de la elegancia, la cortesía y el refinamiento sutil. Bajo este precepto se busca la elegancia, lo sensual y lo chic, sin caer en lo exuberante, lo rudo y vulgar.

Una persona o cosa sería Iki y, también, wabi-sabi si es original, sosegada, refinada, sofisticada, pero sin ser ostentosa o complicada. Las geishas, con su belleza, misterio y sensualidad, lo son. También, un vehículo de ADN 100% japonés como el nuevo Nissan ARIYA.

Respaldados en su rica herencia y larga trayectoria en el diseño automotriz, los diseñadores de la marca apuestan por vehículos donde se resalta la belleza más pura y esencial. En concreto, en la concepción y diseño de este SUV eléctrico destacan los ideales de equilibrio, simplicidad, sobriedad y refinamiento en los que se basa la estética japonesa. Se aprecian en sus formas, con una silueta equilibrada, elegante, definida y poderosa, que evoca a la naturaleza. Y también, en su interior amplio, espacioso, simple y minimalista donde se emplean controles muy simples, poco recargados en su aspecto estético, pero sobre todo fáciles de usar e interpretar. Así, la obviedad de los controles tradicionales se sustituye por la sutileza de controles casi invisibles que permanecen “ocultos” en la superficie lisa del panel cuando no están en uso. Muchas veces, al tratarse de tecnología es fácil caer en lo llamativo y aparatoso, pero Nissan pone a disposición de las personas los avances más sofisticados de manera sencilla. En el nuevo Nissan ARIYA, la vanguardia se integra de forma natural y sutil y propicia una experiencia Premium para todos los ocupantes y un conducción intuitiva, cómoda y serena. Belleza en movimiento. Iki en estado puro.

Búsqueda constante de la calidad

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Además, modernidad y tradición se abrazan en este vehículo con la presencia de elementos basados en patrones kumiko, una técnica tradicional japonesa de carpintería. Gracias al uso de estos motivos en varios lugares dentro de la cabina se logra, por ejemplo, matizar el brillo de la iluminación consiguiendo una atmósfera sutil y tenue que hasta el mismo Tanizaki hubiera elogiado.

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Los japoneses, con su visión de la belleza, nos inspiran a la hora de buscar y encontrar lo bello en todo y a apreciar la riqueza en las cosas más sencillas. Dichos ideales pueden aplicarse a todo lo que nos rodea e, incluso, en el desarrollo personal. Así como uno puede admirar la sutileza, encontrar la belleza tras las sombras o admirar una grieta en un cuenco, también puede aprender a apreciar las imperfecciones que nos caracterizan y nos hacen únicos y diferentes. Así, la belleza de las pequeñas cosas nos impulsa en el camino hacia la felicidad.

REFLEXIÓN