Varias fosas comunes, con cerca de 15.000 cadáveres, víctimas de la represión del régimen de Sadam Husein, fueron halladas la semana pasada por los habitantes de Hilla (en la provincia de Babilonia), a unos 100 kilómetros al sur de Bagdad. Así lo denunció ayer Intifah Qanbar, portavoz del Congreso Nacional Iraquí (CNI), la fuerza opositora que cuenta con los favores de EEUU, quien de paso cargó contra las autoridades militares de EEUU por no ayudar en la búsqueda de desaparecidos.

"Los cadáveres están siendo desenterrados e identificados con mucha tristeza por los familiares, sin ayuda de los norteamericanos", dijo Qanbar. Qanbar exigió a las autoridades de EEUU y Gran Bretaña que presten mayores esfuerzos en la búsqueda de los centenares de miles de civiles que perdieron la vida como consecuencia del terror de Sadam.

OTRAS PRIORIDADES

Poco más de un mes después del final de la guerra, las potencias ocupantes tienen otras prioridades, como el restablecimiento de los servicios básicos y la formación de un Gobierno. Los esfuerzos de los familiares por desenterrar a sus seres queridos podría dificultar la tarea de hallar a los responsables de las matanzas y llevarlos ante la justicia, según advirtió Saman Zia Zafiri, representante en Bagdad de la organización de derechos humanos Human Rights Watch. "Las fuerzas ocupantes utilizaron los derechos humanos como razón para iniciar esta guerra, pero no parece que estén preparados para afrontar las preocupaciones del pueblo iraquí respecto a los derechos humanos", denunció Zia Zafiri.

Entretanto, Paul Bremer, el alto funcionario estadounidense al frente de la reconstrucción de Irak, suspendió ayer su primer encuentro con la prensa en Bagdad. Jay Garner, el general retirado al que se había encargado en principio la tarea, abandonará Bagdad en las próximas dos semanas tras el traspaso de poderes, según filtraciones a la prensa de EEUU, tras el aluvión de críticas recibidas por su incapacidad para frenar al caos.

"EXPLOSIÓN SOCIAL"

En Najaf, la ciudad santa shií, el líder del Congreso Supremo de la Revolución Islámica en Irak, el ayatolá Mohamed Baqir al Hakim, se mostró ayer conciliador y advirtió del riesgo de una "explosión social" si no se forma pronto un Gobierno estable.