Izat Ibrahim al Duri, mano derecha del depuesto presidente Sadam Husein que está acusado por las tropas ocupantes de estar al frente de las operaciones de la resistencia iraquí, burló de nuevo ayer el cerco de unos 1.200 soldados estadounidenses pertenecientes a la 173ª División Aerotransportada. Durante toda la jornada, las fuerzas norteamericanas llevaron a cabo una vasta redada en la localidad de Hawija, a unos 50 kilómetros al sur de Kirkuk, en la que sí lograron capturar a su secretario personal, Saad Mohamed al Duri, según informó la policía local.

Izat Ibrahim "no ha sido capturado en esta redada", admitió al caer la tarde el comandante Doug Vincent, de la 173ª División Aerotransportada. La operación militar se inició con las primeras luces del alba. Durante toda la mañana, las agencias de prensa emitieron informaciones contradictorias acerca de la suerte del vicepresidente del Consejo del Mando de la Revolución.

Un miembro del Consejo de Gobierno Transitorio iraquí, Muafak al Rubai, admitió ante las cámaras de la cadena qatarí Al Jazira que una "personalidad importante" del depuesto régimen iraquí había sido "muerto o capturado" en esta operación, desatando los rumores de una posible captura de Al Duri.

GRAVE ENFERMEDAD Izat Ibrahim, de 67 años, se convirtió de facto en el número dos del depuesto régimen iraquí. La semana pasada, la esposa y la hija de Ibrahim cayeron en manos de las tropas estadounidenses. Izat Ibrahim padece una enfermedad que le obliga a someterse a tratamiento médico, lo que reduce sus posibilidades de escapar.

La fallida redada de Hawija no fue el único jarro de agua fría que recibieron las tropas estadounidenses. Tras anunciar a bombo y platillo que fuerzas estadounidenses habían abatido a 54 insurgentes en las proximidades de la localidad de Samarra, ni los periodistas que acudieron ayer hasta el lugar de los hechos ni las tropas norteamericanas hallaron los cadáveres de los muertos, lo que desató especulaciones de que los portavoces militares de EEUU habían exagerado las pérdidas del enemigo en las primeras horas tras la emboscada del domingo.

El general Mark Kimmit, jefe adjunto de las operaciones militares de la coalición en Irak, reconoció el lunes por la noche que ningún cadáver había sido encontrado. Según el director del hospital de Samarra, Abed Tufic, tan sólo ocho civiles perdieron la vida, entre ellos un peregrino iraní. Los enfrentamientos causaron 60 heridos, siempre según la misma fuente.

Lo único que testimoniaba la dureza del tiroteo fue la devastación que sufrieron los barrios donde tuvo lugar el enfrentamiento: Una mezquita tocada, coches calcinados y muros cubiertos de impactos de bala y ametralladora.

La cruenta batalla incluso provocó una dura respuesta diplomática de parte del Gobierno de Teherán. El embajador de Suiza en Teherán, que representa los intereses de EEUU, fue convocado por el ministro de Exteriores, Kamal Kharazi, que calificó de "ciego" el ataque.