El presidente de EEUU, George Bush, se comprometió ayer a permitir que el pueblo iraquí decida cómo será su nuevo Gobierno y aseguró que "Irak será democrático", en un discurso realizado en Dearborn, localidad del estado norteamericano de Michigan, donde gran parte de sus residentes son de origen árabe. Bush aprovechó para conminar de nuevo a la ONU a que levante las sanciones impuestas a Irak en el año 1990, que impiden vender libremente sus ricas reservas de petróleo.

Pero el presidente estadounidense se centró principalmente en realzar el aplastamiento del régimen iraquí, profundamente odiado por su audiencia. "Vosotros sois la prueba viviente de que los iraquís aman la libertad y de que pueden florecer en democracia", recalcó Bush, arrancando vítores de sus oyentes.

Antes del discurso, el mandatario norteamericano se entrevistó con 17 iraquí-norteamericanos y prometió que las tropas estadounidenses que actualmente ocupan el país iraquí llevarán a Irak estabilidad, libertad y democracia.