En un intento de apuntalar la autoridad de Hamid Karzai, presidente de Afganistán, el secretario de Defensa norteamericano, Donald Rumsfeld, viajó ayer a la localidad de Mazar-i-Sharif para poner paz entre milicias afganas rivales, que han protagonizado duros enfrentamientos armados en los dos últimos años. Durante 45 minutos, Rumsfeld se entrevistó con los dos principales señores de la guerra locales, Abdul Rashid Dostum, comandante de la facción uzbeka de Jumbesh, y Mohamed Ata, que dirige la milicia tayika de Jamiat.

Ata y Dostum "han iniciado un proceso que está en curso, lo cual es un buen comienzo. A qué velocidad irá, no lo sabemos", explicó Rumsfeld.

ESPIRAL DE VIOLENCIA Desde agosto, Afganistán ha entrado en una espiral de violencia que no parece detenerse. En cuatro meses, más de 400 personas han muerto en enfrentamientos entre facciones armadas rivales, el periodo más sangriento desde que el régimen talibán fuera derribado en el 2001. Ayer murió un funcionario local en una emboscada y explotó una granada a 250 metros de la embajada de EEUU.