El primer ministro británico, Tony Blair, y el presidente ruso, Vladimir Putin, dejaron ayer a un lado sus diferencias sobre Irak, para volcarse en el reforzamiento de los vínculos económicos entre sus dos países. La visita de cuatro días de Putin al Reino Unido, que concluye hoy, se salda con la firma de dos acuerdos históricos en el sector de la energía, que convertirán a los británicos en los mayores inversores extranjeros en Rusia.

"Cualesquiera que hayan sido las diferencias en el pasado sobre Irak, ahora debemos trabajar juntos", señaló Blair. En un tono de gran cordialidad, el primer ministro alabó el liderazgo de Putin, al que rindió tributo "como colega y como amigo", por haber "ofrecido una gran esperanza" al mundo entero.

EL CRUDO

No fue la política sino los acuerdos económicos los que acapararon la atención de la jornada de ayer en Londres. Blair y Putin inauguraron una conferencia sobre energía, para impulsar la cooperación entre los dos países, a cuya sombra se sellaron dos importantes contratos. La compañía British Petroleum (BP) firmó un acuerdo por valor de 5,2 millones de euros para crear junto a la petrolera rusa TNK un consorcio con capacidad para producir 1,2 millones de barriles de crudo al día. La compañía anglo-holandesa Shell invertirá 8,6 millones de euros en el extremo oriente ruso.