Francia es víctima de un chantaje sin precedentes en los últimos 20 años. Desde el pasado 14 de diciembre, un grupo terrorista autodenominado AZF ha enviado cartas a varios responsables de la seguridad del país advirtiendo de que ha instalado 10 artefactos explosivos en la red ferroviaria. Para desvelar la ubicación de cada una de las bombas han pedido "cuatro millones de dólares y uno de euros". Las autoridades francesas se han tomado muy en serio la amenaza, hasta el punto de que han intentado pagar a los terroristas.

FILTRACIÓN A LA PRENSA El caso salió a la luz pública ayer, cuando un diario regional publicó las amenazas que los terroristas habían enviado por correo al palacio presidencial del Elíseo y a Interior, entre otros. En una nota a los medios de comunicación, el ministro de Interior, Nicolas Sarkozy, tildó de "irresponsable" el comportamiento de Le Dˆpeche du Midi, la publicación que reveló el chantaje. El Gobierno "siempre ha tomado en serio la amenaza", dijo el director general de la policía, Michel Gaudin, que descartó que el grupo esté vinculado a círculos "islamistas o a la filial chechena".

Para probar que van en serio, el pasado día 21 los terroristas revelaron el lugar exacto de uno de los explosivos, en la línea que une Toulouse y París, cerca de Limoges. Por su composición, se supo que el artefacto podría haber dañado mucho las vías y hacer descarrilar los trenes.