El presidente de Estados Unidos, George Bush, sigue decidido a emplear los atentados del 11-S como arma electoral, pese a la indignación y repulsa de los familiares de las víctimas que generó la utilización de imágenes de aquella tragedia en sus primeros anuncios televisivos electorales, la semana pasada. Bush tenía previsto asistir ayer a la colocación de los cimientos del memorial por los caídos en los atentados del 11-S en East Meadow (Long Island), una localidad cercana a Nueva York, donde vivían 281 de las 3.000 víctimas.

"Me causa problemas pensar en explotar la muerte para fines políticos", declaró ayer William Doyle, que perdió un hijo en las destruidas Torres Gemelas. Sin embargo, el portavoz de la Casa Blanca defendió a Bush. "Le enviaron una invitación para que viniera a mediados de febrero, y el presidente se siente muy honrado en aceptarla y venir a rendir homenaje a los que perdieron la vida trágicamente aquel día de septiembre", subrayó Scott McClellan.

EL POSIBLE IMPACTO Sin embargo, existe una creciente preocupación en medios republicanos sobre el impacto negativo del uso político del 11-S en la campaña electoral de Bush.

"Es algo políticamente torpe y bastante sorprendente", declaró un estratega republicano cercano a la Casa Blanca, mientras otra fuente de ese partido que se mantuvo anónima arremetió contra el presidente estadounidense y sus asesores: "Es difícil encontrar algo que hagan bien salvo recaudar fondos", recalcó.

De hecho, tras la ceremonia en Long Island, Bush tenía previsto dedicar el resto de la tarde a seguir llenando sus arcas electorales, que cuentan ya con una cifra récord, 160 millones de dólares (130,7 millones de euros, 21.800 millones de pesetas), un 60% más que lo recaudado en las elecciones del año 2000, cuando llegó a la Casa Blanca.

El empleo electoral del 11-S por Bush contrasta con su silencio sobre la guerra y ocupación de Irak, un tema que no se mencionó en su polémica campaña inicial de anuncios televisivos electorales. "En el mejor de los casos, es un arma de doble filo para el presidente, pues ha capturado a Sadam, pero las bajas de EEUU son más altas y también las iraquís", explicó el historiador Allan Lichtman.

PÉRDIDA DE APOYO Las encuestas más recientes revelan la creciente pérdida de apoyo popular de Bush. Irak ha dejado de ser una victoria militar que apuntale la reelección del actual presidente estadounidense para convertirse en uno de sus dos principales talones de Aquiles, junto a la economía.

"Estados Unidos es un país con una misión, hemos sido llamados a combatir el terrorismo en todo el mundo y estamos peleando por ello", declaró el presidente norteamericano antes de dar comienzo la ceremonia en Long Island, que debía tener lugar por la tarde para iniciar simbólicamente la construcción de dos torres semitransparentes de aluminio, que representarán a las Torres Gemelas, y reflejarán sus diez metros de altura sobre un estanque. El monumento incluirá un muro con los nombres grabados de las 281 víctimas de la localidad.