EEUU piensa seguir insistiendo por la vía diplomática a Corea del Norte a que renuncie a su programa nuclear, al tiempo que considera justificado el tono relativamente conciliador de su postura respecto al régimen de Pyongyang, contrariamente a la actitud belicista que esgrime Washington hacia Irak.

La Casa Blanca quiso salir ayer al paso de las acusaciones vertidas por la prensa europea y por algunos gobiernos acerca del "doble rasero" con el que Washington mide el desafío nuclear norcoreano respecto a la crisis de Irak. Un portavoz de la presidencia norteamericana vino a decir que Bagdad ya ha gozado de "suficientes" oportunidades para solucionar sus contenciosos por la vía diplomática, mientras que Corea del Norte aún tiene que agotar esta vía.

LÍNEA DIPLOMÁTICA

Siendo fiel a su línea política relativamente conciliadora hacia Pyongyang, el secretario de Estado norteamericano adjunto, James Kelly, declaró ayer en Corea del Sur, que "por supuesto, queremos hablar con Corea del Norte de su respuesta respecto a la eliminación de las armas nucleares".

La respuesta norcoreana vino de la mano del embajador en Moscú, Pak Ui-chun, quien aseguró que su país estaba dispuesto a volver al tratado de no proliferación nuclear (TNP) pero que consideraría la imposición de sanciones como "una declaración de guerra".