Ante la renovada oleada de violencia que amenaza con anegar en sangre la Hoja de ruta hacia la paz para Oriente Próximo que se lanzó oficialmente hace apenas una semana, el presidente de EEUU, George Bush, condenó ayer en términos muy duros el "terrible atentado" contra un autobús en Jerusalén. Bush exhortó a todos los países del mundo a que hagan lo posible por detener la violencia entre israelís y palestinos.

"Pido a todo el mundo libre, a las naciones que aman la paz, no sólo que condenen los asesinatos, sino que empleen toda su influencia para prevenir que (los atentados) vuelvan a suceder en el futuro", declaró. Además, conminó a la comunidad mundial a "aislar a los que odian tanto que están dispuestos a matar".

La Casa Blanca se volcó telefónicamente en apelar a los dos bandos a que traten de detener la espiral de violencia. Apenas una jornada antes, Bush había criticado el fallido intento israelí de asesinar al líder de la organización radical palestina Hamas, Abdelaziz Rantisi, pero el primer ministro israelí, Ariel Sharon, declaró que "cuando se habla de terrorismo, no hay concesiones".

Ayer, Bush eludió responder si está justificada una represalia israelí contra Hamas, como respuesta al atentado de Jerusalén. De hecho, tal represalia se materializó, ya que helicópteros israelís atacaron a un vehículo en Gaza, causando siete muertos.